Alejandra Huerta Ramos: “Enfrentamos olas de siete metros, vivimos una violencia rítmica, pero hipnotizante”

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Elia Simeone R.
revista@fempatagonia.cl
Fotografias del viaje: Alejandra Huerta y Jordi Plana

 

La chilena que revivió la ruta original de los descubridores del Cabo de Hornos

“Es el monte Everest de la navegación”, así trata de describir la hazaña que acaba de realizar la integrante de la tripulación del velero Bark Europa que partió de la ciudad holandesa de Hoorn para realizar la misma ruta que, 400 años atrás, llevó a Jacob Le Maire y a los hermanos y capitanes de alta mar Williem y Juan Shouten a encontrar un paso más al sur del estrecho de Magallanes.
Es la chilena Alejandra Huerta Ramos y cumplió así el sueño que puede albergar todo hombre y mujer de mar: conquistar con un frágil velero -y navegando sin motor- las turbulentas y gélidas aguas del mítico Cabo de Hornos.
No podía ser menos, pues se trata de una hija de un capitán de la Armada de Chile e hijastra de un marino e ingeniero holandés, a cuyo país se fue a vivir en 1993.
La joven y entusiasta mujer compartió generosamente con Fem Pagatonia parte de su vida y de su experiencia a bordo del Bark Europa.

 

Tiene sólo 36 años y esta artista visual logró uno de sus sueños: navegar en un velero y cruzar las tormentosas aguas del mítico peñón en el mar de Drake, a  400 años de la hazaña de los holandeses.

Como Pigafetta
Viviendo ahora en Rotterdam, uno de los puertos más grandes del mundo, cruzó con su padrastro y su familia el Atlántico cuando tenía sólo 16 años en un barco contenedor. “Fue una de las experiencias más importantes de mi vida”, acota.
Después, con sus dos padres jubilados, tuvo la posibilidad de conocer el encanto de navegar en un velero, conociendo al Bark Europa: “Fue un viaje corto de Holanda a Portugal, pero ahí quedé encantada con los veleros”.
El año pasado, su papá chileno leyó en El Mercurio de Valparaíso que había un velero que iba a realizar la misma ruta de los holandeses que descubrieron el Cabo de Hornos, precisamente con motivo de la celebración de los 400 años de la hazaña de Le Maire y Shouten.
“¡Y resultó que era el barco donde yo había navegado!”, recuerda casi con igual entusiasmo que entonces.
Requerían, como parte de la tripulación, a un artista que realizara la bitácora visual de viaje y no dudó en postular. Es que, además de su profesión como diseñadora gráfico, es aficionada a la fotografía y trabaja en el Museo de Rotterdam.
Con el material obtenido realizará impresiones tipo colage digital que resumirán la ruta. “Es importante reconocer cómo entonces realizaron el relato: describían lo que estaban viendo, hacían luego los mapas, relataban las historias  y dibujaban los parajes que se encontraban”.

La única chilena a bordo
En su contratación también se tuvo en cuenta que ella posee doble nacionalidad – tanto la chilena como la holandesa- y que domina ambos idiomas.
“Fui la única chilena a bordo, pues había gente de diversas nacionalidades. Lo interesante para ellos es que yo tengo las dos culturas en mí”, indica.

“Uno ve la inmensidad del Pacífico”
El 8 de septiembre comenzó el viaje, a bordo del Bark Europa, construido en 1911, pero reconstruido en los ’80. “Hicimos la ruta de cien días en el mar, siguiendo el trayecto de ellos (los descubridores del Cabo de Hornos)”, señala.
Alejandra Huerta Ramos partió así de Hoorn – la misma ciudad que dio nombre al cabo y punto más meridional de América-, pero lo hizo con el resto de la tripulación en barcos más pequeños hasta llegar a un sector con mayor profundidad donde todos se subieron al Europa.

 

400
años se cumplirán de esta hazaña y Chile realizará una ceremonia en el Cabo de Hornos, a la que acudirá la Presidenta Michelle Bachelet.  

29
de enero de 1616 los holandeses Jacob Le Maire -hijo del comerciante de dicha nacionalidad que quiso buscar una alternativa al estrecho de Magallanes- y los hermanos y capitanes de alta mar Williem y Juan Shouten llegaron a un punto donde se encontraron con este peñón que bautizaron Kaap Hoorn, en honor de la ciudad desde la que salieron un 14 de junio de 1615.

“Pasamos el Canal de la Mancha, el Golfo de Vizcaya, Lisboa, Tenerife, cruzamos el Atlántico, pero pasamos por Cabo Verde para realizar, luego, la ceremonia de Zeus, en que el dios da la autorización para cruzar al hemisferio sur, atravesando la línea del Ecuador. Es una ceremonia como un bautizo, una tradición de años”, indica.
De ahí, llegaron a Salvador de Bahía, Brasil, y desde allí emprendieron rumbo al Cabo de Hornos, haciendo un alto sólo en Mar del Plata, Argentina, porque un miembro de la tripulación tuvo un accidente y se fracturó una pierna. El resto del viaje fue todo mar, gracias a la gran autonomía de navegación que posee el Europa.
El 5 de diciembre del año pasado entraron al estrecho de Le Maire y, al día siguiente, enfrentaron el Cabo de Hornos. El 19 de diciembre pasado llegaron al muelle Mardones, tras la pasada oficial por el peñón.
“Tuvimos, para cumplir los requisitos que impone esta travesía: navegar 3.000 millas náuticas sin motor. En un momento, los vientos nos tiraron por todos lados y parecía imposible continuar. Pero, más adelante tuvimos la suerte de pasar por el Cabo de Hornos a unos 8 ó 10 nudos y lo vimos de cerca. Pero, pasado el Cabo de Hornos, enfrentamos un gran viento en contra que nos llevó hacia la Antártica y estuvimos a la deriva para esperar por otros vientos. Enfrentamos olas de siete metros. Vivimos una violencia rítmica, pero hipnotizante y suprema porque uno ve la inmensidad del Pacífico y las olas”, recuerda.

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La difícil maniobra en el timón en medio del temporal.

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La espectacular figura del capitán del Bark Europa, Klaas Gasstea, momentos antes de que el velero debiera enfrentar el temporal.

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El cuidado de las velas y el cambio de éstas son una labor cotidiana fundamental para un viaje de estas características.

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La fotografía fue captada en Hoorn, al histórico reloj de esa ciudad holandesa, momentos antes de iniciar el periplo.

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Alejandra Huerta en el muelle Mardones.

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Reparar las velas es una tarea ardua que requiere de una buena máquina de coser a bordo.

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