Paula Basalo: pequeñas semillas de concientización a través de sus canciones

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Analía Vázquez – revista@fempatagonia.cl – fotografías Jaime Haro

 La luz sobre el escenario del Teatro Municipal de Punta Arenas enfocó a Paula Basalo con su guitarra y al pianista Ricky Proz, en un concierto íntimo que logró capturar la atención de un auditorio repleto que se sumó a los festejos por el 205º aniversario del nacimiento de la Patria de la República Argentina. Convocada por el cónsul en Punta Arenas Jorge Insausti, esta cantautora nacida en Esquina, Provincia de Corrientes, conquistó al público con canciones de su autoría cuyos relatos se entrelazaban con las notas musicales.

Cálida, sencilla y profunda, unas horas antes del concierto, Paula conversó con Revista Fem en el living del consulado, mientras desde la cocina asomaba un tentador aroma a locro y empanadas caseras, parte del menú típico de un 25 de mayo.

Con jeans, zapatillas y el pelo recogido con un rodete, Paula sacó la guitarra para regalar una canción, preludio de lo que sería el concierto de la noche. Así entonó “Tus latiditos”, que, según cuenta, la escribió el día luego de que en el consultorio médico escuchó por primera vez los latidos del corazón, momento en el que comenzó ese vínculo de amor único entre una mamá y su pequeña creciendo en su vientre.

Y las cuerdas de la guitarra con su dulce voz comenzaron a entonar esa canción dedicada a Olivia, su niña de cuatro años: “Cuando escuché tus latiditos/ el amor de lo infinito / hacia el cielo me elevó / y una comunión de cuerpo y alma se hizo lluvia en mi mirada / y a mi vientre iluminó.// Te dibujo en sueños despacito e imagino cada gesto/ que tendrás de los dos y te siento en mí tan pequeñita y tu luz es tan inmensa como el amor que te creó. // Fuimos dos, somos tres/ un todo, un universo/ que me empuja a crecer/ parte de mí, parte de él / guardianes de tus sueños que sueñan con sentirte piel a piel…”.

 

Cantante y abogada, y un momento bisagra en su vida

– Empecemos por aquel recuerdo de cuando tenías seis años y tu madre te regaló una guitarra.

– “Creo que la clave en todo niño está en la ‘atención’ de los padres, me refiero a saber leer las señales que da un chico. Si tengo que hablar de la música y del origen de la música, creo, como todo chico, tenemos música en nuestro interior. Desde la cuna, te cantan para calmarte, te cantan para alegrarte.

“Yo, desde muy pequeña, decía que mi camino pasaba por la música. Mi madre tocaba la guitarra, a mi abuelo le gustaba la música y en las típicas reuniones familiares, en los asados correntinos, todos cantábamos. Y yo, en lugar de estar en el cuarto de juegos con los otros niños, estaba con los grandes, nunca me sacaron de ese ámbito, y estaba siempre al lado del que tocaba la guitarra observando.

“Ella (refiriéndose a su guitarra) llegó a mis manos cuando tenía seis años. Pero, en lugar de comprarme una de estudio, me regalaron una del tamaño normal, entonces me costaba agarrarla, me dolían las manos”.

 

– Naciste en un pequeño pueblo de la Provincia de Corrientes y podrías haber dedicado tu vida directamente a la música, sin embargo decidiste ir a la universidad para graduarte de abogada. ¿Qué te impulsó a dejar de lado ese posible futuro y abocarte a la música de manera profesional?

– “En la secundaria, ratifiqué ese sentimiento profundo del amor por la música, pero llega un momento en que uno termina y tiene que elegir la universidad. Yo vengo de un pueblo muy pequeño, que es “Esquina”, en la Provincia de Corrientes, y en ese momento no existían universidades. Es así que me fui a Buenos Aires.

“Mi mamá era docente, directora de una escuela rural, y mi padre artista. Ellos sabían a modo real lo difícil que era vivir del arte. Entonces, un padre en beneficio de un hijo hace todo para brindarles la seguridad y el hecho de tener un título son pequeñas fichitas que se van poniendo en un hijo. Tal es así que estudié abogacía, terminé la universidad, me recibí y tuve que elegir. Felizmente pude elegir la música y ahí pude hacer de la vocación una profesión. Fue mi compañero de vida quien me hizo la pregunta clave y me dio todo su apoyo”.

 

– ¿Tu padre artista también fue un gran influyente en este sendero del arte?

