Escritora y guionista Camila Gutiérrez: “Las mujeres nos llevamos la peor parte siempre”

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André Jouffé

La escritora Camila Gutiérrez viene invitada a la XVIII Feria del Libro de Punta Arenas, que se realizará entre los días 14 y 20 de julio. Alcanzó protagonismo que revolucionó a los más conservadores con la novela “Joven y alocada”, que inspiró el filme del mismo nombre, que dirigió Marialy Rivas. 

Viene a la región el 15 de julio para presentar su libro. En el guión de la película trabajó con María José Viera Gallo y Pedro Peirano. Camila define a su novela como una “autobiografía ficción”. “Joven y alocada” se centra en la historia de una joven de 17 años criada en una familia conservadora evangélica, que se enfrenta a reconocer su primer amor homosexual.

Convertida en personaje de culto para sus seguidores, a los 27 años esta periodista ya trabaja en su próximo trabajo creativo.

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María Gracia Omegna y Alicia Rodríguez, protagonistas de la cinta “Joven y Alocada”.

 – El burgués piensa que Camila no trabaja, sin embargo cuando quise verte me dijiste que salías de la ‘pega’ a cierta hora y da la impresión que es bastante intenso lo que desarrollas. ¿Cómo ha sido eso de encontrar trabajo luego de darte a conocer en forma tan brutal para un debut en la socialité?

– “Cuando salió la película yo ya no era tan chica -tenía unos 25 ó 26 años- así que ya llevaba unos años trabajando. No fue como ‘¡0h! voy a ir a buscar ‘pega’ ahora que pasó lo de la película’. Por otro lado, tampoco lo viví como algo brutal, pero supongo que eso tiene que ver con que los espacios donde suelo moverme laboralmente no son tan conservadores”. 

– ¿Hasta qué punto puede cambiarle la vida a alguien después de una película tan autoreferente?

– “En puros aspectos tan autorreferentes que para qué mencionarlos (ríe)”.

– El tipo de relación bisexual bien asumido, ¿te ha dificultado las aproximaciones hacia uno y otro género?

– “La verdad no. Igual pasa que mucha gente -heterosexual y gay- tiene rollos con los bisexuales porque piensan que son una suerte de impostores: si eres hombre bisexual tienden a pensar que eres gay encubierto y si eres mujer bisexual tienden a pensar que estás viviendo una etapa ‘loquilla’ que se te va a pasar. Todo eso al final tiene que ver con estar permanentemente encasillando la orientación sexual y eso me da una ‘lata’ infinita. Al final es como que hubiera muchos closets posibles y todos igualmente agotadores”.

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La película “Joven y Alocada” recibió el premio al mejor guión de la World Dramatic Cinema Competition en el Festival de Sundance.

– Una vieja amiga lesbiana asumida prefiere vivir sola porque señala que la opresión se da peor en las parejas homosexuales o lesbianas. ¿Estás de acuerdo?

– “¡Chuta! Creo que no entiendo la pregunta”. 

– Después de haber abierto cuerpo y alma de esa manera en la película y el libro, ¿qué te queda por escribir en el plano personal?

– “Algo que me gusta mucho de la memoria es la capacidad de elaborar construcciones muy distintas a partir de un mismo hecho. En ese sentido creo que podría seguir escribiendo cosas del plano personal hasta que me aburra, no hasta que se agote: las posibilidades de la memoria dan para harto. Si no fuera así no podría haber hecho un libro y una película a partir de una misma vida. Lo que me pasa, entonces, es que hay temas que me interesa elaborar de otra forma o ponerle distinto énfasis: en mi próximo libro ya no quiero que el enfoque sea religioso-familiar, sino que más de historias de amor pero igual va a ser autobiográfico”. 

– En las ferias del libro a las cuales concurres has “matado”. Como usas mucho los porcentajes o estadísticas  en tu relato, ¿cuánto le das a la curiosidad de la gente, a la identificación con tu persona, al rechazo de tu persona o a las ganas que le tienen las personas?

