Mujeres del mar

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2000 son los marinos en la Tercera Zona Naval, de los cuales cada vez más son mujeres,  llegando a ser 333 en toda la jurisdicción. Ellas hacen el mismo trabajo que ellos, ganan lo mismo que ellos, y cuentan con las mismas oportunidades. Hay de diferentes especialidades, choferes de grúa, encargadas de abastecimiento, eléctricas, mecánicas, comandantes de buque,  incluso quienes trepan altas alturas con el fin de mantener faros para asegurar la vida de los navegantes de las aguas más australes del mundo. Todas con un sueño en común; servir a la patria y dar la vida si fuese necesario. FEM conoció a 6 de ellas, fue hasta sus casas, y lugares de trabajo, ahí les pedimos que escogieran un valor y de lo que significa ser mujer marino hoy.

 

Cabo Camila Salcedo

Esta iquiqueña de origen tiene 26 años y ha pasado más de la mitad de su carrera naval embarcada, desde el 2011 en la Escuela de Grumetes, donde cursó la especialidad de Mecánico y Electricista. Luego fue transbordada al Rompehielos Viel, siendo parte de la última dotación. Hoy en la Tercera Zona Naval forma parte de la dotación del moderno buque Patrullero Oceánico, Fuentealba donde realiza su año número 9 de servicio y año número 6 de embarco. Las tareas de Camila a bordo están relacionadas con el área de Ingeniería Naval, donde le corresponde mantener, controlar y operar maquinaria vital para el funcionamiento de la unidad. Esto con el fin de cumplir las exigencias de los roles asignados al buque, como el salvamento de la vida humana en el mar, y la vigilancia y control marítimo.

HONOR: Estar en la Armada para mí ha reforzado los valores que fueron inculcados por mi familia y uno de ellos es el “ HONOR”. Este refuerza la convicción de cumplir con mi deber y lograr el cumplimiento de la misión.

 

Cabo Stephanie Escobar

Nació en Rancagua el 8 de junio de 1992, realizó sus estudios de enseñanza básica y media,  y el 2011 ingresó a la Escuela de Grumetes permaneciendo durante siete meses en la escuela. Tras el terremoto ocurrido el año anterior y habiendo tenido pérdidas razonables en su familia, optó por retirarse ese mismo año y no terminar con el proceso para así poder ayudar en casa. En diciembre del año 2011 se tituló como Asistente de Párvulos a nivel medio. Comenzó a trabajar en colegios, mientras estudiaba psicopedagogía, mención en desarrollo infantil. En agosto de 2017 re ingresa a la Escuela de Grumetes, finalizando el curso de Chofer de Mantención Automotriz, obteniendo el tercer lugar en sus calificaciones, y siendo trasladada a Punta Arenas como su nuevo destino de trabajo.

Actualmente, cuenta con las competencias acorde al trabajo diario en el área, impartiendo cursos aprobados en grúa de patio y camión articulado, constituyéndose así como la primera mujer operadora de maquinaria pesada en la Armada de Chile.

Integridad: La integridad de la mujer en esta área de operador, siendo vista siempre desde un punto de vista masculino, ya que suele ser un trabajo de mayor carga física, donde hoy en día la Armada entrega una oportunidad a la mujer brindándole los cursos respectivos, siendo bien calificada y ocupando un puesto más dentro del área automotriz militar.

 

Teniente Valeria León

Tiene 29 años, nació en la ciudad de Los Andes, donde creció y cursó estudios básicos y medios. El 2009 ingresó a la Escuela Naval, donde se tituló como Oficial Litoral el 2014. Comenzó su carrera en el Puerto de Coquimbo, donde se embarcó para estudiar Ingeniería en Administración Marítima, y una subespecialidad que hasta ese minuto, ninguna mujer habría adquirido, la de Señalización Marítima. Hoy se desempeña como Sub Jefe de Operaciones en la Gobernación Marítima de Punta Arenas, y está a cargo de los 620 faros, boyas y todo tipo de señalética marítima. Asegura que Magallanes es una zona clave en el transporte marítimo, de pasajeros y carga de todo tipo y la señalización marítima cumple un rol vital para la navegación segura. En el Centro Zonal de Señalización Marítima, tiene el deber de administrar y desarrollar el sistema de señalización, acorde a la normativa nacional e internacional, asegurando la operatividad de las navegaciones seguras y expeditas, como a la vez, tener el control de los faros aislados de la región.

