“Afirmar que a las mujeres prefieren vinos blancos, espumantes dulces y rosados es simplemente un error generacional”
En un mundo tradicionalmente masculino, las mujeres no dejan de ganar protagonismo. Hoy ellas ganan peso como consumidoras y también como profesionales del vino.
Se les otorga premios que engrandecen esta cultura. Si echamos vista atrás, podemos encontrar dos nombre que hicieron historia: Nicole Barbe Ponsardín, viuda de Clicquot, mujer que después de la muerte de su marido forjó la marca comercial de champagne más importante de la historia, y Jeanne Alexandrine Pommery impulsadora del consumo de Champagne Brut (sin azucares añadidos) para no desvirtuar su sabor.
Hoy en día se refleja que el 78% de la mujeres se encarga de comprar su propio vino y que un 59% lo consume una o dos veces por semana.
La mujer chilena ya no prefiere los vinos dulces, blancos y rosados, ella busca tintos con cuerpo y expresión.
Asistamos a un cambio de mentalidad, a la silenciosa revolución femenina que comienza con una copa de vino y termina en grandes charlas sociales.
En estos momentos de cambios, Chile deja su lado conservador y centro de confort entregando herramientas adecuadas a las consumidoras con alto conocimiento en materias enológicas y degustativas.
La mujer actual busca vinos tintos como el Carmenere, Merlot y Pinot Noir. No sólo busca botellas con lindas etiqueta, busca momentos para desconectarse de esta rutina que encierra y agota