“Hoy la ayuda encuentra un límite muy estrecho y las personas siguen padeciendo”

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– Esta asistente social y mediadora quiere dejar su legado e insta a los estudiantes de esta carrera a recuperar el espíritu de servicio de dicha profesión, “cuyo objetivo –remarca- es el desarrollo de las potencialidades del hombre y la satisfacción de las necesidades humanas”.

 

Analía Vázquez – revista@fempatagonia.cl

Victoria Rodríguez Robles tiene tan sólo 80 años de edad y, luego de 46 años de servicio como Asistente Social y Mediadora, sigue dedicando su vida a la comunidad de Magallanes.

Llega a la entrevista con tres carpetas que guardan cientos de recortes de diarios locales y nacionales con palabras escritas que atesoran los momentos más importantes de su profesión, que es su vida entera.

“Quiero dejar mi legado”, expresa con su voz profunda y pausada. Esa necesidad de transmitir su conocimiento a futuras generaciones de la carrera de trabajo social y, a su vez, trascender en el tiempo, agradecer y hasta quizás pedir perdón a sus hijos por tantas horas de ausencia dedicadas a ayudar a los demás.

Esta mujer de vocación solidaria obtuvo su título profesional en la Escuela de Servicio Social de la Universidad de Chile en el año 1958. Llegó a Punta Arenas en marzo de 1962, trabajó en el Politécnico de Menores, luego en el Servicio Nacional de Salud y 35 años en el Tribunal de Menores.

“Magallanes me abrió sus puertas y pude conseguir una Beca en Estados Unidos para capacitarme en temas de drogadicción y alcoholismo y fue allí donde aprendí sobre mediación; luego me invitaron de distintos países a dar charlas y participar de otros cursos en Europa, nuevamente en Estados Unidos y Argentina. En esos viajes, conocí profesionales maravillosos de India, Japón, Perú, España, Colombia, con quienes pude intercambiar experiencias y puntos de vista que alimentaron muchísimo mi conocimiento”, va narrando Victoria con la mirada aletargada en el recuerdo.

Explica con cierta nostalgia el importante rol de una asistente social que era llevar los casos hasta las últimas consecuencias, hasta lograr la solución total, que la persona o las familias asistidas lograsen recuperar su dignidad y construir un futuro más feliz.

 

– ¿Cómo ve la asistencia social en la actualidad?

– “Ahora está todo tan segmentado y burocratizado que la ayuda muchas veces no llega hasta el proceso final. En la actualidad, las organizaciones civiles son importantísimas porque el Estado no logra solucionar los problemas de la gente, no hay compromiso, no hay vocación, la ayuda encuentra un límite muy estrecho y las personas siguen padeciendo. En mi época, no estábamos detrás de un escritorio, sino que hacíamos trabajo de campo, compartíamos con la gente, los escuchábamos. Muchas veces las personas van al hospital, vestidas de manera prolija porque quieren mostrarse así pero detrás de esa imagen hay tantas historias, tantos problemas que requieren ayuda”.

 

– ¿Cómo ve los problemas de la infancia y de la adolescencia hoy en Magallanes comparado a los años en los que usted inició su profesión?

– “Había problemas de conducta pero no como ahora. La vida familiar era distinta, las mujeres estaban en su casa con los niños, el hogar estaba bien organizado, la mayoría de las personas creían en el matrimonio. Entonces, los niños estaban más contenidos”.

 

– ¿Y, desde el punto de vista de una mujer profesional como usted, que repartió su tiempo entre la vocación y la familia?

– “Yo pensaba que no podía quedarme en la casa, pero también, como le decía denante, la vida le pasa la cuenta. Muchas veces me quedaba sin quien cuidara a mis hijos y los llevaba a la Población 18 en donde yo trabajaba en el consultorio y, a veces, algunas amigas del Centro de Madres me ayudaban también a cuidarlos. Todos esos eran impedimentos pero los supe salvar. Ahora ellos me reclaman que yo estuve poco con ellos en la infancia, muchas veces me han dicho: ‘Mamá, cuando éramos chicos tú siempre estabas trabajando’”.

 

– ¿Qué le diría a los alumnos de educación superior que estudian actualmente la carrera de Trabajo Social?

(La respuesta la encuentra en una nota del año 1979 en el diario El Magallanes en donde ella misma explica qué significa ser Asistente Social)

– “Es una profesión de carácter social cuyo objetivo es el desarrollo de las potencialidades del hombre y la satisfacción de las necesidades humanas; tiende a dar bienestar social, es decir, una mejor calidad de vida. Contribuye a que el hombre asuma una posición responsable, creadora y participativa en el proceso de desarrollo social, para que pueda realizarse y constituir su propio destino, es amor, comprensión, abnegación, sacrificio, capacidad para escuchar y ver para organizar, planificar, es saber captar la confianza de los demás, es saber ayudar a los demás”.

 

– Actualmente usted tiene su oficina desde la que sigue prestando asesoramiento a familias.

– “Sí lo sigo haciendo. Llega gente que me conoce o por referidos y les brindo terapia de apoyo y mediación familiar. Mi última meta fue haber dictado un diplomado en mediación en el año 2005, ya que deseaba entregar a otros profesionales mis conocimientos y, en el año 2007, el haber colaborado y apoyado a dos jóvenes que se fueron en adopción a Estados Unidos y que vinieron después de 20 años a conocer a su familia y padres biológicos. Ello fue posible gracias a La Prensa Austral, Radio Polar y Canal 4 de Televisión, quienes con sus publicaciones hicieron posible este anhelo de dichas jóvenes. Ese fue el broche de oro para terminar mi actuación profesional”.

 

– Sus hijos están lejos y usted se queda acá, ¿qué le gusta más de Punta Arenas?

– “Aquí, mi esposo falleció y pienso quedarme para siempre en esta ciudad fría por el clima, pero cálida por sus habitantes; aquí desarrollé mi profesión, se me abrieron las puertas para capacitarme, aún con sacrificios económicos pero con entusiasmo y perseverancia se llega lejos”.

 

La charla culmina, pero con la firme promesa de un próximo encuentro café de por medio, para seguir develando historias, recuerdos, fotos de esta incansable trabajadora radicada en Punta Arenas.