Una Política de Igualdad de Género en CTCI: Más diversidad para resolver los desafíos del futuro

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En este reportaje explicamos los alcances de la Primera Política Nacional de Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), que contempla un Plan de Acción: “50/50 para el 2030”.

 

Recientemente se presentó la Primera Política Nacional de Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI), que contempla un Plan de Acción: “50/50 para el 2030”, y que tiene cuatro objetivos concretos y definidos: 1) Niñez inclusiva, protegida y con habilidades para el futuro; 2) Sistemas de CTCI inclusivos, transformadores y responsables; 3) Un estado comprometido con los datos, instrumentos y políticas para la igualdad de género; y 4) CTCI para resolver los impactos de la brecha de género en nuestra sociedad.

En palabras de la Seremi de Ciencia de la Macrozona Austral, Pamela Santibáñez, “Esta política busca acelerar a través de lineamientos concretos, aunando instituciones y con financiamiento, el cierre de la brecha de género. La Política de Igualdad de género permitirá incorporar mayor diversidad y creatividad en el sistema de CTCI; aumentar los talentos para tener un sistema más justo, diverso y robusto; generar conocimiento con perspectiva de género; integrar la igualdad de oportunidades, derechos y trato en todos los ámbitos; y enfrentar desafíos que nos afectan a todos y todas, como por ejemplo la crisis climática”.

Creada de manera colaborativa, entre enero de 2020 y abril de 2021, el proceso contó con una extensa participación -a nivel nacional y regional- de la academia, la sociedad civil, los Ministerios de la Mujer y de Relaciones Exteriores, las Subsecretarías de Educación Superior y de Telecomunicaciones, entre otros actores claves que, a través de una consulta pública, decenas de mesas de trabajo, e insumos internacionales, permitieron asegurar un plan de acción transformativo y de amplio alcance.

Para la consulta pública, sólo en las regiones de Aysén y Magallanes se realizaron once talleres, donde participaron cerca de un centenar de personas pertenecientes a instituciones generadoras de conocimiento, divulgadores, ONGs, la comunidad científica Antártica, estudiantes de pregrado, profesores del PAR Explora y la Comisión de Género del Colegio de Periodistas de Magallanes. Ante esto, la seremi de CTCI organizó un conversatorio -transmitido por Youtube- donde dialogaron Sintia Orellana, directora de género, equidad y diversidad de la UMAG; el director ejecutivo del CIEP, Giovanni Daneri; Flavia Morello, directora del Instituto de la Patagonia (UMAG), y el divulgador científico, Gabriel León. Esta conversación se encuentra disponible e invita a discutir y profundizar en cómo el sistema CTCI regional se enfrenta a la brecha de género (https://www.youtube.com/watch?v=ZwRdsCFJLpo). Un 6% de quienes participaron en la consulta pública residen en la Macrozona Austral, lo cual demuestra  que a pesar de que ésta representa cerca del 1% del sistema CTCI nacional existe un interés y compromiso con la reducción de la brecha de género a nivel macrozonal. Una característica importante a destacar es que los datos y resultados sin procesar se encuentran disponibles en https://github.com/MinCiencia, lo que permite que investigadores e investigadoras, instituciones públicas o privadas, puedan profundizar y enriquecer los análisis e interpretación a partir de los datos colectados.

Eje 1: Por una niñez inclusiva

En Chile, un 50% de los padres espera que sus hijos se desempeñen en áreas vinculadas a la ciencia, tecnología, ingeniería o matemática, mientras que sólo un 16% espera lo mismo de sus hijas. Las niñas de nuestro país, a los 15 años se perciben a sí mismas como peores en matemáticas y ciencias en comparación a los varones de su misma edad, y reportan tener un mayor temor al fracaso. Estos estereotipos son transmitidos desde una edad temprana por familiares y profesores alejando a las niñas de las ciencias, la generación de conocimiento y la solución de problemas.

En este contexto nace el primer eje de la política, que busca una niñez inclusiva, protegida y con habilidades para el futuro, promoviendo la curiosidad, exploración científica y capacidad reflexiva en las primeras edades, velando por el despliegue de todo su potencial independiente de las características biológicas o físicas, y logrando erradicar los estereotipos de género.

