LA INFLUENCIA DE LA INTERACCIÓN Y LOS ESTILOS DE CRIANZA ENTRE CUIDADORES Y NIÑOS EN LA OBESIDAD INFANTIL ACTUAL

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Según el último estudio realizado el año 2018 por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (JUNAEB) denominado “Mapa Nutricional”, Chile ha vuelto a presentar cifras alarmantes de sobrepeso y obesidad infantil.  Los resultados indican que el 51,7% de los estudiantes presentaron malnutrición por exceso, en donde específicamente los niños de quinto básico, kínder, primero básico y prekinder presentan los indicadores más altos.

En cuanto a los resultados a nivel local, Magallanes presenta los peores índices de obesidad infantil a nivel país, en especial en los niños de primero y quinto básico.

Muchas de las intervenciones nutricionales se centran casi exclusivamente en la dieta, con escasa atención a los comportamientos de interacción entre los cuidadores y los niños, actividades que caracterizan a las primeras experiencias de alimentación. Los hábitos establecidos tempranamente en la vida suelen persistir con el paso del tiempo. Esto hace a la infancia un tiempo ideal para que las familias establezcan hábitos saludables de alimentación y así puedan evitar tanto la desnutrición como el sobrepeso y otras enfermedades crónicas asociadas.

Considerando que la alimentación y la nutrición son procesos influenciados por aspectos biológicos, ambientales y socioculturales y que durante la infancia contribuyen a un desarrollo y crecimiento óptimo, así como una maduración biopsicosocial, es necesario que los niños adquieran durante esta etapa hábitos alimentarios saludables. Sin embargo, para ello es necesario considerar factores de tipo fisiológicos, sociales y familiares, donde estos últimos ejercen una fuerte influencia en los patrones de consumo. No obstante, los hábitos alimentarios se han ido modificando por factores que alteran la dinámica familiar, tales como la menor dedicación y falta de tiempo para cocinar y la pérdida de autoridad en cuanto a la cantidad y calidad de los alimentos que consumen los niños.

Teniendo todo esto en cuenta, los estilos de crianza de los padres tienen la mayor influencia en el comportamiento del niño, porque crean el clima emocional dentro del cual las prácticas pueden ser aceptadas o rechazadas por el niño. Se han descrito 4 estilos de crianza principales, los cuales afectan el desarrollo alimentario:

1. Respetuoso: El adulto a cargo apoya y orienta al niño(a) en su proceso, lo considera, responde frente a la demanda del niño. Este estilo se asocia a alimentación más sana.

2. Autoritario: El adulto a cargo impone lo que desea, no considera al niño(a). Este estilo se asocia al sobrepeso.

3. Indulgente: El adulto a cargo no impone, ni orienta al niño, pero hace lo que desea, con una desconexión emocional del niño(a).

4. Negligente: Al adulto a cargo ignora al niño(a), no lo considera y lo deja hacer lo que quiere, con una desconexión emocional del niño(a).

En una serie de estudios de paternidad y conducta alimentaria en niños realizados en diversos países, se ha demostrado que los niños de padres con estilos de alimentación indulgentes consumían porciones más grandes y presentan mayor probabilidad de padecer sobrepeso y obesidad con el paso de los años.

El estilo de crianza indulgente se ha detectado en gran medida en los padres que asisten a consultas nutricionales con sus hijos, por lo tanto, se replica este comportamiento en nuestro país, lo que concuerda con los altos índices de obesidad infantil que arrojan los resultados del Mapa Nutricional de la JUNAEB. Los comportamientos de padres con este estilo de crianza que más se detectan en una consulta nutricional corresponden específicamente a los siguientes:

– El libre acceso de alimentos no saludables a sus hijos tanto dentro del hogar como en los establecimientos educacionales.

– Falta de autoridad frente a sus propias decisiones de compra de alimentos, dejándose llevar por la opinión de sus hijos en el supermercado.

– Ceder ante las peticiones alimentarias de los niños para evitar “pataletas” y mantenerlos tranquilos.

– Niños que comen en exceso solo por aburrimiento o ansiedad. 

Todos estos factores muchas veces están asociados a que los cuidadores no ven la alimentación de los niños como algo de vital importancia en su salud del presente y del futuro, provocando que el sobrepeso u obesidad no sea visto como un problema, debido a que otras dificultades de la vida cotidiana presentan mayor importancia y requieren de mayor atención, y en consecuencia se le “baja el perfil” o se ignora esta condición de salud infantil.