En Clínica Magallanes se instalaron las primeras “bombas de insulina” para pacientes con diabetes tipo 1

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Lo que se persigue con este tratamiento es imitar el funcionamiento del páncreas de una persona sin diabetes. De hecho ésta es la terapia más fisiológica, ya que infunde insulina continuamente las 24 horas del día.

 

 

El procedimiento lo realizó la nutrióloga y diabetóloga, doctora Leisly Vidal

MEJORAR LA CALIDAD de vida de las personas, esa es la frase que mejor define el objetivo de la instalación de los primeros microinfusores continuos de insulina subcutánea, popularmente llamados “bombas de insulina” para pacientes diabéticos tipo 1, procedimiento ambulatorio que benefició a dos pacientes de 16 y 18 años y que se desarrolló en Clínica Magallanes.

El microinfusor se compone de una pantalla, batería, botones y un reservorio de insulina.

Todo un hito para la región, teniendo en cuenta que estos pacientes que padecen diabetes tipo 1 (enfermedad de origen autoinmune) se inyectaban, al menos, siete veces al día las dosis de insulina indicadas, mientras que con esta “bomba de insulina” lo hacen una vez cada tres días.

La nutrióloga y diabetóloga de Clínica Magallanes, doctora Leisly Vidal estuvo a cargo de este procedimiento. Explica que los pacientes deben cumplir un perfil muy particular para así utilizar este pequeño dispositivo que administra insulina de forma continuada, que es similar al tamaño de un teléfono móvil y que consta de dos partes: el infusor de insulina y el catéter de conexión.

Lo que se persigue con este tratamiento es imitar el funcionamiento del páncreas de una persona sin diabetes. De hecho ésta es la terapia más fisiológica, ya que infunde insulina continuamente las 24 horas del día; la cantidad de insulina que se va a infundir está programada previamente por el equipo diabetológico, el paciente y/o su familia basándose en los controles de glicemia. En ningún caso, la propia bomba va a decidir la cantidad de insulina que se administrará.

“Como médico, yo programo la bomba de insulina y eso le sugiere los bolos a los pacientes, pero son ellos quienes deciden, aceptan, cambian o cancelan sus funciones. Es fundamental que los candidatos a la terapia con microinfusor de insulina demuestren habilidades adecuadas en el manejo de la diabetes, que sepan contar hidratos de carbono, que estén motivados, que tengan un buen apoyo familiar, que practiquen actividad física, acudan a sus controles y que tengan unas expectativas realistas sobre el nuevo tratamiento que van a iniciar”, señala.

La doctora Vidal comenta que éste no es un procedimiento masivo, justamente por todos los requisitos que deben cumplir los pacientes para la instalación del microinfusor.

“El paciente debe ser responsable, riguroso y muy adherente a su tratamiento y la realidad de nuestra región es que la mayoría de nuestros pacientes, lamentablemente, no se controlan muy bien, no hacen actividad física, no mantienen una buena alimentación y éstas son herramientas fundamentales. Entonces, sólo se puede usar con un grupo reducido de pacientes”, sostuvo.

El procedimiento es un hito importante porque son los primeros microinfusores con monitor externo que se instalan en la región y el tercero y el cuarto de este tipo a nivel nacional.

 

“El paciente debe ser responsable, riguroso y muy adherente a su tratamiento”.

Expectativas de los pacientes

Las historias de los dos pacientes que actualmente tienen instaladas estas bombas de insulina son bastante diferentes.

Por un lado, Vicente debutó a los 3 años con diabetes tipo 1, mientras que en el caso de Josefa, el hallazgo de la enfermedad fue a los 17 años.

A sus 16 años, Vicente esperaba que la utilización del microinfusor le permitiera disminuir la cantidad de inyecciones a realizar por día y así recuperar los daños ya presentados en los sitios de punción durante sus trece años con diabetes.

Además, pretendía lograr un control más estable y disminuir las consecuencias a largo plazo producto de los niveles variables de glicemia.

Durante dos meses de uso del microinfusor, se le ha facilitado el proceso de cálculo de las dosis de insulina, que resultaban complejos y tediosos. Además, se han recuperado los sitios de punción que, por sobre uso, estaban presentando daños en su cuerpo.

“He mejorado notablemente mis niveles de hemoglobina glicosilada, que actualmente presentan un resultado que nunca antes había alcanzado”, indicó.

En tanto, las expectativas de Josefa básicamente eran sentirse más estable con sus glicemias, no tener que pincha rse antes de cada comida, que las dosis de insulina fuesen más exactas.

A dos meses todo eso se cumplió. Josefa dice sentirse más cómoda ya que es un aparato discreto y, sin duda, lo más importante: ya no tiene que ir a un lugar donde no haya gente para poder inyectarse.

“Soy deportista y el poder hacer ejercicio sin que me moleste me ayuda bastante. Los resultados de los exámenes han mejorado en comparación a antes de tener la bomba”, manifestó la joven.

Un hito a nivel regional

La doctora Vidal destaca que el procedimiento es un hito importante, teniendo en cuenta que son los primeros microinfusores con monitor externo que se instalan en la región y el tercero y cuarto de este tipo a nivel nacional.

“Esta bomba se lanzó en Chile el 30 de septiembre del año 2016 y a los 3 meses en Magallanes se instalaron dos, por eso lo importante es que la comunidad tenga en consideración que, a pesar de que seamos una zona extrema, se pueden realizar este tipo de procedimientos sin necesidad de tener que viajar a otro lugar. A dos meses de poner la bomba de insulina, me alegra saber que estos dos jóvenes están mejor que antes, ha sido un cambio súper positivo y eso es relevante para ellos y para  mí”, reconoció la nutrióloga y diabetóloga.

Este microinfusor tiene la ventaja que es discreto, va ajustado al cuerpo, el paciente puede esconderlo en su ropa o en un banano y manejarlo desde el monitor.

“Este procedimiento realizado en Clínica Magallanes marcó un hito en la salud a nivel regional y nacional, lo que demuestra que contamos con la tecnología diagnóstica y la experiencia de nuestros especialistas para enfrentarnos a los nuevos desafíos de la medicina. Es por ello que siempre trabajamos para estar a la vanguardia y para satisfacer los requerimientos de nuestros pacientes, entregándoles una mejor calidad de vida como ocurrió con estos jóvenes”, destacó la gerente general de Clínica Magallanes Carolina Saldivia.

La especialista agradeció la confianza de Clínica Magallanes para la realización del procedimiento. En ese sentido, previo a la instalación de las “bombas de insulina”, la doctora Vidal efectuó una jornada de capacitación intensiva en la que participaron ambos pacientes y sus padres, más una enfermera y una nutricionista designadas que apoyaron externamente este pionero tratamiento.

“Estoy muy contenta”

La doctora Leisly Vidal es magallánica, su núcleo familiar lo conforman su esposo e hijo de 11 meses, sus padres y dos hermanas, ambas médicos.

Recuerda que quiso estudiar Nutrición y Diabetes al no contar la región con especialistas en esta área.

“Estoy muy contenta, porque me encanta trabajar en esto y, realmente, veo cambios en mis pacientes. Mi sistema de trabajo es estructurado, pero flexible a la vez. Creo que, por eso, mis pacientes tienen buena adherencia a sus tratamientos, tanto en la parte nutriológica como en la parte diabetológica. Me preocupo de motivarlos, de conversar con ellos, contarles los riesgos de las cosas y los beneficios que pueden obtener”, enfatizó.