Maquillando con amor

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Inspiradas en sus convicciones y junto a Gendarmería, mujeres de una agrupación cristiana con tan sólo unos cuantos esmaltes de uñas, lápices labiales, peines y limas de manicure, han logrado construir lazos de confianza con internas de la cárcel de Punta Arenas para entregarles así un mensaje de esperanza y herramientas para la reinserción.

La población penal de la sección femenina del Complejo Penitenciario (CP) de Punta Arenas ha aumentado durante el último lustro. Hace cinco años había 10 internas en promedio, mientras que hoy son 20 las mujeres privadas de libertad.

Se clasifican según sus estados procesales en condenadas e imputadas. La mayor parte de ellas está presa por Robo no Violento, le siguen aquellas por delitos relacionados a la Ley de Drogas, mientras que Homicidio, Robo con Violencia y delitos económicos ocupan el tercer puesto de prevalencia.

A grandes rasgos, éste es el escenario que funcionarios de Gendarmería y de otras instituciones ligadas a la seguridad y a la resocialización asumen diariamente en Punta Arenas y que ahora, desde el enfoque de género, proponen una iniciativa que destaca y asombra.

Se trata del taller de cosmética, peluquería y manicura que por dos tardes a la semana logra convocar a gran parte de las internas, quienes aprenden y conversan sobre belleza y sobre sus vidas.

 

Testimonio de internas:

“Te arreglas para ti, para olvidar el encierro”

“Estando en la cárcel uno se da cuenta de las cosas que hace”, dice Marussia, interna condenada de 23 años que quiso con rostro y nombre contar su experiencia durante una de las sesiones del taller.

“Tú sabes que te estás arreglando pero en el fondo sólo lo estás haciendo para ti, porque sabes que nadie te va a ver, solo los gendarmes y ellos te ven todos los días… Por eso te arreglas para ti, para tus compañeras y para olvidar el encierro”.

Marussia reconoce que lo aprendido le ha aportado también de otras maneras más allá de lo estético, ya que considera que el simple hecho de sacar de las uñas el esmalte o pintando a una compañera le ha significado cultivar su paciencia, asunto fundamental si siempre se está vigilado, en espacios reducidos y obviamente sin la menor posibilidad de sentirse en “libertad”, palabra que tiene tatuada en una de sus manos.

 

 

Efecto teraupéutico

“Está comprobado que la adecuada utilización del ocio y el tiempo libre influye favorablemente en la salud mental de las personas privadas de libertad y en la probabilidad de que reincidan”, comenta el director regional de Gendarmería, coronel Luis Muñoz Fuentealba, por eso junto a la capellanía evangélica, quienes son los artífices de esta propuesta, se está observando con mucha atención los resultados de este taller, explicó la autoridad.

Por su parte, María Jesús Velásquez, capellana de la pastoral evangélica, manifestó que esta actividad “nace por amor a ellas, para darle otro sentido a sus vidas. Ellas están privadas de libertad, pero no de ser mujer y no ser valoradas.

Cualquiera comete un error y se equivoca en la vida, pero la idea es aprender algo para que cuando recuperen su libertad sean útiles a la sociedad”.

 

 

Mónica Basulto Godoy:

“Llegan con sus caras tristes, pero luego les cambia el rostro”

Mónica Basulto Godoy (40) es esteticista por oficio y quien imparte el taller: “Ellas llegan con sus caras tristes, pero al momento de hacerse las uñas, arreglarse el pelo, les cambia el rostro”, asegura.

No se trata sólo de cambios estéticos, ya que en cada taller que Mónica ha realizado durante el último mes siempre lamenta no poder alcanzar a atender a todas “para hacerlas olvidar un ratito donde están”.

Aprender y practicar ha sido terapéutico, ya que las internas conversan espontáneamente sobre sus vidas y eso es gracias a haber logrado una relación de igual a igual, donde no se les pregunta lo que hicieron, sino más bien rescatando su esencia de mujer, explica Mónica.

Como miembro de la pastoral evangélica que lleva a cabo este taller junto a Gendarmería y por los resultados que se están logrando, Mónica está convencida de que cualquier persona que sienta la necesidad de hacer algo significativo y que tenga conocimientos o algún talento puede hacer mucho por estas personas que han cometido errores pero que merecen la oportunidad de cambiar sus vidas.