VERENICE RUNIN: «La meta es alta, pero tengo fé de que vamos a lograrla»

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A horas de que comiencen las XXXI Jornadas por la Rehabilitación en Magallanes, Verenice Runin Díaz, joven símbolo de esta nueva edición de la cruzada solidaria, no deja de realizar actividades, y es que el objetivo es uno solo: lograr la meta de 720 millones de pesos.

Han sido meses intensos de trabajo en los que esta joven de 23 años se ha preocupado de participar en la mayoría de las actividades organizadas en beneficio de las Jornadas y así motivar a los magallánicos a que nuevamente realicen su aporte. Su energía sigue intacta y muestra de ello es su optimismo y esa gran sonrisa que la caracteriza.

Verenice se define como mujer, mamá, estudiante, hija, hermana y pareja. Ella reconoce que su aparición en un video promocional que realizó el año pasado para las Jornadas gatilló que este año el Club de Leones Cruz del Sur la escogiera como la joven símbolo, situación que la llena de satisfacción y orgullo.

“Las Jornadas no solo se viven en Punta Arenas, sino que en Puerto Natales, Porvenir y Puerto Williams. La meta es alta, pero tengo fe de que realmente la vamos a lograr, porque he visto en terreno la motivación de todas las personas que han participado para apoyar esta cruzada solidaria. Quiero que al término de este sábado podamos celebrar que Magallanes una vez más cumplió para que su gente pueda seguir rehabilitándose”, reflexiona la estudiante de segundo año de la carrera de Fonoaudiología en la Umag.

Su historia

Verenice recuerda que cuando tenía 15 años, un día cualquier comenzó a tocarse las piernas y fue en ese momento que se dio cuenta que tenía una pelota en su extremidad izquierda.

“Como no sabía si era normal llamé a mi hermano que es kinesiólogo y le pregunté si era común tener eso y me dijo que no, por lo que de inmediato comenzamos a consultar a distintos médicos hasta que llegamos al doctor Patricio Soler (traumatólogo). Tras la radiografía el confirma que una mancha blanca que se veía era un tumor y luego me ratificaron que era un cáncer”, explica la joven.

Tras el diagnóstico, Verenice junto a su familia tuvo que viajar a Valdivia y luego a Santiago, específicamente al Instituto Nacional del Cáncer, donde le realizaron ciclos de quimioterapias.

“Se dieron cuenta que el tumor había crecido un poco y tras evaluar mi condición es que decidieron amputar mi pierda izquierda, lo que ocurrió cuando tenía 16 años”, relata.

– ¿Cómo viviste la amputación de tu extremidad?

-“Siento que no me afectó tanto, porque en ese tiempo estaba como en la edad del pavo. Entendía qué era el cáncer, entendía que me podía morir, pero tampoco le tomaba el peso a lo que estaba viviendo. Siempre sentí el apoyo de toda mi familia, mis amigos, vecinos, todos estuvieron muy  preocupados, llamando, haciendo cosas, porque no es fácil. Estábamos en otra casa, y prácticamente mi papá mantenía dos casas, así que igual fue importante todo el apoyo que recibimos no solo yo, sino como familia”.

– En algún momento deciden regresar a Punta Arenas…

– “Justo el año que yo me fui, fue la toma de los liceos, entonces no perdí mi año escolar. Cuando regresé seguí en el mismo curso y no fue difícil retomarlo, porque el grupo humano que me acompañó fue súper comprensivo, y no me sentí excluida de las actividades que siempre realizábamos”.

En relación a lo que viviste, ¿piensas que es importante que las personas consulten para así prevenir enfermedades?

– “Es muy importante conocernos a nosotros mismos y no hablo solo de manera interior, sino nuestro cuerpo en tu totalidad. Muchas veces sentimos un dolor y lo asociamos a que ‘estoy cansado’, ‘no he comido’ y realmente no es así, por eso es súper importante que nos conozcamos y toquemos nuestro cuerpo de forma seguida, porque cambia de un momento a otro. Esos pequeños signos de alarma son importantes para así consultar al médico, otra recomendación es hacerse exámenes anuales, que ofrecen en muchos Cesfam, ya que definitivamente en la prevención está la salud”.

Llamado a colaborar

Verenice acude al Centro de Rehabilitación Club de Leones Cruz del Sur desde hace poco más de un año, desde que se abrió el taller de prótesis.

– Han sido meses intensos, donde tú has sido el rostro de las Jornadas 2018

– “Las Jornadas para mi han sido un proceso de crecimiento, de experiencias nuevas que nunca imaginé que iba a tener, de mucho cariño de la gente, a veces voy por la calle y me saludan, me reconocen como la joven de las Jornadas. El llamado es a participar y no solo en este año, sino en lo que viene, porque es una obra súper linda, una obra que no se puede realizar sino fuese por los aportes de la gente, si ellos no se unen las Jornadas no existen. Los invito a participar todos juntos, porque cuando la comunidad de Magallanes se une, se logran grandes cosas, y eso lo tenemos a la vista a través de los distintos Centros que tiene la región”.

Agradecimientos

La joven rostro de las Jornadas agradeció el apoyo de su familia, amigos y de toda la gente que ha estado con ella de una u otra manera, así como también a Jaime Gutiérrez Varillas que le donó su primera prótesis, a Rodrigo Jaramillo que fue quien le hizo la prótesis y la acompañó en el proceso, y a todos quienes trabajan en el Consejo Municipal de la Discapacidad.

Verenice termina esta entrevista asegurando que su familia es el pilar de su vida, su fuerza y el motor para seguir adelante. Su hijo Dorian se ha convertido en el “combustible” para seguir estudiando, porque “al igual que muchas mujeres que pensamos en el futuro de nuestros hijos, yo necesito estabilidad para formar un futuro para él y mostrarle que todos podemos lograr nuestras metas”.