Periodista y escritora Patricia Stambuk: “A los hombres les cuesta aceptar a mujeres con personalidad, con opinión”

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La profesional magallánica dio un nuevo paso en su carrera, al ser elegida Vicedirectora de la Academia Chilena de la Lengua.

“El tema del idioma nos involucra absolutamente a todos”. Con ese convencimiento ejercerá la periodista y escritora Patricia Stambuk su nueva función al interior de la Academia Chilena de la Lengua, luego que fuera elegida como Vicedirectora de esta entidad que orienta la lengua española.

Stambuk sigue siendo la única periodista mujer en integrarla desde su fundación en 1885 y, desde su nuevo situal, espera reforzar los vínculos y el trabajo en regiones.

La magallánica es una mujer divertida, resuelta y de carácter fuerte. No ha perdido la tenacidad que, de adolescente, le llevó a perseguir por las calles de Punta Arenas al entonces Presidente Eduardo Frei Montalva, cuando éste realizó una gira por Magallanes.

A raíz de su reciente elección como Vicedirectora de la Academia Chilena de la Lengua, hablamos con Patricia Stambuk para conocer parte de su trayectoria y opinión sobre temáticas actuales, como la equidad de género y el lenguaje inclusivo.

Una periodista en Punta Arenas

– ¿Por qué una joven Patricia Stambuk eligió estudiar periodismo?

– “Primero estudié un año de Derecho, pero antes de los exámenes tuve una emergencia médica y, después de mi obligado regreso a Punta Arenas, corregí el rumbo. En la época de colegiala me gustaba leer revistas de actualidad, escribir, observar. Y en una gira de Frei Montalva a Magallanes puse tanto empeño en seguirlo y fotografiarlo que el Presidente le preguntó a mi padre quién era esa periodista. Yo tenía 13 o 14 años, pero la anécdota me quedó dando vueltas”.

– ¿Cómo se abrió espacios en un medio, sobre todo el magallánico, tan machista?

– “Con un estilo de anteojeras como las que todavía usan los caballos de carro, supongo. Sinceramente, no me di cuenta, por mi forma de ser, pero sin duda tuve muy pocas oportunidades profesionales en Magallanes o muchas menos de las que esperaba y quería tener. Eran hombres los que decidían. Y cuando conseguí algunas, nunca pensé: “Soy mujer”, solo ejercí en mi posición con entusiasmo. A los hombres les cuesta aceptar a mujeres con personalidad, con opinión y creo que se sienten menoscabados con una jefa. Son culturas del pasado”.

“No hay creación sin realidad y a menudo la realidad supera a la ficción”

– ¿Cuál es la vinculación entre el mundo de los medios de comunicación y las letras y cómo fue transitando hacia la investigación y la escritura de libros?

– “Hay una relación muy íntima. No hay creación sin realidad y a menudo la realidad supera a la ficción. Los medios, el periodismo, atrapan todos los días esa realidad cotidiana, que muchas veces es tan extraordinaria como la más imaginativa obra literaria. A mi me gustaba el reportaje escrito y estaba muy interesada en la identidad, en los orígenes. La temprana investigación sobre Violeta Parra, siendo estudiante de periodismo en la Universidad de Chile,  me introdujo en la práctica del género testimonial, que es la forma en que logro esta amalgama entre periodismo y literatura. Mi  insistencia en las raíces de la región me condujo a Rosa Yagán y desde ella en adelante, el camino sólo ha tenido variantes en tema y en número de relatores. Ahora viene mi nuevo libro con un protagonista central y otros secundarios, así que será otra obra coral”.

– De todos sus libros, ¿cuál es el que más sentimientos entrañables le provoca hasta hoy?

– “Sin duda, Rosa Yagán. Es una de mis “obras mayores”. Me ligó profundamente a Lakutaia le kipa, su verdadero nombre, a la cultura yagana y, en general, a los pueblos antiguos de Chile, con sus maravillosas y tan originales visiones de mundo. Soy hija de un inmigrante y de una descendiente de inmigrantes, y este vínculo con los primeros habitantes me hizo más que magallánica, extendió muchísimo mi nacionalidad telúrica. Somos más que 500 años”.