– “Mi padre venía de una generación de familia circense, recorrían distintos pueblos y países vecinos, presentando obras de teatro. Se llama circo de segunda parte en donde presentaban obras de teatro clásicas, como El Conventillo de la Paloma, Juan Moreira, El León de Francia. Yo tengo una imagen de él de una familia muy atípica. Mi padre llegaba los lunes y se iba los jueves. Eso determina varias ausencias. Llevando esto al arte, yo tengo un padre presente absolutamente histriónico al modo de contar y relatar, que hoy en día lo conserva. Y me transmitió esas herramientas para poder estar arriba del escenario”.

 

– Las letras de tus canciones son muy significativas, en alguna parte escribiste que tus composiciones llevan el amor como bandera o que aportas semillas de concientización desde la canción. ¿Piensas que el canto es un arma de lucha contra la sociedad actual, el egoísmo, el consumismo, la pérdida de valores, la violencia?

– “Mi propuesta personal es tratar de generar un estado de felicidad en el otro, tratar de sacarlo de esa sintonía. Que no quiere decir ignorar lo que sucede. Hay una canción en la cual fue una de las primeras veces que mi productor me sugirió escribir al río, y resulta que cuando terminé de escribir se la mandé a una persona muy allegada a mí. En general, cuando escribo no soy consciente de lo que hago. Cuando me hicieron la devolución, la releí y resulta que le escribí al río interior que hay en cada uno de nosotros. Y lo que transmití es que todo el cambio que uno quiera hacer en la sociedad tiene que empezar por uno mismo. A través de su ejemplo.

“Y el sentido de estar ahí arriba en el escenario, de conectarte con el otro, de alivianarlo y hacer algo que me hace bien y me hace sentir plena. Pero cuando descubrí que al otro uno puede cambiarlo de sintonía a través de la canción, dije: ‘Bueno, por acá pasa el arte’. Después a través de las canciones, me fui llevando por la naturalidad y por la fluidez de los sentimientos. Tuve suerte, o llegó a mi vida la persona indicada. Encontré a un productor, en Argentina, y él, cuando nos encontró la vida, fue una de las personas que más confianza me brindó en la composición propia, le gustó cómo escribía.

Canalizó muy bien mis emociones y me respetó el espíritu de la letra. Él me dijo: ‘Deja que ese manantial fluya’. Yo siempre digo que escribo desde el amor. Un canto a las cosas simples de la vida, un creo en vos, en donde manifiesto los valores en los que me manejo. Y ahí empecé a contarlo en canciones. Es un camino largo el del autor. Cuando mi público se empieza a detener en cada canción, esas personas que se han quedado conectados conmigo y me dicen: ‘Me veo como en un espejo con tu canción’”.

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– ¿Cómo se da ese proceso de composición, primero escribes la letra y luego viene la música o es en paralelo?

– “Naturalmente, hago las dos cosas juntas, porque me siento en un estado de ganas de canalizar mis emociones en una canción. Hoja en blanco, guitarra en mano y todo junto”.

 

– A lo largo de este camino, has podido compatibilizar perfectamente la familia y el trabajo que son tus dos pasiones. ¿Cuáles de tus canciones están inspiradas en tu niña?

– “Ellos (su esposo y su hija) me acompañan a todas las presentaciones, es como una onda expansiva que se da en el escenario y la comparto con ellos. Hay miradas cómplices.

“Cuando llegó Olivia a nuestras vidas, estaba presentando el disco Frágil y cantaba con ella en mi vientre. Y ahora está viniendo el otro, para noviembre (dice feliz tocando su pancita). Oli canta todo el tiempo, para acompañarse, desde el vientre materno escucha música. Tiene una canción que es “Mundo Olivia”, y en el disco está la canción que se llama “Tus Latiditos”. Otra que me inspiré al mirarla es “La fuerza del Amor”. Y me planteé cómo me gustaría volver a eso”.

 

– Esta vez has venido con el pianista Ricky Proz, pero tienes una banda de seis integrantes. ¿Cuál es la propuesta sobre el escenario?

– “Tengo dos tipos de espectáculos, uno que es Universos Compartidos, que nació absolutamente de mi ser, fue llegando a través de mi música y a través de ese puente que nos unió. Tiene una propuesta artística que tiene un hilo conductor desde el primer tema hasta el último. Con relatos de canción. Tiene una propuesta íntima, tiene la magia de que la gente me conozca con la canción desnuda. Y, por otro, tengo una banda de seis músicos y suena que no tiene nombre, estamos todos muy aunados, han querido este proyecto y fluye.

“Basta con cerrar los ojos y simplemente escuchar. Tal vez con una copa de buen vino chileno en la mano, o un mate argentino de compañía. De una u otra forma, se hace implícita esa necesidad de respetar el silencio que requiere una letra profunda, una condición sine qua non, para poner play a un cd de Paula Basalo. Porque además de una melodía encantadora, la poesía, que es el trasfondo, vale la pena”.