6 DATOS CIENTIFICOS SOBRE EL SEXO

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1. Dormir bien es esencial.

Concretamente, cada hora adicional de sueño aumenta en un 14% la probabilidad de que una mujer mantenga relaciones sexuales al día siguiente, según el investigador David Kalmbach, de la Universidad de Michigan. Insiste en esta idea el fisioterapeuta de la Serna: “Un buen descanso, tanto en cantidad como en calidad, favorece el correcto funcionamiento de los ciclos hormonales que requieren de cierto número de horas de descanso; el caso más claro es el ciclo del cortisol”. Pero, además, “haber descansado correctamente nos mantiene activos, con apetencia; mientras que no descansar nos apaga, y el cuerpo da prioridad a actividades básicas y relega otras no prioritarias, como puede ser la sexual”.

2. La comida picante no excita.

No es que una enchilada predisponga al sexo, sino que suele ocurrir que los que prefieren este tipo de comida son picantes en todos los sentidos, debido a sus elevados niveles de testosterona. Según la publicación Physiology & Behavior, “los hombres con afición al picante tienen constitucionalmente más testosterona”, hormona relacionada con el mantenimiento del deseo sexual, tal como confirma Bassas.

3. Defender la igualdad de género le hará mejor amante.

Cuando hablamos de sexo, hablamos también de sexos, es decir, del hecho de ser hombre y mujer, y cómo ambos conviven. Y si lo hacen en un entorno en el que se respeten sus diferencias y refuercen sus puntos en común, seguramente también acabarán por entenderse mejor en la cama. Esa era la idea que intentaba demostrar el investigador de la Universidad de Chicago Edward Laumann, al asegurar, en un estudio realizado en 2006 en casi 30 países, que las parejas de los países occidentales que gozaban de mayor igualdad entre hombres y mujeres, tenían niveles de satisfacción sexual más elevados. La sexóloga del centro Sexorum añade a este respecto: “Todo lo que facilite dejar de percibir que un sexo está contra el otro, en competición, y comiencen a entenderse en el plano de simetría y complicidad, fortalece las posibilidades de entendimiento en el campo del deseo y el placer”. Por descontado, esta regla también se aplica a las parejas del mismo sexo.

4. Los kilos de más estorban.

Y no por cuestiones de flexibilidad. La Universidad de Medicina de Ilam (Irán) realizó un estudio, el pasado enero, vinculando el exceso de peso con las disfunciones sexuales femeninas, y concluyó que existía una relación de causa y efecto entre ambas. “En ambos sexos, la obesidad induce una serie de cambios hormonales que propician la disfunción en la esfera sexual. Es interesante resaltar que se ha demostrado que la pérdida de peso puede facilitar la recuperación de ese tipo de disfunción en muchos casos”, destaca Bassas.

5. Las atletas gozan más.

El investigador Omer Faruk Karatas, de la Universidad de Ankara (Turquía), comparó a mujeres atletas con otras de vida sedentaria, y comprobó que a las primeras les llegaba mayor flujo de sangre al clítoris. “El deporte, además de eliminar estrés, mejora la respiración y la circulación, produciendo que los vasos sanguíneos aumenten de tamaño y mejore la llegada de sangre a la zona de la vagina, clítoris y musculatura cercana, cosa que repercute, para bien, en la calidad de las relaciones sexuales”, afirma Pablo Delgado de la Serna.

6. Apagar (un rato) el móvil favorece la intimidad.

Para conectar con la pareja, bien sea estable u ocasional, necesitamos desconectar del resto de los asuntos. Y esto incluye las redes sociales. En esta idea insiste el reciente estudio “El papel de los teléfonos inteligentes y la tecnología en la vida sexual y romántica”, de la Universidad de Durham (Reino Unido). La investigación, financiada por Durex, examinó el impacto de la tecnología y los smartphones en el romance, la intimidad y el sexo de las personas con relaciones de larga duración, demostrando que si bien esta tecnología tenía sus beneficios, lo cierto es que generaba múltiples tensiones en la pareja. El consejo de los investigadores es simple: aprender a apagar el móvil cuando queremos disfrutar de un momento de intimidad. Y, de paso, llevar a la práctica la última chispa viral: fueron tan felices que no necesitaron publicarlo en Instagram.

Con información de El País.