– “¿Uso las estadísticas mucho? Yo creo que los que han ido a una Feria del Libro a verme se identifican con la historia y por eso van. Pero quién sabe. Me imagino eso porque suelen llegarme hartos mensajitos de Facebook diciéndome ‘Yo también fui evangélico’, ‘Yo también soy bisexual’, ‘Yo soy cola’. Hay gente que no es ni fue nada de eso pero me escriben igual porque al final tanto el libro como la película se tratan de crecer en un medio adverso y cualquiera que haya sido hijo de sus padres ha sentido eso en algún momento”. 

– Con la experiencia religiosa forzada, ¿se te cerraron las puertas a la fe?

– “No sé si declararme atea, creo que me considero agnóstica, pero no me interesa, al menos, el dios de los evangélicos, ni el de los católicos, ni el de los musulmanes ni el de ninguna rama monoteísta, pero no sé si eso tiene que ver sólo con mi experiencia religiosa forzada. Es la vida, no más”. 

– ¿Cómo viste a Aline Kuppenheim y su rol de madre tuya con la persona que es en realidad la autora de tus días?

– “No suelo contrastar o comparar la película con mi vida real porque no me importa que sea un retrato fiel de mi vida así que evalúo el funcionamiento de los actores en torno al universo de la misma película y, en ese sentido, Aline me encanta. Es una actriz excelente e interpreta a la mamá que construimos para la película tal como queríamos: severa, pero con un misterio que deja entrever cierta huella (sí, apenitas una huella) de dulzura”. 

– Su crítica sobre la represión sexual en los evangélicos puede ser injusta si la compara con la musulmana, los talibanes, las judías ortodoxas. ¿O no?

– “No sé si esto tenga que medirse en términos de justicia y tampoco conozco en profundidad otras religiones, como sí conozco a la evangélica, para hablar con soltura de ellas, pero pienso que todas las represiones sexuales -que al final están subsumidas en la represión a la mujer- son dañinas. Yo hablé de la evangélica porque hice un relato autobiográfico y ésa es mi vida. Si mi vida hubiera sido otra, habría hablado de otra cosa. Por lo demás, creo que mi crítica no apunta sólo a lo sexual y supongo que eso queda en evidencia sobre todo en el libro: el problema de la religión, enfocada al menos de la forma que yo la conocí, es que no te deja ser libre en ningún aspecto porque regirse bajo el dogma impide el autoconocimiento. Y eso es lo realmente ‘charcha’”.  

– Comparto eso de que para muchas religiones la fornicación es lo peor del mundo, más mueren mujeres apedreadas por infieles o por haberse acostado con un tipo que delincuentes pedófilos. Hábleme sobre eso.

– “Las mujeres nos llevamos la peor parte, siempre. Creo que llenaría cien páginas, y terminaría con taquicardia de rabia, si empezara a enumerar en qué aspectos es más injusto el mundo para una mujer que para un hombre, así que me limitaré a contar que cuando yo era chica y me castigaron por ‘fornicaria’ en la iglesia, a mi pololo no le pasó nada. Todos los dedos me apuntaron a mí pero nadie a él. Creo que ése fue mi primer encuentro consciente con lo distinta que es la vida para una mujer versus un hombre. Desde ahí, ha sido una constatación perpetua. Tengo otro ejemplo: mi hermano chico es gay y suelen mirarlo en la calle, de forma no demasiado amable, por cómo se viste. Esa clase de homofobia -estar contra el gay femenino o el gay ‘loca’- al final tiene que ver con un rechazo a la mujer: se odia a los hombres que son así porque se parecen a las mujeres.  Y lo peor de todo es que cuando uno alega por algo te dicen: ‘Pareces feminista amargada’. No tenemos derecho ni a estar enojadas siquiera”.

– Finalmente, ¿cree que este gobierno cambiará algo en  la forma de pensar del ciudadano?

– “No sé hasta qué punto un gobierno cambia formas de pensar. Siento, más bien, que mueve a ciertas conversaciones por lo que quedan más de manifiesto las posturas. Lo estamos viendo con el tema de la reforma tributaria y, sobre todo, con el del aborto. Espero, nada más, que sea un gobierno mucho más radical y más de izquierda que los anteriores de la Concertación.