Athena Minami y el Wuwo

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El espíritu aflora luego de beber una taza de té. Es por ello que vivir la experiencia de una Ceremonia Taiwanesa WuWo puede convertirse en algo inolvidable para quienes pueden participar y aprender de manos de una de sus principales exponentes en el mundo entero: Athena Minami, quien estuvo en Chile en el mes de Mayo pasado.

Largo fue mi recorrido para llegar a Villa Alemana, donde se realizaron varias actividades dirigidas por Athena en Chile. Una de ellas la Ceremonia Wuwo y otra, la de Tea Art, pero absolutamente recompensado por los conocimientos y los momentos experimentados bajo su dirección y apoyo.

Esta Ceremonia pudiera ser vista como fácil de realizar, pero en la práctica no resulta ser de esa manera. Se requiere técnica, conocimiento, concentración y mucha, pero mucha práctica para lograr ejecutar una ceremonia de este tipo. Si bien es cierto, no es necesario tener tantos años de preparación para transmitir el conocimiento de esta preparación, pero sin duda que los años dedicados a ello, hacen que la experiencia se transforme en algo único a la hora de realizarla.

El WuWo tiene como objetivo acercar a las personas, conectarse, trabajar en equipo y aprender del silencio y la meditación. No se requiere ser un experto para llevar a cabo la preparación, pero si un real interés y paciencia, cosa que para los occidentales es algo no fácil a la hora de comenzar a trabajar en ello.

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Athena es, en apariencia, una Taiwanesa de apariencia frágil y mirada directa, que aún en silencio inspira respeto y honestidad en lo que hace y en la pasión que la mueve por compartir lo que sabe con quienes deseen aprender. Busca sin duda seguidores y personas que desarrollen a lo largo de su vida esta experiencia, aunque sabe que existirán personas que acuden movidas por la moda, más que por el talento o el interés de llegar a ser una experta y difundir, al igual que ella, esta cultura milenaria. Pero aun así, persiste y llega por segunda vez a Chile para trabajar en ello.

Sorprende ver la transversalidad del grupo escogido que va desde adultos mayores a jóvenes universitarios e incluyendo incluso a una persona con capacidad especial (síndrome de down) y ella, la maestra que nos llevará por unos días a sumergirnos en nosotros mismos, porque finalmente todo viaje en la Ruta del Té comienza con nosotros, para luego llegar al mundo que nos rodea y más allá. Una verdadera experiencia y un desafío que a lo largo de las horas, va mostrando sus frutos.

Athena camina entre cada puesto de trabajo, dirige posturas y posiciones con voz dulce pero firme, en su perfecto inglés que no es impedimento para quienes incluso no manejan el idioma. Una vez más el té se vuelve transversal y los idiomas pasan a un segundo plano en esta comunicación de los sentidos.

A lo largo de las horas, el ambiente cambia, la gente va de a poco quedando en silencio y aún en él se puede sentir la energía de cada uno, se va liberando la esencia de cada uno, que aporta a un grupo que la vida juntó para experimentar este momento.

El WuWo consiste en dar y recibir, a otros y de otros, en que cada participante de la misma ceremonia ejecute su propia ceremonia, pero la lleve a quienes le rodean, que la comparta con humildad, pero con alegría, que cada cuenco lleno de té sea ofrecido al otro en señal de dádiva y de regocijo.

Llovizna en la ceremonia final, las gotas de agua que amenazan con caer y transformarse en goterones hacen que de alguna forma los jardines de la Quinta Vergara de Viña del Mar y que el grupo reunido para certificarse en WuWo, sea de alguna forma purificado antes de comenzar la ceremonia. Hermoso es además poder compartir de esta experiencia con todas aquellas personas que circulan por allí y que se detienen por un momento al vernos trabajar y aceptar el Té que les invitamos a degustar.

Siempre he dicho y pensado que la Ruta del Té es finalmente el Té transformándose en camino, por tanto es absolutamente personal aunque uno se encuentre ante un grupo enorme de personas. El Té reúne, convoca, pero también es una invitación permanente a mirarse uno mismo, a aprender de la vida y de quienes nos rodean, al concepto de que no hay diferencias, que somos todos iguales y únicos y que en esa premisa no existe más pensamiento que el ahora!

Athena es una persona indescriptible, a ratos creo que insondable, porque radica en ella un aire místico y ausente, pero que aterriza cuando nos es posible constatar lo aguda de su mirada y que nada le pasa desapercibido. Se esboza su carácter firme pero cariñoso, su tecnicismo perfecto de mano de la paciencia del Sensei que guía, su mirada directa pero cauta que analiza a cada uno a ratos pareciendo que supiera “leer” a cada alumno que la acompaña, como para hacerse una idea de quien es quien y apoyar, desde su esencia, al aprendizaje de otros.

La primera pregunta que emana es, por qué? O desde cuándo te sumerges en el mundo del té y principalmente en la Ceremonia WuWo?

Sonríe antes de contestar y luego dice que aprendió de pequeña y que ya en 1999 cuando se fundó la Organización WuWo en Taiwán ella comenzó de inmediato a participar de ella.

