Elizabeth Addamo y Claudia Espinoza unidas por la amistad y el placer de manejar un Fígaro
Fotografías: Constanza Poblete /Locación: Estancia Río de Los Ciervos /Vestuario: Lucy Confecciones Maquillaje y Peinado: Yesika Kuscic
“Saliéndonos del estereotipo, una amiga y yo tenemos los únicos autos clásicos Nissan Fígaro que hay en Magallanes y, muy probablemente, en Chile. Participamos de rallys de regularidad (con puros pilotos varones) y hemos ganado premios”.
Así comienza a relatarnos su historia Claudia Espinoza, quien, junto a su amiga Elizabeth Addamo, comparten la pasión por los autos clásicos.
Claudia recuerda que, hace unos años, participaba como navegante de un rally de regularidad de autos antiguos donde su marido era el piloto e iban en su Austin Mini del 62.
En el caso de Elizabeth Addamo, iba de piloto en su Fígaro verde agua con su hermana de navegante.
“Yo me enamoré de ese auto”, reconoce Claudia.
Hace seis años que Elizabeth y su marido compraron el auto que encantó a Claudia. Ellos son propietarios de Integración Austral, en Zona Franca. “Lo hicimos como una oportunidad pues era un vehículo clásico, en excelente estado y a buen precio”, comentó Elizabeth.
Con su “nueva” adquisición participó en el III Rally del Estrecho en el año 2016 con su hermana como navegante y obtuvieron un muy buen puesto.
Siente cariño por el auto. “Es una parte mía”, admite y agrega:“Estoy enlazada con él”.
Elizabeth abunda que han vivido muy buenos momentos con esta joyita. “Es un placer manejar el Fígaro. Me encanta el volante finito, antiguo”, remarca.
Para Elizabeth, el Fígaro tiene personalidad propia, se presenta solo. “Es pequeño, cómodo, rápido, clásico y con todas las comodidades de un auto moderno… ¡Se maneja solo!”.
Por su parte, cuando conoció al Nissan Fígaro, Claudia no lo pensó dos veces. “Como tenía ahorros, ni tonta ni perezosa le encargué uno para mí, pero rosado. El auto fue importado desde el otro lado del mundo: Japón. Yo lo vi y le hice seguimiento desde que fue adquirido y todo el trayecto dentro de Japón hasta que se embarcó y llegó a América”, señala.
La restauración del Fígaro se hizo en parte en Iquique y otra, en Punta Arenas.
“De hecho Fernanda Violic me ayudó a escoger el pantone del rosado para que reflejara exactamente lo que yo quería”, comenta Claudia.
De navegante a piloto
“Desde que llegó a mis manos, ya no he vuelto a ser navegante. El año 2017 participé de un rally desde Punta Arenas a Calafate donde mi marido fue mi navegante y el año pasado (abril 2018) participé de otro rally en Argentina (Chaltén), donde mi navegante fue mi hijo mayor”, apunta con entusiasmo Claudia.
En esa competencia, le entregaron el premio al mejor auto.
“Es un reconocimiento que realizan los pilotos, todos machotes argentinos tuerca que votaron por un auto rosado y una piloto chilena, y me entregaron una copa”, relata.
Elizabeth, por su parte, ha sacado excelentes lugares en los rallys.
Como en los 60
Estas dos mujeres se divierten muchísimo con esta actividad y también aprovechan su participación en estas competencias para vertirse ad hoc.
“Al haber dos autos así en la misma ciudad y que ambas dueñas seamos amigas, se presta para pasar un buen momento. Es más estimulante para participar en rallys y diferentes actividades tanto nacionales como internacionales”, comenta Elizabeth.
“Eli y yo tenemos vestidos estilo años 60 y nos hacemos el peinado y todo. ¡Puro estilo!”, acota Claudia riéndose con ganas.
Sobre el auto:
La Nissan diseñó este modelo con un estilo retro inspirado en la estética de los años 60, lo presentó en el Salón del Automóvil de Tokio de 1989 y produjo 20 mil unidades una única vez y fue vendido sólo en Japón.
Pero causó tanto furor que rápidamente se revendieron autos usados en Reino Unido e Irlanda, particularmente por tener el volante a la derecha.
Es la mezcla perfecta entre lo antiguo y lo moderno: motor turbo 1.0 L, caja automática, asientos de cuero, techo duro retractil (descapotable). Es muy cómodo y muy atractivo. El diseñador de la Nissan ganó un premio de diseño por este auto.
