Las pataletas: ¿Cómo manejarlas?

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La pataleta es una respuesta emocional desregulada normal y esperable en la primera infancia, por lo tanto, el desafío para los adultos responsables del cuidado de los niños está en “acompañarlos en el aprendizaje de la regulación de sus emociones, abordando de manera respetuosa la situación y actuando como cuidadores protectores y contenedores, evitando el autoritarismo y el castigo”, plantea Valentina Vukusic, psicóloga de Fundación Integra.

 

Llorar, gritar, tirarse al suelo, morder o golpear/se; es decir, hacer una “pataleta”, es una reacción emocional que pueden manifestar los niños y niñas ante momentos de frustración, rabia y estrés.

Estas situaciones de difícil manejo para los adultos no son una manipulación por parte de los niños, como a veces se piensa, sino que “son reacciones emocionales desreguladas y no planificadas, normales en los primeros años de vida”, asegura la psicóloga encargada de la Unidad de Protección de Derechos de la Infancia (UPRI) de Fundación Integra, Valentina Vukusic.

Para comprender este planteamiento es necesario recordar que todos los seres humanos expresan algún tipo de “protesta” cuando algo no les gusta, con la diferencia de que los adultos han aprendido a regular sus emociones y se expresan a través de la verbalización o generando acciones que permitan satisfacer sus necesidades y deseos.

“Un niño o niña muestra su emoción a través de la conducta pataleta”, explica la profesional, planteando que los cuidadores que se enfrentan ante situaciones complejas de abordar “deben acompañar a los niños en el aprendizaje de nuevas formas de canalizar sus emociones, reconociendo sus necesidades y conteniéndolos, lo que no significa darles en el gusto”.

“Los adultos tenemos la responsabilidad de criar, orientar, permitir ciertas cosas y restringir otras. Si dejamos que los niños y niñas ‘hagan siempre lo que quieren’, si no tenemos normas ni límites, también dañamos su desarrollo porque los niños necesitan contención, claridad y certezas, un ambiente seguro en que puedan predecir qué es lo que va a pasar, saber cuáles son ‘las reglas del juego’”, expone la especialista en psicología infanto – juvenil, añadiendo que “el desafío está en establecer estas reglas de manera amorosa y respetuosa”.

 

Aprendiendo estrategias

En un marco de buen trato y de reconocimiento de los derechos de los niños y niñas, “sabemos que no es adecuado gritarles, retarlos ni mucho menos pegarles. Entonces, algunos padres se preguntarán ¿qué recursos tengo?”, formula Valentina Vukusic.

Desde la psicología infantil, históricamente, el consejo práctico para las personas a cargo de los niños estaba relacionado con ignorar y no hacer caso a la pataleta, apartando al niño en algún lugar para que se calmara. Esta técnica es conocida como “Tiempo – Fuera” y, efectivamente, “sirve para alcanzar el resultado esperado por los adultos, pero con un costo emocional enorme para el niño, quien logra calmarse por cansancio o desesperanza”, asegura la profesional de Fundación Integra.

Esta estrategia puede generar sentimientos de tristeza y rechazo, quebrando la confianza con el adulto, quien en esos momentos se presenta como un ser autoritario y castigador. “El Tiempo –Fuera considera acciones que jamás haríamos entre adultos. Si vemos que un amigo se siente frustrado o manifiesta rabia, ¿le decimos que se vaya a encerrar a su pieza hasta que se le pase?”, pregunta la psicóloga de UPRI.

Lo recomendable entonces, es el “Tiempo – Adentro”, lo que implica acompañar al niño utilizando una serie de estrategias para que se calme (ver recuadro). “La finalidad de esta técnica es comunicar al niño o niña que los adultos somos seres protectores y contenedores en momentos difíciles”, destaca.

Pero para que este manejo respetuoso de la pataleta sea efectivo, se requiere de adultos regulados, que son capaces de reflejar las emociones de los niños y conscientes de sus propias emociones. “El desafío es lograr la propia regulación emocional. Si nos descontrolamos, vamos a generar miedo en el niño o niña y el miedo genera estrés. El conocimiento científico actual nos permite saber que el estrés daña el cerebro y así su potencialidad de desarrollo y capacidad para aprender a regular las emociones”, concluye la profesional. Para esto es primordial el autocuidado de las personas adultas e intentar empatizar con ellos.

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Orientaciones para manejar una situación difícil

A continuación, presentamos algunas orientaciones para las madres, padres o adultos responsables de los niños y niñas respecto de cómo manejar una situación difícil, basadas en la técnica del “Tiempo – Adentro”, descritas por el psicólogo clínico Felipe Lecannelier Acevedo

  1. Nunca descontrolarse: no gritarle, pegarle, decir malas palabras o inferir malas intenciones.
  1. Ponerse a la altura visual del niño o niña: permite que sienta menos estrés y poder autoritario de parte de los adultos, y poder calmarse fácilmente.
  1. Comentar en frases breves y simples lo que está ocurriendo afectivamente en el niño o niña: esto les ayuda a comprender y verbalizar las reacciones de descontrol. Por ejemplo: “Yo sé que tienes rabia porque no quieres bajarte del mueble, pero es peligroso”.
  1. Desviar la atención con algo agradable, mostrando una alternativa que le guste.
  1. Esperar a que esté calmado/a para mostrarle que su conducta no es apropiada, ya que en momentos de desregulación emocional no se comprenden razones ni consecuencias.