PLATONICO

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Pensarte me hace bien. Abofeteas mi imaginación delirante con sensaciones impecables y sublimes. Solo mirarte ha despertado un deseo ingobernable de querer apoderarme de tus brazos gruesos y artesanos. En el rito de la masturbación encuentro la belleza y el poder de la esencia femenina. Reviso cada centímetro de este cuerpo imperfecto hambriento de erotismo. Los músculos se ponen rígidos y la mente en blanco. Mis manos curiosas recorren ángulos desconocidos que esperan ser activados. Tiendo mi figura desnuda al compás de esta danza corporal que me convierte en una seda resbaladiza y correntosa. Duermo profundamente como volando entre nubes espesas, sintiendo mi piel entregarse al fuego interno. Por mi cabeza se dibujan imágenes inalcanzables de tus caricias dEstablecer la imagen destacadaistantes, haciéndome sentir atrapada entre la fantasía y la verdad.