De izquierda a derecha, Eugenio Mimica, José Luis Samaniego, Patricia Stambuk, Alfredo Matus, Adriana Valdés y Juan Antonio Massone, en el acto de la incorporación de la periodista a la Academia Chilena de la Lengua, el 9 de abril de 2018.

Vicedirectora de la Academia Chilena de la Lengua

– ¿Cómo se dio su incorporación a la Academia Chilena de la Lengua?

– “Me propuso como académica correspondiente por Viña del Mar el escritor Eugenio Mimica, con quien nos conocíamos, pero no éramos amigos. Él ofreció el discurso de recepción el 2014. Lo extraño mucho, me encantaba su humor de elegante mordacidad, conversábamos bastante. Después, sin esperarlo, me invitaron a ser miembro de número, que es una condición más deliberante, porque hay derecho a voto, y bastante exclusiva. Somos solo treintena y seis  académicos en la actualidad, cinco de ellos recién electos”.

– Recientemente, fue elegida vicedirectora de dicha academia. ¿Qué supone tal cargo?

– “Es compartir proyectos elaborados en conjunto con toda la directiva, que va dictando ciertas políticas y proponiendo acciones que luego deben ser refrendadas por el pleno. Participar en las actividades públicas a las que somos convocados, reemplazar en una contingencia al director  y seguir al servicio de la institución, como cuando no tenía este cargo y trabajaba con mucho entusiasmo. Yo pondré especial énfasis durante mi gestión en el lucimiento de nuestros académicos en regiones, en destacar sus obras, proyectos y opiniones, y en nuestro aporte y vínculo con los medios de comunicación y con el mundo popular. El tema del idioma nos involucra absolutamente a todos”.

– ¿Qué significa para usted y, por ende, para las mujeres periodistas que siga siendo la única periodista mujer en la academia, desde que ésta fuera fundada en 1885?

– “Podría haber otras periodistas, sin duda, aunque no solo por ser buenas profesionales, que hay muchas y son premiadas por sus carreras en los medios. En esta institución se valora en especial la trayectoria profesional, académica y la relación con el idioma a través de las obras escritas, los lazos con la cultura. Tendrán que ingresar más en el futuro”.

– ¿Cuál es la importancia del lenguaje en la construcción y las transformaciones sociales?

– “El lenguaje es dinámico y va expresando las necesidades, las nuevas realidades y también es empujado algunas veces por la política, no solo porque en el medio político se incorporan palabras “de moda” que sirven al propósito de explicar mejor o impresionar, como clivaje, líquido y tantas más, sino porque a través de las palabras se aspira a impulsar cambios culturales. Surgen los neologismos, como, por ejemplo, una cantidad apreciable de nuevos verbos, derivados de sustantivos, o préstamos desde otras lenguas, porque la nuestra no tiene las palabras de la veloz tecnología moderna, que es creada por otros.  También desaparecen otros términos por falta de uso o porque los objetos que representaban ya no existen”.    

– En tal sentido, usted ha sido crítica de las presiones que existen para modificar las reglas sobre género e incluir letras como “e” o signos como “@” para expresar un plural que incluya tanto lo femenino como lo masculino. ¿Por qué?

– “El que desee hablar con e o escribir con la arroba tiene todo el derecho y la libertad de hacerlo, quién puede detener o prohibir los usos personales, pero es obvio que en lo público, en lo documental, aplicando la e no se puede armar una frase en castellano sin provocar un resultado caótico. ¿Elles son simpatiques? Incluso la duplicación de los géneros “convencionales”, masculino y femenino, que fue tan repetida en la publicidad de la franja, es impracticable, por ejemplo, en el periodismo. ¿O vamos a escribir los y las asistentes al acto, los y las delincuentes de la región, los y las pasajeras del bus? Lo importante es respetar al prójimo y buscar fórmulas que no sean excluyentes y que armonicen con nuestro idioma.