Porfiadas

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Andrea Araneda y Paola de Smet d’Olbecke comparten, además de un proyecto cultural, una postura frente al mundo. Ambas artistas se han ocupado en favor del desarrollo de una economía creativa en torno a la industria del arte, desde el estrecho de Magallanes

Taza doble molde

Ambas creen que sólo entre ellas se entienden. Pero lo cierto es que la influencia que estas dos compañeras de sueños y perseverantes emprendedoras han ejercido en la escena artística de Magallanes tiene mérito.

La Porfía es un movimiento cultural que desde 2014 busca promover y desarrollar un estándar profesional para las artes visuales, no sólo gestionando exposiciones, sino, además, acompañando y apoyando a talentos regionales en el perfeccionamiento de su obra y en el fomento de una industria creativa que les permita comunicar con eficacia su forma de ver el mundo. “Lo que nos mueve es el ánimo de crear una escena en la región, donde la gente creativa pueda vivir de su obra y, al mismo tiempo, aporte a la riqueza de una identidad regional de las artes visuales”, cuenta con orgullo Andrea Araneda

Uno de los grandes aportes de La Porfía tiene que ver con la promoción del trabajo de muchos artistas que no se conocían aún o tenían poca visibilidad en el mercado tanto magallánico como nacional. Con ese fundamento, más un fondo de Sercotec y la confianza de cinco emprendedores, nace la primera Feria de Arte y Diseño La Porfía el año 2014, cuya finalidad es propiciar las condiciones para que el público acceda al arte y se relacione con las diversas expresiones, sus autores e inspiraciones.

Casi un centenar de artistas de todas partes de Chile han pasado por La Porfía. Muchos de ellos postularon al primer llamado, convencidos de que esta instancia les da la  posibilidad de intercambiar conocimientos, descubrirse, conocerse, mirarse e inspirarse, motivados por el sólo hecho de estar a orillas del estrecho de Magallanes. De eso habla el Manifiesto La Porfía, un verso elocuente de lo que significa aferrarse a esta tierra y construir realidad desde este lugar del planeta, con tenacidad, esfuerzo y porfía.

Más sentido cobró el proyecto cuando se vincula con la conmemoración de los 500 años del re-descubrimiento del estrecho de Magallanes, como una forma de poner en valor vivencias pasadas, el juego presente y esperanzador futuro, de quienes se sujetan a este recóndito lugar. “En la historia de la humanidad, los artistas siempre han sido la vanguardia, adelantándose al resto de los ámbitos. ¿Por qué vamos a esperar que vengan de Santiago a conmemorar los 500 años? Nosotros tenemos que convocar a Chile y al mundo a celebrar el re-descubrimiento del estrecho, desde las artes visuales”, señala Paola de Smet convencida de que estar en Magallanes es tan inspirador como estar en Paris.

El camino no ha sido fácil por la falta de recursos, siempre escasos para el arte, ya sea por desvaloración o desconocimiento. Sin embargo, Paola y Andrea sonríen satisfechas. “Hemos ido logrando los objetivos del movimiento en forma contundente. Yo siento que hemos creado audiencia, permitiendo a muchos artistas vivir del arte”, menciona Andrea haciendo alusión al efecto descentralizador de una economía creativa regional que, además, ha permitido traer talentos desde otras partes de Chile para que se expresen a orillas del estrecho.

“Lo segundo, definir conceptos y educar en torno al lenguaje artístico, aclarando la diferencia entre una expresión y otra, generando discusión y conocimiento de las diferentes disciplinas”, recalca Andrea, agregando que los talleres y conferencias que se dan en el marco de la feria son gratuitas y están abiertas a todo público.