EMBARAZO SALUDABLE

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Una maternidad saludable, deseable y segura es hoy en día posible de lograr; aun cuando se sabe que no es lo mismo, cuando se vive en un entorno vulnerable, donde las condiciones de vida biológicas, sicológicas o sociales son situaciones o condiciones de riesgo que pueden perturbar el desarrollo fetal y materno e incluso, no alcanzar su término con un feliz y esperado nacimiento. Los servicios sanitarios, la asesoría o educación sanitaria debe promover una vida sana, libre y plena en el ámbito de la salud sexual y reproductiva, sin discriminación de edad, género, estado civil, condición socio-económica, etnia y la asistencia debe ser con trato digno y respetuoso, con respeto a la autonomía en las decisiones y a la confidencialidad de la misma. El “nacimiento es un acontecimiento vital” en las vidas de mujeres y hombres, ya que da origen a una nueva persona, única e irrepetible, destinada a crecer y desarrollarse con todas sus potencialidades incluidas en su capital genético, reconociéndose que las generaciones anteriores y futuras están interconectadas a lo largo de la vida, son los primeros 1000 días desde la concepción hasta los dos años de vida, los deben ser especialmente protegidos con cuidados afectivos. La edad ideal para una gestación saludable, biológicamente, es entre los 18 a 30 años; los tiempos cambian y hoy se observa que hay menor tasa de nacimientos en adolescentes más susceptible a parto prematuro y bajo peso al nacer, con una mayor tasa de nacimientos en mujeres mayores de 35 años, lo que implica mayor riesgo: disminución de la fertilidad, calidad del embrión deficitaria, más abortos y mayor muerte fetal anteparto no asociada a malformaciones. Asimismo, la preexistencia de sobrepeso y obesidad conlleva el riesgo de presentar en la gestación hipertensión y/o diabetes gestacional, prematuridad que provoca mayor mortalidad perinatal, por lo que la alimentación debe ser saludable, controlando que no exista aumento de peso mayor a 12 kilos durante todo el embarazo. La dieta ha de ser variada y equilibrada, lo importante es consumir alimentos ricos en nutrientes y vitaminas como ácido fólico, hierro, calcio y yodo pero no en grasas y basada en verduras, frutas, cereales, lácteos y legumbres, sin olvidar el aporte diario de proteínas de carne y pescado. Debe beberse suficiente agua y leche, jugos naturales y no azucarados. Esto implica disminuir el consumo de grasas, no comer más de lo necesario equilibrando los alimentos en forma saludable, aumentando consumo de lácteos y prohibiéndose el consumo de alimentos crudos en todas sus formas.

 

 

OMS: “ El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano sin distinción de raza, religión, ideología política, o condición económica o social”

 

 

Se recomienda solicitar atención de consejería preconcepcional antes del embarazo, con el objetivo de corregir conductas, factores de riesgo reproductivo, o patologías que puedan alterar la evolución normal de una futura gestación; entre un 15% y un 20 % de los embarazos tienen problemas médicos previos, que deben ser corregidos o controlados para no afectar el desarrollo fetal o la salud de la mujer. A su vez, se debe evaluar los medicamentos que consume en caso de presentar algún problema de salud y a su vez, es necesario que tome medicamentos sin prescripción médica, ni siquiera suplementos vitamínicos de venta libre, ni hierbas. Si se usa método anticonceptivo para regular la fecundidad, es probable que ocurra un embarazo no planificado según el tipo de método usado; si la mujer usa método anticonceptivo y decide optar por un embarazo o si usa un método y se embaraza, se recomienda que en ambas situaciones efectué una control preconcepcional con personal calificado de asistencia sanitaria – médico, matrón/a – para efectuar la valoración de su estado de salud para fortalecer los factores protectores y disminuir aquellos factores de riesgo evitables. Los estilos de vida saludable favorecen el desarrollo de una gestación saludable, por lo que se debe evitar todo uso o consumo de alcohol y drogas, limitar la cafeína, no fumar y evitar exposición pasiva al humo del tabaco. Si fuma debe dejar de hacerlo con ayuda profesional, lo más prontamente. Se debe efectuar actividad física diaria, caminar al menos treinta minutos al día; mantener la rutina de ejercicios habituales y efectuar ejercicios sicoprofilácticos rutinariamente favorecerá el desarrollo muscular y la preparación para el parto, se sabe que al hacer ejercicio se aumentan los niveles de serotonina, una sustancia química producida en el cerebro que está vinculada a mejorar el estado de ánimo. No tome bebidas alcohólicas, cualquier cantidad de alcohol bebido pasa a la corriente sanguínea, atraviesa la placenta y llega rápidamente al feto, aunque se consuma un vaso al día aumentan los riesgos de bajo peso y retardo de crecimiento cerebral o síndrome alcohólico fetal, quienes nacen con esta condición presentan retraso mental y de crecimiento, problemas conductuales severos y malformaciones faciales y cardiacas, lo más seguro es evitarlo completamente y optar por bebidas sin alcohol.

María Isabel Velich  / Pdta. Consejo Regional Matronas y Matrones de Chile A.G