Eutanasia de la mascota: decisión familiar

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Pamela Gallardo Bayot –  Médico Veterinario – Diplomada en CirugÍa – clinvetsannicolas@hotmail.com

La EUTANASIA es la inducción de la muerte sin dolor, y es la decisión más difícil que un dueño puede tomar respecto a su mascota. Para que cumpla con su objetivo principal, el de terminar con el sufrimiento de nuestra mascota, ésta debe realizarse mediante la inyección endovenosa de una sobredosis de anestésico, por lo que la mascota primero pierde la conciencia, y después fallece producto de un paro cardiorrespiratorio de manera rápida y sin dolor.

Si bien los motivos del por qué considerarla pueden ser de una amplia discusión, se recomienda considerarla en casos de animales con enfermedades irrecuperables, cuando se pierde la “calidad de vida” (fuertes dolores refractantes a terapia, insuficiencias orgánicas en etapas terminales e irreversibles, lesiones graves sin posibilidad de recuperación que provocan “angustia” a nuestra mascota, por lo que no juega, no come, evita moverse, no se asea, etc. ). “Debería considerarse como el último acto de amor hacia nuestra mascota”.

Si esta decisión es difícil, aun lo es más intentar explicar a los niños pequeños. Lo recomendable es ser sinceros y abiertos. Lo fundamental es que se enteren por los padres, nunca sin habérselos comunicado antes, idealmente que participen de la decisión y sobre todo permitirles despedirse.

Con frecuencia el dueño pretende que el veterinario decida por él, ya que no quiere ser el verdugo que haga la elección. Es fundamental que el veterinario resuelva todas las dudas, pero la decisión final siempre debe ser del dueño, ya que es quien mejor puede valorar la “calidad de vida” de su mascota. Una vez tomada la decisión, es importante decir adiós, la conveniencia o no de presenciar la eutanasia varía con las personas. Unas necesitan ver que su mascota muere de forma tranquila y sin dolor, otras quieren verlo sólo ya fallecido para aceptar que su mascota se ha ido, para otras puede ser una situación traumática.

Si esta decisión es difícil, aun lo es más intentar explicar a los niños pequeños. Lo recomendable es ser sinceros y abiertos. Lo fundamental es que se enteren por los padres, nunca sin habérselos comunicado antes, idealmente que participen de la decisión y sobre todo permitirles despedirse. El presenciar una “muerte tranquila” es mucho menos traumático que lo que la imaginación de un niño puede inventar. La visión del cadáver elimina el misterio de la muerte.

Es importante no decirles “Dios se ha llevado a tu mascota” ni “tu mascota se ha dormido”, o “sé fuerte” o “no estés triste”, ya que pueden enfadarse con Dios, o tener miedo de que se lleve a algún miembro de su familia, o pueden tener problemas de ansiedad al irse a dormir. Hay que explicarles que sentir pena es normal y necesario. Es importante entender que las emociones que uno siente son normales, por lo que pueden y deben exteriorizar sus sentimientos.