La versatilidad de la mujer en la Armada
Vienen de distintos lugares de Chile y sus motivaciones para ingresar a la Marina fueron muy diversas. Sin embargo, jóvenes profesionales comparten el amor por la Patria, su vocación de servicio y todas sirven al país a través de la Armada de Chile, en la región más austral de nuestro territorio, donde algunos dicen que el marino se forja como tal.
La incorporación de la mujer a la Armada de Chile, en el ámbito operativo, responde a una política institucional orientada a asegurar la igualdad de oportunidades, sin distinción de género, bajo la convicción de que las posibilidades de desarrollo profesional están determinadas por las capacidades, desempeño y méritos individuales.
El proceso, que comenzó el año 2007 con el ingreso de las primeras Cadetes a la Escuela Naval “Arturo Prat”, y el 2009 con la incorporación de las Grumetes a su escuela matriz, “Alejandro Navarrete Cisternas”, permitió la entrada simultánea a la planta institucional el 2011.
Ángela, Catherine, Paulina, Camila, Daniela y Evelyn son parte de una generación sobre la cual hay grandes expectativas, pero que además tienen el enorme desafío de generar un referente para las futuras generaciones. Ellas y sus compañeras serán las primeras mujeres que marquen la historia de una Armada mixta. “Uno tiene que ser fuerte y saber las capacidades que tiene para enfrentar las adversidades”, señala una de ellas.
La Marino en familia
La Subteniente LT Paulina Rivera Tapia, de 22 años, es Jefe de la División de Atención de Público y de la División de Recaudación en la Capitanía de Puerto de Punta Arenas. Está casada con un oficial de Ejército hace un año y, tanto por sus obligaciones como por las de su marido, optimizan el tiempo para disfrutar en familia. “Es difícil compatibilizar las exigencias de la carrera naval con el ámbito personal, sin embargo las satisfacciones de ayudar a la gente y del contacto con los pescadores es buenísimo. Me encanta saber que puedo ayudar a las personas”, agregó Paulina. No tiene pretensiones maternales por el momento, pero su perfil como marino no le es para nada incompatible con el anhelo de ser madre algún día.
La Subteniente Catherine Aleuy, de 24 años, es Jefe del Departamento de Interventores de la Base Naval de Punta Arenas y viene de familia naval, lo que implica una gran responsabilidad a la hora de continuar los pasos de su padre, pero agrega que su experiencia de vida le permitió conocer la realidad de los marinos, conocer su estilo de vida, los trasbordos y las exigencias de una carrera compleja.
Paulina Rivera junto a su esposo Pablo Flores.
Subteniente Catherine Aleuy. A la derecha junto a su familia.
Full operativa
Ángela Martínez Canelo es Subteniente y Oficial de Telecomunicaciones del PSH “Corneta Cabrales” y una de las mayores de su generación (2014) ya que debió esperar el proceso de ingreso de la mujer a la Armada para postular y lograr una meta que tuvo desde niña. “Me gusta ser útil, estar en terreno, conociendo y ayudando a las personas”, asegura Ángela, quien antes de la Escuela Naval, estudió Licenciatura de Ciencias de la Computación en la Universidad de Santiago. Su anhelo es compatibilizar sus estudios universitarios con su carrera naval, “más adelante, cuando tenga que cursar especialidad…la Armada tiene varias alternativas, puede ser Electrónica, Telecomunicaciones o Inteligencia”. Esta joven profesional asegura que la Armada es muy estricta, pero permite una formación integral, “uno tiene que responder en el ámbito militar, físico, académico y cultural y tenemos que estar estudiando permanentemente para dar con las exigencias de la carrera”.
Ángela Martínez Canelo
“Navegar es cansador, pero gratificante”, dice la Cabo Segundo Camila Vásquez, mayordomo del AP “Almirante Oscar Viel”, de 23 años, oriunda de La Unión. Su especialización como Mayordomo Naval, le ha permitido recibir una formación de excelencia en este ámbito, reconocido por todos sus pares de las Fuerzas Armadas. Además, tiene otras funciones a bordo del Rompehielos, en el que aprende a diario y valora la relación con la gente. “Mi familia está orgullosa de mí y dicen que soy valiente”.
Cabo 2º Camila Vásquez.
El bienestar físico es indispensable
La Marinero Daniela Mesa Navarro, de especialidad Mecánico electrónico en Sistemas Computacionales, trabaja en el Centro de Telecomunicaciones de Magallanes. Con 21 años asegura que su vínculo con el deporte y la actividad física, que tuvo desde los cuatro años, pesaron a la hora de elegir una carrera en la Armada. “En la Escuela de Grumetes pertenecí al equipo de Pentatlón Militar…La escuela promueve el deporte y a mí me encantaba. Uno tiene que aprovechar eso porque no se da mucho en la vida civil”, asegura haciendo énfasis en que el deporte es vital para distraerse de las obligaciones diarias. Además de lo deportivo, “ingresé a la Armada porque iba a poder estudiar”, cuenta Daniela que además es alumna de Telecomunicaciones en el Inacap de Punta Arenas. “Me encanta mi trabajo porque tengo la suerte de hacer lo que me gusta”, señala Daniela.
Marinero 1º Daniela Mesa.
“Siempre quise ser de Carabineros hasta que conocí lo que hacía la Armada”, dice la Marinero Comunicante Evelyn Vera Bustos, de 21 años, quien conoció la Institución cuando llegaron a su Escuela en Quirihue a hacer una charla. Hoy, se desempeña en el Centro de Telecomunicaciones de Magallanes donde además de su labor principal, participa a nivel competitivo en el ámbito deportivo. “Hago atletismo y juego fútbol. Soy la única mujer en el equipo”.
Marinero Comunicante Evelyn Vera Bustos.
Subteniente Catherine Aleuy, Subteniente Ángela Martínez, Marinero Comunicante Evelyn Vera, Subteniente Paulina Rivera, Marinero 1º Daniela Mesa, Cabo 2º Camila Vásquez.
