ROL DE LAS MUJERES TRABAJANDO POR EL PATRIMONIO NATURAL

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Mujeres en Conaf

“Cuando ingresé al parque  en esos años, nos daban ropa de hombre, algo que siempre alegué y, por eso, recorrí muchas tiendas  buscando pantalones verde para mujer” recuerda Irene Ramírez Mérida, funcionaria en Puerto Natales de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), quien dio sus primeros pasos en la institución forestal el año 2006  cuando ingresó como guardaparque del   Parque Nacional Torres del Paine. Licenciada en Ciencias Biológicas de la Universidad de Magallanes, cumplió diversos roles, principalmente en el área de investigación y conservación, siendo en la actualidad la responsable de coordinar el tema de Reserva de la Biósfera Torres del Paine, designación que la Unesco otorgó al Parque el año 1978, y de los planes de manejo para las áreas áreas silvestres protegidas que administra Conaf.

Ella es una de las 29 mujeres que conforman la planta funcionaria permanente de Conaf  a nivel regional -de un total de 126- y que aumenta a 117 mujeres, de un total de 373 personas, cuando se agregan las  contrataciones transitorias para el personal guardaparques y de brigadas que previenen y combaten  los incendios forestales durante las temporadas  de mayor actividad turística o riesgo de incendios. Estas cifras entregadas por la Unidad de Género y Equidad de Conaf, instancia encargada a nivel nacional y regional por disminuir las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres, si bien dan cuenta que la presencia femenina al interior de Conaf aún no supera el 40%, a través de los años evidencian un incremento de ella en una institución que, tras iniciarse en la región durante la década del setenta, tiene raíces históricas de una planta funcionaria integrada en su mayoría por hombres.

 

Alejandra Olivares es la administradora del Monumento Natural Cueva del Milodón (1).

 

Pamela Duhalde fue la primera Ingeniera Forestal en integrar Conaf en Magallanes.

 

 

 

 

Lorena Saavedra en la oficina de CONAF en Cabo de Hornos.

 

Janina Gallardo Vera es una de las mujeres que a nivel nacional es jefa de brigada.

Pamela Duhalde habla con propiedad del tema, porque ella fue la primera profesional mujer del área forestal que llegó a la Conaf de Magallanes el año 1993 para desempeñarse en el rol de fiscalizadora en la oficina provincial de Natales. Y si bien esta función la desempeñaba por años un hombre, no fue allí donde ella percibió la diferencia de oportunidades entre género, sino mucho antes,  cuando estudiaba Ingeniería Forestal en la Universidad  Austral de Chile y ya notaba que se involucraba en un área, a su juicio, “masculinizada”.

“Éramos 8 mujeres de 80 cuando entramos a la universidad. Ahí uno tiene claro el panorama que va a venir, pero tuve suerte de ingresar a Conaf porque el ambiente del ingeniero forestal en el mundo privado es más masculinizado aún. En cambio, en Conaf hay mujeres en otras áreas”, señala Pamela, recordando que pensó que iba a tener muchos más problemas en sus funciones y, sin embargo, no fue así, ya que los propietarios con los que se debía relacionar la trataron con mucho respeto, aún cuando no descarta haya existido por parte de ellos alguna duda sobre su desempeño profesional por el hecho de ser mujer. Sin embargo, considera que la educación de cada persona es una variable que disminuye cualquier actitud discriminatoria.

Este proceso de aumentar la incorporación de mujeres  a las funciones que realiza Conaf tiene su mayor ejemplo en las brigadas forestales,  actividad que por su nivel de riesgo y esfuerzo físico se pensaba sólo podían realizar hombres, ya sea por el manejo de herramientas manuales, cargar bombas de agua o liderar brigadas.

“Había estado en la compañía de bomberos y me llamaba la atención todo el tema de incendios, además porque mi mamá también había sido brigadista”, cuenta Janina Gallardo Vera, quien ya lleva 8 temporadas, es jefa de la brigada Lenga 3 en Punta Arenas y hasta hoy es una de las pocas jefas de brigada a nivel nacional, un proceso que dice no fue fácil al estar poco  acostumbrada a un entorno tan masculino  que la obligó a desarrollar su carácter. Quiso renunciar, la convenció una colega que no, y no se arrepiente de esa decisión. “Hoy está más que superado. Y el hecho de que sea jefa,  si bien se nota que al comienzo les molesta a algunos hombres, después se acostumbran y se dan cuenta que estamos capacitadas para esa función”.

Irene Ramirez , al centro, en un seminario internacional sobre Reservas de la Biosfera.

 

Rocio Velquen y Nicol Galindo son las encargadas a nivel regional de la Unidad de Género y Equidad de Conaf.

 

Irene Ramírez cuenta que cuando ingresó como guardaparque debió cortar leña, manejar el generador y que el hecho de pertenecer a un programa integrado por diversidad de profesionales en materia de conservación le permitió sentir mayor homogeneidad en sus funciones. “Faltan más mujeres administradoras”, dice, un dato no menor, considerando que la única mujer que cumple esa función en la región es Alejandra Olivares, quien desde el año 2014 está a cargo del Monumento Natural Cueva del Milodón: “Mi experiencia fue muy beneficiosa con los colegas  varones porque fueron muy generosos, había menos visitantes y se tomaban el tiempo de poder compartir sus experiencias, no habían diferencias importantes, era una más del equipo de trabajo”, señala Alejandra, quién ya pronto cumplirá casi 20 años en la Conaf regional.

Ingresando el año 2018, Lorena Saavedra es la encargada de prevención de incendios forestales en Puerto Williams, zona extrema donde prevalece la presencia masculina. Señala haber sido testigo de actitudes y bromas machistas en el entorno. “Sin embargo, he notado con los años que mi trabajo es bien valorado por la comunidad y por las instituciones que aquí se desempeñan”, dice Lorena, quien actualmente espera su primer bebé. Una noticia que, según cuenta ella, la ponía nerviosa por cómo iba a ser recibida en su trabajo. No obstante, tuvo apoyo por parte de su jefatura y las áreas de recursos humanos y bienestar de Conaf. “Aquí en el fin del mundo, ese apoyo es fundamental y hace más ameno el trabajo día a día” concluye Lorena. Una de las mujeres de Conaf en Magallanes que, desde el extremo austral, no sólo, como suele decirse,  “se hace patria territorial”, sino también de género.