Femicidios en 2020: un desafío cultural

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Mg. María Ester Buzzoni G., psicóloga clínica y docente, U. San Sebastián.

En nuestra legislación, un femicidio es el asesinato de una mujer por quien ha sido su esposo o conviviente, y se encuentra asociado a los delitos de parricidio. El principal abordaje (y el más desarrollado) ha sido el jurídico, implicando un avance en el establecimiento de límites claros a los delitos.

Sin embargo, la discusión acerca del fenómeno y su relación de continuidad con el resto de las manifestaciones de violencia contra las mujeres en nuestra cultura, va lento y requiere de otras acciones, ya no sólo jurídicas. En 2019, el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género registró 46 femicidios consumados en Chile y hasta el 7 de septiembre de 2020, se registra un total de 25 femicidios consumados y 86 femicidios frustrados.

Las cifras se encuentran en el promedio de los crímenes de esta naturaleza que se cuentan cada año, a excepción de 2016, año en que descienden los femicidios ejecutados, pero se elevan considerablemente las cifras de delitos frustrados.

Lo primero es recordar que el femicidio es la forma más extrema de violencia contra las mujeres, por lo que forma parte de ese fenómeno más amplio y global, con todas sus formas de manifestarse. En este sentido, la acción política de los gobiernos de Chile para detener y prevenir la violencia contra las mujeres no ha prosperado, aunque a veces avanza de maneras erráticas y accidentada. Si bien se ha avanzado considerablemente en la desnormalización de fenómenos como el acoso callejero y otros tipos de violencia sexual, y existen algunos dispositivos de prevención y abordaje de las violencias que se viven en las relaciones de pareja y en la calle, éstas siguen estando en el nivel más tardío del control social, la persecución penal y la sanción jurídica.

Las violencias abordadas de manera fragmentada y con organismos que no pueden dar abasto con los elevados niveles de vulneración de los derechos, se encuentran en la ruta de muchas mujeres hacia la muerte. El femicidio, como sabemos, es la crónica de una muerte anunciada. El trabajo del Estado sigue llegando tarde, persiste en su accionar paliativo y persecutor, contando con escasos recursos para la promoción de una cultura de la no violencia en contra de las mujeres, para lo cual se requeriría de una robusta articulación intersectorial.

Debemos avanzar hacia un abordaje cultural e intersectorial del femicidio, eficazmente preventivo de toda violencia hacia las mujeres, el cual requerirá anclarse en una política intersectorial orientada a la construcción de una cultura que haga posibles verdaderas condiciones de salud integral, base de las relaciones de respeto mutuo entre las personas.