Vinculación Afectiva-Emociones-Aprendizaje: Tres conceptos Inseparables

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Es fundamental que todo ambiente en el cual se encuentren inmersos los niños/as se caractericen por ser entornos estimuladores, enriquecedores y vinculantes, los cuales deben facilitar aprendizajes, pero a su vez incentivar una relación afectiva segura, estable y sincrónica. No se aprende bajo situaciones estresantes, ni menos bajo situaciones desagradables, por ende, se debe tomar conciencia de la importancia que tiene el ambiente para el aprendizaje, la importancia de la educación emocional, y el  impacto de la relación afectiva entre adulto-niño/a.

 

Se debe considerar, menciona Christel Manterola, Psicopedagoga, Licenciada en Educación, Magíster en Potenciación de Aprendizaje que la mente se construye y el cerebro se moldea a partir de las experiencias y vinculación del niño/a con su ambiente y figuras de apego. Si bien, el cerebro tiene un desarrollo intrínsecamente natural, es en la relación con otros cuando se moldea y se potencia, surgiendo desde ahí la importancia de tomar conciencia sobre el impacto del vínculo en el desarrollo de los niños, y en su proceso de aprendizaje.

Importancia del vínculo

El vínculo y el tipo de relación que se establece desde pequeños, es de gran relevancia, pues es el sustento de un desarrollo satisfactorio de ciertas estructuras cerebrales encargadas de la autorregulación emocional. Se comienza de la hetero-regulación a la autorregulación, es decir, pasando desde una regulación guiada por un adulto, hasta la capacidad del propio niño/a de manejar su estado corporal y emocional. Frente a esto, es que, desde el nacimiento, debe existir una figura de apego, que cumpla y satisfaga las necesidades básicas y emocionales del menor, una figura que se encuentre de manera incondicional para regular al infante cada vez que este lo requiera, con especial énfasis en aquellas situaciones de estrés, siendo el afecto y la atención la contención más relevante.  Por otra parte, se debe destacar la importancia de lograr que la figura de apego pueda compartir y anticipar estados afectivos del niño/a, encontrándose no solamente de forma física accesible, sino que también emocionalmente disponible. El adulto, como modelo social y emocional, debe propiciar espacios de interacción ricos en diálogos y validación de las emociones, donde el clima familiar favorezca el desarrollo emocional y social, los cuales a su vez impacten en el proceso de aprendizaje de los niños/as.

¿Existe alguna edad límite para desarrollar la conciencia emocional y el fortalecimiento de este vínculo con los niños/as?

La profesional señala que la necesidad de vinculación afectiva del niño/a con el adulto se mantiene durante su desarrollo evolutivo, avanzando de forma progresiva hacia una mayor independencia, no obstante, la educación desde la emoción “no tienen edad de término”, menciona Christel Manterola.

Todo ser humano es fruto de una historia vincular, nos relacionamos constantemente con otros y es en esta relación y bajo estos ambientes ricos en estimulación y contención, donde los niños/as tienen la oportunidad de aprender, no solo contenidos académicos, sino que también conocer su mundo emocional.

La mayoría de los adultos buscamos la autorregulación de los niños/as, pero nadie se ha percatado, que no se controla aquello que no se conoce, por lo que el reconocimiento y “scanner” emocional en los menores, es el paso inicial para la autoconciencia, lo que implica el conocer sus propias emociones y sentimientos, identificarlos, nombrarlos y aceptarlos, con el propósito de guiar la autorregulación de éstos.

Por lo anterior, la profesional nos propone algunos “tips generales” para potenciar el vínculo afectivo, y la educación emocional en casa:

-Dar espacio a la escucha activa. Varias veces la rutina cotidiana nos lleva a caer en monólogos que no dan pie para atender y escuchar de forma activa las voces internas de los niños/as. Una escucha basada en el respeto, aceptación y comprensión sin prejuicios, debe ser el pilar fundamental que sustente la comunicación en el hogar.

-Validar las emociones. En el mundo de los niños/as sus experiencias son reales e importantes, y el validar su emoción frente a una situación en particular, promueve el sentimiento de pertenencia y de sentirse escuchado y comprendido por sus figuras de apego.

-Ayudar a los niños/as a nombrar su emoción. Es más fácil expresar y regular la emoción cuando ésta se reconoce y se le asigna un nombre en específico. Ejemplo “siento alegría” “siento miedo” “veo que tienes rabia” “entiendo tu tristeza”, etc.

-No imponer rutinas de aprendizaje. Si se observa que emocionalmente el niño/a no se encuentra estable, no se deben imponer rutinas de estudio, ya que esto genera mayores niveles de estrés, y bloqueos cognitivos que no propician aprendizajes significativos ni placenteros.

Por último, la Psicopedagoga señala, que el reconocer la importancia de la vinculación afectiva para el desarrollo de los niños/as, conlleva a ampliar la mirada hacia la importancia de la educación emocional, la cual es la base para la creación de personas integrales y con una conciencia que les permita desenvolverse en la sociedad, enfrentando los retos de la vida con múltiples herramientas sociales, cognitivas y emocionales. Es por esto, que todo proceso de aprendizaje va de la mano de la emoción, por lo que cuidar los vínculos en el hogar, permite también generar climas familiares cálidos y óptimos, que tienen de forma directa una repercusión en los niños/as y en su predisposición a los desafíos escolares.  Finalmente, recalcar que no se aprende en situaciones estresantes, ni menos amenazantes, por ende, el clima familiar y la calidad de los vínculos existentes, juegan un rol fundamental en el bienestar de los menores y en el avance de su proceso de aprendizaje.

“La educación emocional se propone el desarrollo de competencias emocionales. Entendidas como competencias básicas para la vida, con la finalidad de aumentar el bienestar personal y social” (Bisquerra, 2000).