El testimonio de Patricia: “No tenía el valor de decirle que no”

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“Mi hija creció viendo cómo su padre me agredía. Yo, con la ansiedad producida por el miedo y la depresión, comía mucho. Llegué a pesar más de 100 kilos por lo que él me maltrataba sicológicamente aludiendo a mi sobrepeso, diciéndome cosas como  que era ´una chancha que le corría la manteca´.

 

Hasta el Centro de la Mujer llegan casos como el de Patricia (43 años), que después de 22 años de haber sobrevivido todas las manifestaciones de violencia por parte de su esposo, fue la hija de ambos quien lo echó  de la casa y le dijo a ella que esta situación no podía seguir sosteniéndose más.  ※Nunca lo amé. Lo conocí a los 16 años y me casé con él a los 18 para poder salir de mi casa, donde no lo estaba pasando bien. En ese tiempo se veía bueno: no tomaba, no fumaba, parecía que no tenía mayores vicios, entonces me pareció bien unirme a él, pese a que durante el pololeo igual ocurrían cosas extrañas que me incomodaban, como que de pronto frente a mí besaba a otra mujer; pero yo no sabía cómo reaccionar.  Recién después de dos años de casados, cuando mi hija tenía 3 meses de edad, durante una reunión que teníamos en mi casa con los sobrinos de él que estaban de visita, con quienes reíamos y celebrábamos, de pronto se paró y se fue al dormitorio donde dormía la niña. Me miró y me hizo un gesto amenazador con el dedo. Luego, sacó a la bebé de su cuna y le puso un cuchillo en su cuello’ ╳se volvió loco!§, recordó.

Desde entonces, la vida de Patricia se convirtió en un calvario. Su marido la agredía de manera física, psicológica, sexual y económica, en episodios marcados por el consumo de alcohol  y estimulados por los celos.

※Mi hija creció viendo cómo su padre me agredía. Yo, con la ansiedad producida por el miedo y la depresión, comía mucho. Llegué a pesar más de 100 kilos por lo que él me maltrataba sicológicamente aludiendo a mi sobrepeso, diciéndome cosas como  que era ╞una chancha que le corría la manteca╞. Muchas veces llegaba borracho y nos comenzaba a tirar las cosas de la casa. Con mi hija teníamos que escapar de noche a caminar, sin saber dónde ir. Es más, una vez que mi hija no estaba, él llegó de noche. Yo me hice la dormida y después de que pasó a verme, bajó a la cocina, abrió todas las llaves de gas y se fue. Si no hubiera sido por mi perro que me alertó con sus ladridos y me obligó a sacar fuerzas para levantarme y salir de mi casa, yo hubiera muerto intoxicada§, relató.

Patricia indicó que en todos esos años, ella no contaba con una red de personas que la hubieran podido apoyar. ※Yo estaba distanciada de mi familia que se fue a Argentina. Además, que cuando una vive esta situación, le da vergüenza y temor a que la gente se pueda a reír de una, así que nunca dije nada y tampoco se me notaba porque siempre lucía sonriente y alegre§, señaló.

Dejar a su hija sin su padre y no saber dónde ir, eran algunas de las causas que frenaron a Patricia para no dejar a su victimario. ※No tenía ni el valor ni las fuerzas para decirle que todo tenía que terminar. No fue hasta que él me tenía del cuello contra la pared, que mi hija le gritó que me deje de hacer daño y que se vaya§.

Tras este hecho, Patricia formalizó su denuncia en Carabineros y  -a diferencia de la decena de veces que ya había concurrido sin concluir el proceso- esta vez solicitó que el Tribunal de Familia retome el caso  y se dejó asesorar por el SernamEG. ※Llegué muy mal al Centro de la Mujer: lloraba todo el rato, no hablaba, estaba deprimida e incluso intenté suicidarme. Aquí me apoyaron  la psicóloga, la orientadora y la abogada. Me dijeron que contara  todo, porque de esa manera me iba a sanar. Hice todo lo que me dijeron que tenía que hacer. Tuve medidas cautelares porque él seguía amenazándome e incluso me pidieron que llevara testigos. Yo pensé que no tenía a quien pedir que declarara a mi favor, pero un día le conté a mi vecina que estaba en juicio y ella misma se ofreció testificar, porque siempre escucharon los gritos y golpes, más de alguna lo enfrentó también. Pero, por lo general, a la gente no le gusta meterse en estos asuntos.  Finalmente, como él no accedió a una rehabilitación y tampoco se presentaba a declarar, fue obligado por tribunales a dejar el hogar y alejarse definitivamente de nosotras§, contó.

Esta situación ocurrió hace ya cuatro años. Después de haber recibido la atención necesaria para superar sus miedos, mejorar su autoestima y salir adelante, Patricia se separó, recientemente se divorció de quien fuera su cónyuge y hace unos dos años pudo rehacer su vida con otra persona que la hace sentir valiosa. ※Una relación de pareja se debe fundar en el respeto mutuo, la confianza y la comunicación, que también es muy importante. Pero, sobre todo, la mujer debe hacerse valer y no aguantar ni siquiera que le levanten la voz. Eso es lo que le enseño a mi hija que hoy es una mujer independiente: debe ser fuerte siempre§, destacó, a la vez de que instó a todas las mujeres que sufren violencia a que se atrevan a denunciar y que acuden a la Casa de Acogida.

※Sin dudas que he superado este problema, he cambiado mucho, pero los recuerdos de lo vivido han dejado una huella muy grande en mí… Ninguna mujer merece que le pase algo similar, sentenció.

 

Proyecto financiado por el Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social Regionales, Provinciales y Comunales