El ‘kumité’ de Graciela Andrade contra su nuevo enemigo: el lupus

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Desde los tres años, esta joven magallánica incursionó en las artes marciales. Aspiraba a ser campeona mundial en su especialidad, pero hoy enfrenta un nuevo e inesperado combate en contra de esta enfermedad y sus dolencias asociadas.

 

Elia Simeone R. /revista@fempatagonia.cl

Aprendió a caminar sobre un dojo y, desde los tres años, se reconoce como una artista marcial. Esta verdadera pasión, heredada de su padre, la llevó a las ligas mayores del karate, cuando, en 2009, viajó a Japón y obtuvo el tercer lugar a nivel mundial (Sandan, cinturón negro tercer Dan).

“Yo quería hacer eso: viajar y practicar karate”, dice con cierta nostalgia Graciela Andrade, una hermosa joven de sólo 24 años.

Es que, cuando se preparaba para ir a otro mundial en 2011, en vez de competir en Canadá estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Clínico de Punta Arenas, producto de una insuficiencia renal derivada de otra dolencia base: lupus eritematoso sistémico.

Se trata de un mal que predomina en las mujeres y que es potencialmente fatal y muy fácil de confundir con otras condiciones. Es un enfermedad autoinmune, inflamatoria sistémica, crónica, que se caracteriza por un curso cíclico con remisiones y recaídas.

En 2016, tuvo otro gran golpe, pues el lupus, pese a que por momentos se puede controlar, cuando se activa afecta diferentes órganos. A su insuficiencia renal, que la tiene sometida a diálisis constantes, se sumaron las crisis de epilepsias. Un día y buscando vivir normalmente, fue a comer un completo y no supo qué le pasó. “Me desmayé y empecé a convulsionar”, recordó.

De este episodio, reconoce haber quedado “más lenta” y también nos confiesa que, para una mujer tan activa como era y que aún se siente, son un verdadero tormento los días en que tiene que someterse a diálisis, tres veces por semana.

¡Cómo no, si el karate se caracteriza por su técnica, fuerza y… velocidad!

“Nunca pensé que me iba a enfermar… Siento cuando estoy en las diálisis que me atraso mucho, que me quita tiempo y eso me estresa”, admite, mientras sigue anhelando poder ser sometida a un trasplante, el que significa muchísimo para ella: “Significa libertad, el poder continuar con mi vida”.

“Quería ser número uno en karate, tuve que cerrar mi escuela, aunque sigo entrenando a mis alumnos más avanzados, pues tengo con ellos un compromiso”, relata.

En este giro en su vida, decidió estudiar Derecho en la Universidad de Magallanes, carrera que siente que acompaña a su carácter y donde ha encontrado un gran apoyo, si bien su pasión, el karate, aún le sigue dando alegrías. En el mes de octubre recién pasado, su pareja salió campeón nacional en la categoría de Maestro y, en este marco, el Ministerio del Deporte le entregó a ella el Premio a la Trayectoria.

Su nuevo ‘kumité’

Pese a que este adversario que llegó silencioso cambió el rumbo de su vida, Graciela nos sorprende con su tremenda tenacidad. Por su gran “ki” (intención emocional), no estamos frente a una muchacha abatida. ¡Muy por el contrario! Se nos devela una mujer que lucha por no ser derrotada y, siguiendo la filosofía del karate, se esfuerza por lograr un equilibrio en su vida diaria.

Graciela debe aplicar más que nunca las enseñanzas aprendidas desde aquellos tres años: que en su ‘kata’ tiene que estar firme física y emocionalmente. Su debilidad abre paso a su enemigo que hoy es la enfermedad.

Recorremos con ella su casa, llena de diplomas que dan cuenta de sus logros deportivos y nos lleva hasta su rincón predilecto, un espacio en que guarda sus trofeos. Al lado, su propio dojo sobre el que hoy se prepara para un nuevo ‘kumité’. Así la vemos, con las manos entrelazadas, concentrada, para no perder este combate.

Agradecimientos

Graciela es una agradecida de la vida y del cariño y oportunidades que ésta le ha dado. “Quisiera agradecer, primero, a mi mejor amiga, Natalia Mihovilovic, quien les escribió para hacer este reportaje”, remarcó y a ella le dice a través de las páginas de Fem: “Fue el gesto más lindo que pudiste hacer. En serio, adoré esta sorpresa. ¡Te adoro!”. Al resto de sus amigos, esta joven les reconoce: “¡Su preocupación es impagable!”. También destacó a quienes componen su carrera de Derecho en la Umag, a sus amigos del Paed. “¡No sé qué haría si no tuviese su ayuda!”, acotó.

Palabras especiales tiene para su entorno familiar. “Quiero agradecer a mi familia por ser mi apoyo, mi fortaleza y mi base, porque sin ustedes no sé qué haría. ¡Son mi vida!”, declaró.

“A mi pareja, Mauricio, ¡gracias por ser mi complemento, mi compañero, por hacer que yo sea tu prioridad! Te amo, mi amor”, resaltó.

Graciela también expresa su agradecimiento a los doctores y personal del Hospital Clínico, en particular al servicio de diálisis.

“El ultimo agradecimiento especial es a mi hermana Macarena. ¡Gracias por darme la posibilidad de volver a vivir!. Mi hermana es quien ha decidido donarme su riñón”, recalcó.