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Yo le contaba que leyendo sobre esta ceremonia que se asocia a Taiwán, siempre se da a entender que los sentidos juegan un rol primordial, sobre todo olfato, vista, tacto y gusto. Sin embargo, ella opina que el más desarrollado en este caso es el Olfato, porque curiosamente es el que uno más olvida, sin embargo está presente totalmente a lo largo de toda la ceremonia considerando que en Taiwán los tés son más diversos por lo que pueden variar en cada infusión, lo que los hace aún más interesantes.

También, suele ocurrir que el té que más relacionamos con Taiwan sea el Oolong, por lo que sería lógico para un principiante pensar que esta ceremonia se realiza solamente con esta variedad de té, sin embargo Athena indica que –al contrario- es una ceremonia que permite utilizar toda la gama de hebras que normalmente conocemos, cosa que es posible constatar y que a la hora de la ejecución se ve manifestada en los tonos de los licores servidos en cada cuenco que brindan un espectáculo visual y aromático por sí mismos.

Igualmente, señala, que cuando uno bebe Oolong, por la particularidad de su aroma, se produce una tranquilidad y se siente un cambio en quien lo bebe. Algo así como bajar las revoluciones.

Le contaba que leyendo sobre ella, siempre se remarcaba que su interés por compartir la Ceremonia del Té era como una forma de entregar felicidad, por lo que mi curiosidad me llevaba a hacerme dos preguntas: Si al final del día sentía que esto se había logrado y si ella también se sentía feliz por ello y me dijo algo, que también fue posible constatar en mi experiencia personal, el Cambio en los Alumnos. Es posible ver que quienes llegan salen distintos, la experiencia de alguna forma los cambia, no sé si más felices, pero si con la tranquilidad y paz que normalmente el Té entrega al integrar a quienes realizan o transitan el aprendizaje de esta Ceremonia. Eso sin duda la hace feliz también y se le nota.

Imposible no preguntarle cual es la mejor taza de té que ha probado en su vida, considerando que el Té es la segunda bebida más consumida por las personas en todo el mundo y que ella es una experta catadora, allí me dijo que el Oriental Beauty es su preferido, porque tiene un parecido al Té Negro, aunque no llega a ese nivel de oxidación, por lo tanto se puede hablar de que es un Oolong con cierta característica de Té Negro. Ella lo señala como un Té que lleva una Mística Oriental, que lo hace único. Mito o no, se decía hace algunos años que el valor de 15 kilos de Oriental Beauty equivalían a la compra de una casa en Taiwán.

A ratos parece obvio pensar que cuando existe un maestro en el arte del Té y su ceremonial, las historias se van hilando en la medida que el tiempo y los alumnos forman parte de su historia. Athena expresa siempre que no existe para ella una experiencia en particular, pero señala que si es posible que en cada destino donde le ha tocado enseñar se encuentra con personas que se unen a ella en esta misma pasión y que por ende le es imposible abstraerse de esos lugares a los que de alguna forma se siente ligada con ese vínculo que otorga el Té. De alguna forma esa es la historia que se valora y que hace único cada momento, en que nadie que se relaciona con ella, se vuelve indiferente a lo aprendido. Por ello es que también señala que si bien es cierto hay personas que acuden a los talleres por moda, son precisamente los que no perduran en el camino del Té.

Chile le gusta y aunque aspira recorrer varias ciudades para llevar su Cultura de norte a sur el tiempo y la coordinación para ello no le ha permitido realizarlo, pero no abandona la idea de poder realizar este sueño, pues piensa que aquí existen personas con mucho potencial tanto para la realización como para transformarse en maestros de Té.

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Ante lo evidente, emana la pregunta. He visto que trabajas dentro de tus seminarios con Niños con capacidades Diferentes, como el Sindrome de Down. Qué les dirías a esos padres que te regalan un tiempo con sus hijos? Y rápida se apura en contestar: Como la filosofía del WuWo es integrar a todos, no importa la edad, ni condiciones, por lo tanto, cuando hay algún integrante con capacidad diferente, uno puede sentir la aceptación y paciencia del grupo. Y eso es lo que WuWo transmite. De ello, puedo dar Fe.

Cuando ya termina el día, luego de un taller, es imposible no pensar en que cualidad busca encontrar en un buen alumno. La respuesta es rápida: Aprendizaje sin fin y gran humildad.

Gran tarea para aquellos que seguimos el camino del té, porque al fin y al cabo, la experiencia es única e irrepetible, así que el privilegio de encontrar en el camino a personas como Athena Minami inspiran y nos obligan a trabajar y perseverar, a conectarnos con esa raíz personal que nos lleva a querer más, a buscar la ejecución perfecta, a dejarnos seducir por la experiencia sensorial, pero también a agradecerle a la vida el que nos regale momentos como este, donde en la magia del silencio y el aroma de un buen té, den paso a que nuestra alma se manifieste y nos permita crecer, siendo conscientes que en la valoración de nuestra esencia está la clave para construir un mundo mejor.