Thelma Guerra Díaz, una embajadora magallánica en la mitad del mundo

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Thelma Guerra Díaz nació en Punta Arenas y vivió en esta ciudad hasta sus tres años de vida.  Hace 41 que está en Quito donde se desempeña como docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, dictando las clases de Orfebrería Precolombina Ecuatoriana y Cerámica Precolombina Ecuatoriana e Historia y Origen de las Máscaras.

Pero han sido sus trabajos voluntarios de varias causas altruistas las que le han hecho ganar el respeto y el reconocimiento de nuestros compatriotas y de las autoridades locales de ese país hermano.

De su relación con nuestra Patria, esta Licenciada en Ciencias de la Educación y en Historia del Arte, contó: “No sólo nací en Chile, soy chilena de corazón y orgullosa de serlo. No he cambiado por ningún motivo mi nacionalidad. Bien dicen que de afuera se ven mejor las cosas. Chile es grande en todo aspecto: historia, arqueología, arte, cultura, cine, gastronomía, astronomía, conocido por sus deportistas y  poetas… Es un país suramericano que tiene de todo por su geografía, su naturaleza, oceanografía, flora, fauna”.

Thelma nació el 8 de septiembre de 1967 en el Hospital Regional de Punta Arenas, ciudad donde llegaron sus padres, el santiaguino Oscar Guillermo Guerra Núñez y la porteña Blanca Ester Díaz Carvacho, por razones laborales. Pese a que vivió en Magallanes sólo durante su más tierna infancia, esta profesora universitaria guarda muy lindos recuerdos de la capital regional. “La nieve, la Plaza Muñoz Gamero con el monumento a Hernando de Magallanes y el dedo mágico del indio fueguino, son algunas de las imágenes que guardo en mi mente”, declaró.

Las mismas razones laborales por las que llegaron a la región llevaron a esta familia a trasladarse hasta Iquique y luego a Ecuador, país donde reside desde 1978.

El espíritu inquieto de Thelma la ha llevado a cumplir varias tareas relevantes desde y para la Embajada de Chile en Ecuador, especialmente enfocadas en la difusión de la cultura e historia chilenas, por lo que ha sido reconocida como la “Embajadora Honorárica Magallánica.”

“Mi primera colaboración con el Consulado fue en el año 2003, cuando llamaron a mi casa pidiéndome ser Censista en el Primer Registro de Chilenos en el Exterior. Inmediatamente respondí que sí, porque me sentí alagada por esa invitación. Luego, en el año 2005, un grupo de señoras en el que estaba mi madre decidieron registrar el Círculo de Damas Chilenas, grupo que ya existía pero no tenía personalidad jurídica, por lo que ese mismo año colaboré en refundar este grupo con socias fundadoras antiguas y nuevas que velan por la salud de los niños residentes en Ecuador y por sus familiares”.

“Fue en el año 2014 -agregó- que al entonces recién nombrado embajador Gabriel Ascencio Mansilla (hoy Diputado por el Distrito 26 de la Región de los Lagos) le comenté que yo había realizado concursos de dibujo y pintura para niños y jóvenes en otras organizaciones y que me gustaría que la Embajada me apoyara para promover un certamen de estas características a fin de poder compartir y educar lo que es Chile, aportando así con un granito de arena para la tierra que me vio nacer. Desde entonces, he realizado cinco concursos de dibujo y pintura y ya estoy organizando una sexta versión para los próximos meses”.

Otro hito de su labor fue ser la presidenta de mesa de votaciones para la primera participación del voto chileno sufragado en el exterior.

También es socia fundadora de la Asociación Ecuatoriana de Registros Caninos (Aercan), organización sin fines de lucro que vela por el buen trato de los perros con pedigree. Es socia de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Esmeraldas (APDHE), ONG que vela por la defensa de los Derechos Humanos de los más vulnerables de la frontera colombo ecuatoriana; y representante legal a nivel nacional de Amnistía Internacional Sección Ecuador.

Por toda la labor voluntaria y altruista que desarrolla, esta magallánica recibió la  Medalla al Premio Humanitario otorgado por el Congreso Nacional y ha sido nominada dos veces al Premio Gran Collar Barón de Carodelet,  que se le entrega a los extranjeros que han realizado actos por el bien del Ecuador. En tres oportunidades ha sido nominada al Premio Manuela Espejo, evento que organiza el Ilustre Municipio de la ciudad capital del Ecuador, Quito, para premiar a las mujeres que han sobresalido.

“No tengo parientes viviendo en Punta Arenas, pero además de mí, mi hermano y un hijo de una prima también nacieron en esa ciudad a donde nunca he regresado. Tengo muchas ganas de ir, porque deseo recorrer los lugares que me cuenta mi mamita de mi Punta Arenas querida, la tierra que me vio nacer y donde yo vi, caminé, corrí y jugué  por primera vez”, concluyó.