DIETAS HIPOCALÓRICAS ¿CÓMO ADELGAZAR SALUDABLEMENTE? Parte II

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Dra. Leisly Vidal/ Nutriología y Diabetes/ MagÍster en Nutrición y Dietética/ Miembro de la Sociedad Chilena de Nutrición/ Miembro de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes

En el artículo anterior, pusimos énfasis en la distribución de nutrientes para poder bajar de peso de manera adecuada, sin que ello signifique generar algún daño a nuestro organismo.

Ahora me basaré en las adaptaciones que hay que lograr para poder hacer de nuestra alimentación diaria algo agradable y apetecible.

Volumen: El volumen de las comidas deberá aumentarse para lograr un buen valor de saciedad y evitar que el paciente presente hambre temprana. Las comidas de gran volumen provocan mayor secreción de jugo gástrico y retardo de la evacuación, produciendo así una saciedad más prolongada.

Consistencia: La consistencia de la dieta debe ser preferentemente sólida, utilizando alimentos duros que requieren mayor masticación, facilitando la aparición precoz de saciedad, para limitar la ingestión de alimento.

Temperatura: Se recomienda utilizar alimentos a temperatura templada o caliente. Las comidas muy calientes producen congestión de la mucosa gástrica, con aumento de la secreción y retardo de la evacuación. Las comidas muy frías, por su parte, provocan espasmo del píloro y retardo menor de saciedad.

Variedad: Una de las características que debe tener toda dieta, sea normal o hipocalórica, es la variación de los alimentos y de las preparaciones utilizadas para no ser monótonas tanto en sabor, textura, formas, color, aroma y presentación. Además se debe recordar que ningún alimento por sí solo aporta todos los nutrientes requeridos en las cantidades adecuadas, aunque sean de un mismo grupo.

Horario: El horario debe mantenerse normal, con 3 a 4 comidas al día, o con algunas colaciones si es necesario. Deben evitarse intervalos prolongados de ayuno para impedir la sensación temprana de hambre y el concentrar muchos alimentos en 1 ó 2 comidas, favoreciendo la lipogénesis y evitar hambre intensa o posible comportamiento compulsivo.

Además se debe tener presente que el gasto por la acción termogénica de la dieta y por los procesos digestivos y metabólicos es superior si la ingesta total de energía se distribuye a lo largo del día.

Es imprescindible adaptar las pautas de alimentación a los gustos y hábitos de los pacientes, así lo dice la 4ta ley de la alimentación. En lo posible se debe adaptar la dieta a los hábitos alimentarios correctos del paciente, tratando de modificar los que no correspondan o que interfieran con el tratamiento nutricional.

Se debe tener presente que los alimentos que agradan al individuo ejercen una mayor acción tónica sobre el estómago y se evacuan más rápidamente que los no apetecidos.

Además de modificar el aporte calórico, se debe cumplir con las características de toda dieta normal: equilibrada, suficiente en el resto de los nutrientes, variada y adecuada a los hábitos, preferencias alimentarias y disponibilidad del individuo.

Dentro de las preguntas que van surgiendo en los pacientes, existe la ingesta de alimentos originalmente ricos en grasas o azúcares simples, pero elaborados con ingredientes más saludables, por lo que sería importante poder adaptar y dar alternativa a algunas preparaciones y sobre todo asesorar con “técnicas y/o tips” para enfrentar eventos sociales como fiestas patrias, navidad, cumpleaños; orientar en picoteos saludables, consejos para realizar las compras, para manejar ansiedad; dar alternativas como agregados saludables para el pan; poner énfasis para aumentar el consumo de verduras, planificar colaciones y sobre todo enseñar a leer las etiquetas de los alimentos, pues las leyes van cambiando, hay frases poco visibles (“letra chica”) e información que a pesar de todo se omite.