Libro de Vida,buscando que los niños/as tengan una historia y protección afectiva

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– Las residencias son el hogar de los niños y niñas durante un periodo importante, muchas veces, incluso mucho más de lo recomendado. Por esto, una responsabilidad importante que deben asumir es la de generar las condiciones necesarias para el desarrollo y bienestar de cada menor, hasta el momento del egreso y retorno a sus familias de origen o adoptiva.

Javiera Benítez, gerente de Desarrollo de Fundación San Carlos de Maipo

Muchas veces, las residencias de nuestro país, en su tarea de proteger a los niños y niñas, desarrollan diversas rutinas enfocadas a resguardar su adecuado crecimiento y desarrollo, relegando, sin embargo, a un segundo plano, los aspectos relacionados a lo propio de cada niño, sus particularidades y experiencias.

Actualmente, en las residencias, se puede observar que, por diversos motivos y barreras, el trabajo relacionado a la historia personal y familiar de cada niño y niña es mínimamente explicado y conversado con ellos. Así, las experiencias de vida de los niños/as se construyen como relatos fragmentados, que describen más su etapa de desarrollo que su propia subjetividad e historia, afectando la constitución de su identidad.

En la medida en que la internación de niños y niñas en residencias sea la medida principal de protección en nuestro país, es importante reflexionar y tomar acciones concretas para generar las condiciones necesarias para resguardar y respetar los derechos de los niños y niñas, en este caso, el derecho a la identidad e historia.

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Así, el que los niños y niñas puedan contar con una memoria y registros históricos de su infancia y de su familia, constituye un elemento central para el proceso de identidad.

Las buenas prácticas imperantes y promovidas a nivel internacional recomiendan que las residencias enfoquen su trabajo ya no sólo en satisfacer las necesidades básicas de los niños y niñas, sino que deben otorgar protección, siendo capaces de proporcionarles contención emocional y oportunidades de elaboración y reflexión de sus experiencias.

Las residencias son el hogar de los niños y niñas durante un periodo importante, muchas veces, incluso mucho más de lo recomendado. Por esto, una responsabilidad importante que deben asumir las residencias es la de generar las condiciones necesarias para el desarrollo y bienestar de cada niño y niña, hasta el momento del egreso y retorno a sus familias de origen o adoptiva.

El Libro de Vida es para el niño o niña, ya que habla sobre él o ella. El Libro de Vida es una herramienta afectiva, que descansa en la mantención y generación de un vínculo significativo, que permite desarrollar un trabajo de historización de la vida del niño o niña, a través del registro de relatos del niño sobre sus experiencias, gustos, anécdotas y dificultades, el que incorpora además información sobre su origen, familia, y a su situación actual y pasada como elementos importantes para la construcción y elaboración de su proceso de identificación, entendiendo que el bienestar del niño/a no pasa por evitarle sufrimiento al rememorar situaciones que fueron dolorosas o difíciles, sino en poder proporcionarle palabras relativas a su verdad que pueda recibir y entender.

Por otra parte, el Libro de Vida tiene un lugar relevante para y en el momento de egreso de la residencia. Principalmente evidencia que el niño/a trae consigo un reservorio de vivencias, anécdotas, vínculos que lo constituyen y forman parte de su vida y memoria. Toda una historia que le pertenece y que se ofrece a ser reformulada y resignificada por él. Así, se instala como una oportunidad de contar con un elemento terapéutico que puede posibilitar futuras elaboraciones y cierres importantes de algunos eventos. Al respecto, puede formularse como una herramienta de recuerdos por atesorar y también de recuerdos para olvidar.

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Muchos profesionales que trabajan en residencias manifiestan su preocupación por el daño que puede significar la vida en residencia para los niños, considerando además que las estadías en las residencias de los niños, en nuestro país, son generalmente mucho más largas de lo esperado y de lo recomendado.

El largo tiempo de institucionalización de los niños implica muchas veces que los profesionales que cuidan de ellos cambien constantemente. Así, el Libro de Vida se constituye como una herramienta para los profesionales a cargo de la intervención y de las educadoras que están al cuidado de los niños y niñas. A través de esta herramienta  pueden comprender lo que les sucede de manera de poder generar estrategias efectivas de trabajo con los niños y niñas, poner en diálogo las problemáticas o dificultades presentes en ellos y acercarse al contexto y situación de vida de las familias. En otros países, el Libro de Vida se utiliza ampliamente como una herramienta que se integra al trabajo con el niño o niña, de manera de que los adultos que tienen contacto con el niño, puedan entender qué está sucediendo, ayudarlo a expresar sus sentimientos y, en el momento del egreso, compartir su historia con su familia de origen o adoptiva.

El Libro de Vida, desde esta lógica, tiene dos principales objetivos. Primero, dar al niño/a la mayor información posible sobre su vida de manera precisa y apropiada. Segundo, ser un instrumento que permita informar a los padres adoptivos o educadores sobre el niño/a, para que éstos puedan comunicarle los detalles de su historia y de su familia de origen de manera adecuada y conforme a su edad.

Es importante eso sí señalar que en el Libro de Vida no puede escribir cualquier persona ni se puede escribir cualquier cosa. Se recomienda que trabaje en él alguien autorizado, que tenga algún vínculo cotidiano con el niño y que conozca sus experiencias, acontecimientos importantes, sentimientos que constituyen la historia del niño o niña.

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