Nosotras y la política

4 Comments

senadora-copia

A través de los medios de comunicación, nos hemos hecho eco de la polémica generada por la ley de primarias. Los motivos son, por un lado, de tipo práctico como los relacionados, por ejemplo, con el secreto del voto.

Pero los cálculos políticos juegan también un rol en todo este enredo. Las primarias son un procedimiento utilizado para la competencia de candidatos al interior de un partido y, particularmente, para las elecciones presidenciales. Su extensión a la arena interpartidos y para otro tipo de elecciones, como las parlamentarias, ha puesto en jaque la real voluntad de las dirigencias partidarias de oxigenar la actividad política, permitiendo mejorar la confianza que en ellos se deposita. La posibilidad de que los candidatos a cargos de representación popular, en lugar de seguir siendo electos por las cúpulas de los partidos, lo sean por la ciudadanía se plantea como una oportunidad para formentar la participación ciudadana y, de esta forma, contribuir a dotar de mayor legitimidad a nuestras instituciones. Como es sabido, el Congreso y los partidos aparecen año tras año en los últimos peldaños de confianza ciudadana.

¿Cómo llega a las mujeres magallánicas esta información?, ¿cómo la interpretan y, sobre todo, cómo la conectan con su experiencia cotidiana? Es una pregunta relevante porque la participación política es una dimensión de la ciudadanía y constituye una de las áreas de la emancipación femenina. Las magallánicas, muy seguramente, comparten el malestar del resto de las chilenas con el sistema político. Según un estudio de la Corporación Humanas de 2011, uno de los ámbitos en los cuales las chilenas se sienten más discriminadas es el político, en un 74%, aunque el ámbito laboral parece llevarse la presea, con un 95%. A pesar de haber tenido una mujer Presidenta que, además, aparece hoy como la candidata mejor posicionada para repetirse el plato en las próximas elecciones presidenciales, su protagonismo no se traduce en cifras globales de representación política femenina. El paisaje político, y es cosa de ver las fotos en los diarios y las imágenes en televisión, sigue estando predominantemente ocupado por varones.

Lejos ha quedado la idea de que a las mujeres no nos interesa la política, aunque no faltan algunos que la esgrimen para justificar el escaso número de candidatas en las listas. Es habitual escuchar, en busca de los dirigentes partidarios, la excusa de que buscan mujeres, pero no las encuentran. No deja de ser raro por cuanto, en los partidos políticos, las mujeres constituyen aproximadamente la mitad de sus afiliados.

Por otro lado, según la encuesta referida, el interés por la política en las mujeres aumentó 12 puntos en relación a la encuesta de 2009, siendo un 53% de mujeres el que expresa interés. No está demás recordar que las chilenas representan el 52,1% del universo electoral, se abstienen menos que los hombres y presentan una menor tendencia a votar en blanco, especialmente en las elecciones municipales.

Cuando le aplicamos un zoom a la realidad política femenina de Magallanes y la Antártica chilena aparece un aspecto interesante en la participación política femenina a nivel local, con porcentajes superiores al promedio del país: 40% de alcaldesas (frente a 12,7%); 30,6% concejalas (frente a 24,9%) y, con una diputada que pronto competirá por un escaño en el Senado, tiene hoy el 5,88% del 14% de legisladoras a nivel nacional.

Es importante buscar explicaciones a estos datos que hablan de una mayor participación local femenina de las magallánicas, pero, sobre todo, encontrar en ellos la fuerza, el aliciente y la autoconfianza para motivarse aun más por participar como mujeres en los desafíos de desarrollo que Chile y la región tienen por delante.

María de los Ángeles Fernández Ramil

En Twitter: @mangeles21