La Madriguera: El primer cambio

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Durante la espera de un hijo, probablemente, el primer cambio sustancial en la rutina diaria es el comienzo del Prenatal. Ese espacio de tiempo en que el Derecho Laboral en Chile permite a la mujer tomarse un período de seis semanas de descanso, si DESCANSO! antes del parto, que además es IRRENUNCIABLE! El énfasis en ambos términos no es casual.
La mayoría de las mujeres trabajadoras dependientes llegan a la fecha del prenatal exhaustas, casi rasguñando paredes, debido a las exigencias físicas del embarazo. Pareciera que seis semanas no bastan. En la última conversación con mi doctor, me reveló que es enorme la cantidad de mujeres que llegan a las consultas pidiendo licencia o adelantar el período de Prenatal. Y la comprobación empírica también me lo sugiere. Mi séptimo mes de embarazo fue tenso, irritante y además doloroso.
Frente a la creciente reivindicación de los derechos laborales que vivimos actualmente, y del notable avance que hace un par de años notamos con la puesta en vigencia del Posnatal Parental, sería prudente repensar en los cuidados previos al parto. Período casi tan más significativo tanto para el hijo que está por nacer, como para la madre, desde el punto de vista de la salud física y mental.
Para lograrlo, necesitamos convencernos como sociedad de la importancia de este tiempo de gestación de vida, no sólo como una suma de días en que la mujer se va para la casa a cuidar al niño. Esa visión simplona de tener un hijo no se relaciona con el real significado que se le debe dar a la maternidad, sobre todo desde el ámbito laboral. Sin querer generalizar, todavía nos encontramos ante la presencia de comentarios poco afortunados y cargados de ironía, tanto de los pares, como de los jefes. “Te felicito!… y cuándo nos dejas????”, revelando que en el fondo les importa un huevo la felicidad de un momento mágico en la vida de cualquier ser humano y que lo único realmente relevante es cuánto tiempo uno se va a desaparecer de la pega.
Hoy, el llamado es a no dejarse afectar por esos comentarios, a no sentir culpa, ni menos pedir perdón en el trabajo por haber quedado embarazada. Ojalá nuestra sociedad, refrendada en leyes, permita algún día, que los roles de madres y mujer trabajadora sean realmente compatibles.

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