El placer de viajar por el mundo y aprender nuevas culturas

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Pilar Monsalve es una de las responsables de la Fundación de programas interculturales AFS Chile en Punta Arenas. Tras haber vivido la experiencia de albergar en su casa a una estudiante norteamericana y luego de que su hijo viajara durante seis meses a Arizona, se abocó a esta tarea que considera cien por ciento gratificante.

Jóvenes de entre 16 a 18 años de Tailandia, Japón, Suiza, Suecia, Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Nueva Zelanda, entre otros países, han elegido a la ciudad de Punta Arenas para vivir y estudiar durante unos seis meses, conocer la cultura, visitar los atractivos turísticos de la región y estrechar lazos en una experiencia que los marca para toda la vida. Del mismo modo, alumnos de esta ciudad han partido en el programa de la American Field Service (AFS) hacia distintas partes del mundo.

AFS es una organización voluntaria, no gubernamental y sin fines de lucro, cuya misión es proporcionar oportunidades de aprendizaje intercultural, a través de sus programas de intercambio, ayudando a las personas a desarrollar el conocimiento, las habilidades y el entendimiento necesarios para crear un mundo más justo y pacífico.

La apertura en Chile se realizó en el año 1963 con una pequeña oficina en Santiago que, luego, a través de grupos organizados de voluntarios –Comités Locales- se extendió hacia Antofagasta, Concepción y Punta Arenas.

En noviembre del año pasado, se llevó a cabo una gran celebración en París por los 100 años de historia de esta institución cuya primera labor era liderada por un grupo de jóvenes organizados para trasladar en ambulancia a los heridos durante la Primera Guerra Mundial. Con el paso de los años, fue mutando hacia el propósito de educar e inspirar a jóvenes en un intercambio cultural para aprender y, a su vez, transmitir las costumbres y la historia de cada uno.

María Pilar Monsalve Muñoz, representante de AFS en Punta Arenas desde hace más de 10 años, es una de las siete voluntarias que se ocupan de reunir a todos los chicos que se van de intercambio, ayudarlos en el proceso de selección de familias y también a los que llegan.

“Yo partí con esto porque mi hijo se fue de intercambio a Arizona en el 2007 y un año antes recibimos a Audrey, una jovencita norteamericana aquí en casa. Durante todo ese tiempo, estuvimos muy inmersos en el tema y fue una experiencia sumamente enriquecedora”, cuenta Pilar, quien acomodó su rutina semanal para estar a disposición de cualquiera de los jóvenes extranjeros que residen en la ciudad.

Todas las escuelas tanto públicas como privadas tienen sus puertas abiertas para recibir a chicos de intercambio. “Estamos muy agradecidos con todos los colegios porque ellos se han portado un 7 con todos los alumnos internacionales”, indica Pilar y explica que la elección de la institución depende de las familias a las que lleguen ya que siempre es preferible que asistan a la misma escuela de los niños de la casa, para respetar la dinámica familiar y los horarios.

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Metodología de AFS

Cada joven que emigra hacia otro país es cobijado por una familia voluntaria que se adscribe al programa y que, a su vez, tiene la supervisión y guía de una comisión local que asiste a los chicos durante toda su estadía. Pilar Monsalve explica que, durante el período de convivencia en el seno de una familia, el extranjero se convierte en un hijo o hija más, así los padres deben asistir a las reuniones del colegio y otorgar los mismos límites y permisos que le dan a cualquiera de sus propios niños.

“Es una responsabilidad muy grande y luego tú cosechas los frutos de todo esto. Por ejemplo, los chicos que se han ido de Punta Arenas han tenido experiencias inolvidables y uno sigue en contacto con ellos. Tú te empapas de todo lo que es la experiencia tanto de los chicos que se van como de los que regresan. Es una labor cien por ciento gratificante”, manifiesta Pilar.

 

Matices de otras culturas y barreras idiomáticas

El objetivo principal de AFS es que cada persona que viaja a otro país pueda aprender a formar parte de esa cultura a la que se enfrenta, con los detalles más simples de la cotidianeidad y tenga el menor contacto posible con su propio país, para enriquecerse y, a su vez, transmitir sus propias costumbres e historia. “Cuando yo entré a AFS, los chicos se comunicaban con los papás a través de cartas en un principio y, luego, por correo electrónico. Desde hace dos años atrás, con los celulares y el whatsapp los chicos se comunican constantemente con todas sus amistades y sus familias, entonces pierde un poco el foco de la experiencia, que se supone que hay que empaparse de todas las características y culturas de ese país. Entonces, el hecho de ir con todo ese equipamiento y bagaje hace que la experiencia esté más mediatizada”, advierte Pilar.

En general el idioma común para comunicarse es el inglés pero la idea es que tanto los chicos que vienen a Chile como los que se van puedan lograr hablar el idioma local. “Cuando vino una chica de Japón, ella no hablaba inglés y ese fue uno de los grandes desafíos, porque sólo hablaba japonés, con una cultura totalmente distinta. Entonces, fue muy difícil, la tuvimos que cambiar varias veces de familia, pero, finalmente, logró adaptarse y también aprender a hablar en español”, explica Pilar, observando además que a lo largo del tiempo llegó a la conclusión de que los adolescentes son iguales independientemente del lugar de donde vengan, es decir, las problemáticas comunes de la edad.

En el caso de los jóvenes europeos, siempre tienen la motivación de viajar y recorrer otras regiones, entonces comienza un operativo de contactar al voluntario de la región a la que quieran ir y que esa persona les busque una familia para hospedarse. “AFS es una red de apoyo muy grande y está en todo el país y el mundo”, dijo.

 

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“Ha sido complicado, por ejemplo, con algunos chicos europeos, porque son mucho más independientes. A ellos les parece insólito que los padres lleven y traigan al colegio a estudiantes de escuela media, que los busquen para ir a almorzar y luego los lleven. Además con los atractivos que tenemos cerca como por ejemplo Torres del Paine, ellos no quieren ir con las familias o en un tour, sino de mochileros y hacer la W”, comenta Pilar que esos son los principales inconvenientes cuando hay que marcar ciertos límites a chicos que están acostumbrados a tener otra libertad, pero que, sin embargo, son una gran responsabilidad para las familias que los reciben.

“También tuvimos problemas con los paros en los colegios ya que a ellos les encanta ir a las marchas y hacer los reclamos”, explica Pilar riéndose, ya que a los extranjeros les llama particularmente la atención las movilizaciones que se dan en los países latinoamericanos y, por ese afán de justicia propio de la adolescencia, quieren participar siempre.

Requisitos para ser parte de AFS y recibir a jóvenes extranjeros

“El principal requisito para recibir los chicos es cien por ciento cariño y tener ganas de recibirlos. Es aceptar que entre el mundo a tu casa, es totalmente enriquecedor aprender la cultura desde la perspectiva de un adolescente. Cuando se despiden, todos terminan llorando y la mayoría vuelve. Se establece una relación de mucho afecto. La mirada del otro hace revalorizar a las mismas personas”, concluye Pilar Monsalve.