DEBER: “Se ha acrecentado con mayor fuerza desde que inicié mi carrera naval. Hoy tengo el deber y la satisfacción de cumplir con las funciones que día a día me son encomendadas, con el único objetivo de poder contribuir en hacer más grande a mi querida Institución y a mi país, manteniendo siempre presente el legado valórico presente”.

 

Marinero Andrea Muñoz

Andrea tiene 24 años. Es parte de la dotación de 30 mujeres que durante este 2019  se inscribieron por primera vez en la historia de Chile para realizar el Servicio Militar de manera voluntaria. Esta oriunda de la ciudad de Cauquenes, antes de ingresar a la marina trabajó como vendedora. Andrea es la única que resultó transbordada a Punta Arenas, hasta donde llegó a realizar su servicio en octubre del 2018. A bordo, ha realizado labores de mantención, de señalización marítima y trabajos durante la Campaña Antártica, donde además reconoce  su alegría por la posibilidad de haber conocido lugares únicos.

LEALTAD: Para mí la lealtad es uno de los valores fundamentales. Significa compromiso y disposición que se entrega a la institución, a sus conceptos y  tradiciones.

 

Subteniente Francisca Peñaylillo

Francisca Peñaylillo nació en Pitrufquen, a 30 km al sur de Temuco, donde vivió y estudió hasta tercero medio. Motivada por sus dos hermanos mayores, que pertenecen a las filas navales, postuló a la Escuela Naval, donde cursó cuarto medio y egresó el 2016. Al año siguiente, se embarcó en la Esmeralda y fue transbordada a Punta Arenas para formar parte de la dotación del  Fuentealba. Entre las responsabilidades de esta Subteniente está la de navegar, y ejercer como oficial de guardia en el puente, encargándose directamente de la seguridad de la navegación, y de seguir el rumbo trazado en la carta de navegación, de acuerdo a lo que ordena el Comandante. Francisca también tiene importantes responsabilidades en puerto, donde se debe encargar de la seguridad del buque en caso de emergencias. Lo anterior, de su permanente labor en el cargo de la electrónica, donde es ella quien debe mantener la correcta funcionalidad de radares, cámaras, monitores, entre otros. Su trabajo contribuye directamente a la operatividad del, buque y en el cumplimiento de misiones como el combate a la contaminación acuática, el apoyo a la señalización marítima, y apoyo logístico a zonas aisladas. Francisca dentro de poco tiempo iniciará sus estudios en Ingeniería Electrónica en la Academia Politécnica Naval.

DEBER: “Yo escogí este valor, porque para mí tiene que ver con el cumplimiento de las obligaciones que tenemos, asociadas a las responsabilidades que nos entregan y a las normas de nuestra institución. Como mujeres, debemos cumplir con nuestras obligaciones de igual o mejor manera que los hombres y asumirlas con dedicación y esfuerzo”, asegura.

 

Cabo Daniela Ortiz

Daniela nació en Quilpué, y sus hermanos y padres viven en Villa Alemana. En el 2012 ingresa a la Armada, donde elige la especialidad de Litoral Mecánico Electrónico en Operaciones, para luego especializarse en el área de telecomunicaciones. Sus primeros trabajos los realizó en Talcahuano, y desde el 2018 se desempeña en Punta Arenas. Ha realizado trabajos y mantenimiento de equipos de telecomunicaciones de esta jurisdicción, incluyendo las comisiones a la Antártica. Daniela realiza mantención de equipos y antenas de comunicaciones, y de reparticiones en tierra como Gobernaciones Marítimas, Capitanías de puerto, y Unidades Marítimas de Punta Arenas.   

VALENTÍA: “Ser valiente creo que ha sido una de las claves del éxito y felicidad para llevar esta maravillosa forma de vida, y poder enfrentar las dificultades y problemas que se anteponen durante esta carrera, ayudándome y enseñándome a crecer como persona, y a no rendirme, ya que el tener valentía es el primer gran paso para poder lograr lo que te propones”