Alejandra Villarroel y su amor por la danza

0 Comments

“He crecido un montón”, dice con orgullo Alejandra Villarroel, pero rápidamente comenta: “Ha sido gracias a mis apoderados y alumnos. No lo hice sola. Lo hice con ellos”.

Desde la pequeña que abrazó la danza desde que Betty Chávez impartía clases de ballet y flamenco en el Hogar Miraflores hasta estos días, han pasado varios años, incluyendo la formación de su familia con dos hijos. Hoy, esta artista autodidacta se ha convertido en una empresaria de la danza, no sólo creando la Academia de Danza Moderna Alejandra Villarroel, sino creando un encuentro regional, el Dance Challenge Magallanes, que el año 2020 reunió a más de 200 bailarines de todo el país de forma online.

“De pequeña, bailaba en los colegios con Betty Chávez. Luego, en el Liceo de Niñas y, cuando egresé, me integré al grupo del Teatro Municipal con Jorge Carvajal”, recuerda.

Al quedar embarazada de su primera hija, debió retirarse momentáneamente y sus sueños de ir a estudiar danza se vieron frustrados.

Pero, aquello no fue óbice para que siguiera aprendiendo en forma autodidacta y que comenzara a formar sus propios grupos de danza. Así nació “Génesis”el año 2000, su agrupación formada por niñas y adolescentes de varios colegios con las cuales comenzaron a participar en distintos torneos.

Vino el segundo hijo y nuevamente debió hacer un alto, para retomar después a lo que ha sido su pasión. En ese tiempo, comenzó a ofrecer clases para los colegios. Está agradecida de la recepción que tuvo de la directora de entonces de la Escuela Patagonia, Nelly Saavedra, quien le abrió las puertas del colegio. “¡Fue lo más maravilloso que me pudo haber pasado!”, confiesa.

Lo mismo le pasó con Laura Campos en la Escuela Portugal y, gracias a este trabajo en establecimientos públicos, comenzaron a invitarla a seminarios de danza fuera de la región. Tuvo apoyo del entonces Consejo de las Culturas, con lo cual logró tomar cursos de danza contemporánea y con coreógrafos de todo el país. “Ahí me di cuenta que no era la única autodidacta y que compartía con muchos colegas el ser profesora por vocación”, comenta.

Largo sería su trabajo en diferentes establecimientos, como el Liceo Experimental, la Escuela 18 de Septiembre, el Instituto Sagrada Familia, entre otros.

“Después quise formar mi propia escuela y coloqué un aviso en La Prensa Austral. Llegaron como 8 pequeñas y realicé con ellas un curso de verano. Las niñas estuvieron enero y febrero y en marzo realizamos una presentación. Fueron los apoderados los que me dieron la idea de formar mi propia escuela. Eso pasó en el año 2008”, 

Alejandra lleva más de 20 años en este oficio y tiene más de 60 alumnos y alumnas y muchas generaciones de bailarines han pasado por su escuela. “He podido viajar al extranjero con mis alumnos y hemos logrado varias campeonas internacionales en varios estilos”, acota.

“Estoy muy feliz de lo logrado. Ha sido gracias a mi trabajo profesional, a la disciplina que imparto y a que, pese a no tener un título, me sigo perfeccionando”, reconoce.

En este camino, uno de los momentos que más recuerda fue la oportunidad de asistir a clases en la Escuela Sara Nieto, donde tomó lecciones de ballet y el jazz.

En 2022, partió con su agrupación a México, a un campeonato internacional, conocido como Stage Dance, en el cual presentaron 14 coreografías y regresaron con ¡12 trofeos!. Entre ellas, hicieron la representación de la obra The Cats. “Además con campeonas en varios estilos”, resalta. 

De ahí no han parado, tratando de participar en competencias nacionales e internacionales. De hecho, en noviembre próximo, irán a Orlando con 16 bailarines de todas las edades al «All Dance World Orlando 2024».

“Me siento orgullosa de todo lo que hemos logrado”, declara y siempre habla del trabajo colectivo y que, ahora, gracias al crecimiento de su academia ya ha podido contratar a Esteban Aguilar, profesor de estilo urbano, y a Fabiola Urrea, que hace clases de gimnasia rítmica.

Este crecimiento le ha permitido también dar becas a muchos alumnos y alumnas, pues está conciente que hay muchos hogares que no pueden solventar este tipo de gastos y que hay muchos niñas y niños con talento que, además, atraviesan por situaciones familiares complejas. 

“Soy como la mamá de ellos… Muchos llegan sobrepasados por sus problemas familiares y yo los insto a desahogarse con la danza… Hay niños solos, sin apoyo familiar. Yo sé la historia de cada uno de mis alumnos”, declara.

Por este tipo de situaciones, no acepta los bullying ni los egos de quienes piensan que son estrellas por sí solos. “La danza es un trabajo en equipo. Inculco orden y harta disciplina y los alumnos aceptan eso y son muy responsables”, declara.