Entre algunas de las acciones para lograr este objetivo en la región de Magallanes y la Antártica Chilena, está el Programa de Indagación para Primeras Edades (PIPE), que cuenta con un módulo de Tecnología dividido en diez actividades, de las cuales “¡Resolvemos Desafíos como las Aves! (nivel medio)”, y “Mis Dibujos en Puntos (nivel transición)”, están siendo desarrolladas por educadoras de párvulos de la región, a través del PAR Explora Magallanes. Iniciativas que buscan lograr competencias científicas transversales en niñas y niños, con perspectiva de género.

Dentro de las acciones en este eje están: tramitar un proyecto de Ley para prevenir y castigar el ciberacoso; mejorar la conectividad digital para la educación; y fortalecer el Cupo Explora-UNESCO de ingreso especial a la Universidad.

El Cupo Explora-UNESCO es una iniciativa creada el 2017 en la cual diferentes universidades ofrecen vacantes para que estudiantes, que hayan participado de actividades científicas durante la enseñanza básica y/o media, puedan estudiar distintas carreras que se encuentren en este programa, independiente del puntaje de corte que obtengan. Para este año académico 11 jóvenes postularon de la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, de los cuales 3 mujeres y 1 hombre cumplieron con los requisitos de habilitación. La nueva convocatoria, Cupo Explora UNESCO 2021-2022, tiene 702 cupos en 18 universidades del país y cierra el 5 de noviembre del 2021 (https://www.explora.cl/blog/cupoexploraunesco/).

Eje 2: Más mujeres en investigación

A lo largo del país cinco mujeres ocupan el cargo de rectoras en universidades; un 10% de las instituciones científicas están a cargo de directoras, y solo un 9% de los integrantes de la Academia Chilena de Ciencias son del género femenino, aunque el porcentaje de graduación del doctorado es cerca del 48%, lo que demuestra que a medida que avanza la carrera científica se pierden mujeres.

El porcentaje de mujeres investigadoras en la región es de un 39%. Posicionando a la región de Magallanes con un mayor porcentaje de mujeres entre las personas investigadoras en comparación a otras regiones.

Sin embargo, cuando revisamos quienes se adjudican fondos para realizar y liderar actividad científica y generación de conocimiento en la región la situación es critica, aunque notamos un cambio importante. Por ejemplo, en lo que respecta al Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDECYT), que es el instrumento más utilizado para generar conocimiento en la región, existe una diferencia notoria que ha ido disminuyendo en el tiempo. Del total de proyectos FONDECYT adjudicados en la región desde 1982 hasta el 2006, estos fueron adjudicados principalmente por hombres, entre el 2000 a 2010 el promedio de adjudicación por mujeres es de un 13%, y en los últimos 10 años (entre el 2011 al 2010) el promedio de adjudicación por mujeres a aumentando, alcanzando un promedio del  40%.

Para la Región de Magallanes y la Antártica Chilena, de los 1.097 artículos científicos publicados en Magallanes en los últimos 10 años (2011 y el 2020), el 32% corresponde a mujeres como primeras autoras. Se destacan la Dra. Flavia Morello, quien se ha enfocado en la arqueología de los grupos cazadores-recolectores en América del sur, estudios patrimoniales y procesos culturales, investigación sobre medio ambiente, paleoecología y sociedades pasadas; la Dra. Tamara Contador, que trabaja en ecología y limnología de ecosistemas dulceacuícolas subantárticos y antárticos, ecofisiología, ética ambiental y filosofía ambiental de campo; la Dra. Daniela Haro, que se especializa en ecología trófica y de mamíferos marinos, y modelación de redes tróficas marinas; y la Dra. Elke Schüttler, enfocada en invasiones biológicas, biología de la conservación, investigación socio-ecológica, ecología de carnívoros y manejo de vida silvestre.

