Ida Gómez Rogel y su entera devoción por la kinesiología

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– Es una natalina orgullosa de sus orígenes que hace totalmente honor a su sobrenombre –“Pelusa”-,recordando su pasado de basquetbolista y cómo sus pasos la llevaron a ser una de las primeras kinesiólogas de Magallanes.

Habla sin parar, pero, en la vorágine de palabras, lo primero que recalca es que es natalina y ésta es su primera definición: “Una natalina orgullosa de su gente, amante de su familia y enamorada de la kinesiología”.

Agrega que, si volviera a nacer, haría lo mismo, mostrando la fuerza y resolución de su carácter.

Titulada en la Pontificia Universidad Católica de Chile, se especializó en ortopedia y traumatología kinésica (Denake) y logró un máster en terapia manual con maestría en la Universidad San Agustín, Estados Unidos.

“Desde esta profesión –comenta–, tengo la posibilidad de ayudar a mis semejantes, que es algo que siempre ha llenado mi vida”.

Así, Ida Gómez Rogel se abrió camino en lo profesional, siendo una de las pioneras en el campo de la kinesiología en Magallanes.

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Pero, “Pelusa” –como la llaman sus amigos– no siempre fue conocida por su entrega total a esta actividad, sino que, previo a ella, se resaltó por ser una deportista destacada en el básquetbol regional, llegando a ser seleccionada nacional de la UC mientras era alumna regular.

Es hija de Darío Gómez, fallecido, y de Alba Rogel, ambos natalinos. Adora a su hermano, “Moncho” Gómez, y a su hermana Alba “Nena” Gómez.

De su padre, heredó el gusto por las tuercas de automovilismo y las motos, también siendo pionera en estas disciplinas en momentos en que la mujer no se asomaba en estas lides. Recuerda que, alguna vez, corrió de copiloto de su hermano en las Tres Horas de Puerto Natales.

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Casada con el médico cardiólogo Juan Pablo Varas, tienen un hijo, Darío, que es su adoración. Él tiene 16 años y está cursando ahora tercer año medio, siendo un alumno destacado. “¡Pasó a tercero con promedio 6,9!”, acota. “Es muy ordenado, responsable, respetuoso, buen amigo, excelente hijo”, son parte de los calificativos que le nacen al preguntarle por él.

Sólo de verla se aprecia que lo suyo es ser sociable. “De muchos amigos”, admite ella.

“Soy hiperactiva, cariñosa y muy directa”, se reconoce.

Agrega que es ordenada y que tiene pasta de líder. ¿Defectos? “Pasto seco”, responde de inmediato.

Inició su carrera en el hospital de Puerto Natales tal y como lo había prometido a sus padres. Luego, se trasladó a Punta Arenas, donde hasta la fecha se desempeña como Jefe de la Unidad de Kinesiología del Hospital de las Fuerzas Armadas, cargo que ha desempeñado por más de 25 años.

Es funcionaria de la Armada de Chile y sólo hace un año cumplió el sueño que le apasiona: ser oficial de la Reserva Naval. “Desde niña, no me perdía los desfiles del 21 de Mayo. ¡Ellos y Arturo Prat eran mi pasión. Entonces, incorporarme a la Reserva Naval me permite continuar ligada a la institución y cooperando en operativos médicos, desastres naturales y donde la Armada lo requiera, dentro y fuera de la región”, explica.

Comenta que, en su viaje como Guardiamarina, navegó en el buque Escuela Esmeralda, cruzando el Cabo de Hornos, durante el torneo internacional Velas 2014.

Hace 25 años junto a su esposo y otros médicos fundó el Instituto Médico Sarmiento, que cuenta con prestigiosos profesionales de la región. Allí ella realiza el ejercicio privado de su especialidad y se dedica por entero a atender a deportistas destacados de la zona y pacientes que llegan con patologías frecuentes de columna y de articulaciones (hombros, codos, rodillas y tobillos).

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Con orgullo, indica que coopera constantemente con las instituciones deportivas para incentivar la actividad física y alejar a los niños de las drogas y el alcohol, entendiendo que la práctica del deporte estimula buenos hábitos y disciplina y genera lazos de amistad que duran y se recuerdan por años.

No son pocos los pacientes de escasos recursos que encuentran en su instituto una oportunidad para rehabilitarse, sin costo alguno.

Se declara una mujer feliz, a quien le gusta viajar y conocer su región, disfrutando plenamente de la naturaleza. “¡Soy fanática de Magallanes!”, exclama.

Amante de los deportes como es, declara ser hincha de Colo-Colo y del Esmeralda, de Puerto Natales. De hecho, esta adelantada de sus tiempos jugó fútbol cuando era niña en su ciudad natal. Y no podría haber sido de otra manera siendo su padre entrenador de esta actividad que es pasión de multitudes y también de ciclismo.

Una reunión de amigos en torno a un buen asado de cordero es uno de sus panoramas ideales. “Mi especialidad son las parrilladas”, dice y añade: “De dulce, no sé hacer nada”. “No me gusta mucho”, agrega recordando su nefasta incursión en la pastelería al usar ¡¡¡24 huevos para hacer un bizcocho que le salió chico!!!

El tiempo transcurre en esta conversación amena y podríamos seguir hablando y escuchando a esta mujer hermosa y encantadora. Al salir de su hogar, parece que hubiéramos estado con una amiga de toda la vida y no podría ser de otra forma, pues conocimos a “Pelusa”.