Nos interesa que la generación de conocimiento sea diversa e incluya mujeres, que exista perspectiva de género. Algunos ejemplos de cómo la falta de una mirada integradora a la hora de generar conocimiento influye negativamente la podemos encontrar en Salud Pública. Más mujeres mueren por infartos que hombres, debido a que el estudio de los síntomas se realizó solo en el sexo masculino, y esa falta de perspectiva de género ha impedido que el sistema pueda detectar los infartos en mujeres, ya que estas presentan otros síntomas. Otro estudio sueco muestra que la protección en caso de un accidente vehicular es menor para las mujeres que para los hombres, esto se debe a que en las evaluaciones de seguridad se utilizan maniquíes con características similares a un hombre de tamaño promedio para representar a toda la población adulta, no se consideraron las diferencias físicas entre hombres y mujeres.

Para lograr la inserción de mujeres en las instituciones científicas, algunas iniciativas a destacar son: el fondo concursable InES Igualdad de Género, $10.500 millones, que apoyará a las universidades a cerrar sus brechas de género en I+D; un acuerdo entre la Subsecretaría de Telecomunicaciones y empresas que aumentará la participación femenina en esta área; y el programa Liderazgo Femenino (LI*FE), que entregará habilidades a mujeres que lideran o poseen rasgos de liderazgo en ciencia. Este último comenzó el 6 de septiembre, y cuenta con la participación de cuatro líderes del sistema de CTCI de la Macrozona Austral: Diana Schofield (Fundación CEQUA), María Rafaela Retamal (Ecohyd), Mónica Mora (UACh), y Tamara Contador (UMAG).

Eje 3: Estado de la brecha

Monitorear la brecha es necesario, por lo tanto, el tercer eje busca un Estado comprometido con los datos, instrumentos y políticas para la igualdad de género. La meta es construir un sistema de recolección, sistematización, análisis y entrega de información con respecto a la participación de las niñas y mujeres en CTCI. Esto permitirá revisar y rediseñar los planes y programas gubernamentales que promueven su desarrollo para que efectivamente logren el objetivo, cerrar la brecha de género en una década.

Para ello algunas de las iniciativas son: nutrir el observatorio público con datos del sistema de CTCI con desagregación por género en todos sus ejes; se hará un reporte anual sobre el estado de la brecha; y se instalará el sistema SAGA de monitoreo de indicadores de género en instituciones de educación superior.

Eje 4: Sistema CTCI al servicio de la sociedad

El cuarto y último eje es Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para resolver los impactos de la brecha de género en la sociedad, el sistema CTCI al servicio del país. La finalidad es que el sistema de CTCI a nivel local, regional y nacional resuelvan los impactos de la brecha de género a partir del entendimiento de las diferencias, la mitigación de sus efectos y así contribuir con herramientas para abordar el impacto y cerrar brechas.

Para su cumplimiento existe un fondo de $2.250 millones para financiar investigación asociativa que permita comprender la desigualdad de género y sus principales problemáticas, y otro de $2.400 millones para desarrollo tecnológico que resuelva los impactos sociales más apremiantes que la brecha tiene en la sociedad.

Por una Ciencia con todas

La Primera Política Nacional de Igualdad de Género en CTCI se enmarca en el compromiso por alcanzar un sistema nacional de creación, transferencia y difusión de conocimiento sin sesgos ni discriminaciones de género. “Existen diferencias sustanciales en producción científica, emprendimiento tecnológico e innovación que le dieron urgencia a la creación de esta política, y entendiendo esta urgencia el MinCiencia comenzó a desarrollar de manera colaborativa el proceso que dio luz a la política y su plan de acción. Es emocionante ser parte de este tipo de transformaciones”, indicó Pamela Santibáñez.

Durante este proceso -conversatorios, talleres, consultas participativas y mesas de diálogo- se estableció una idea clara y robusta, “se necesita igualdad para habitar ambientes de trabajo sanos, armoniosos y eficientes. Los beneficios de esta política son para todas y todos. Ante la crisis climática, necesitamos de quienes transfieren tecnología y conocimiento, de los comunicadores y divulgadores científicos, de la academia, de quienes generan el conocimiento, necesitamos un sistema de CTCI robusto y asociativo”, concluyó la seremi.

Para conocer más sobre la política ingresa a www.minciencia.gob.cl/genero/