Mónica Díaz Beros, jefa de Asuntos Ganaderos Enap


La agrónoma es la primera mujer en este rol vinculado con el mundo ganadero y el entorno agropecuario de la zona, donde fortalecer dicha relación es un desafío clave para coexistir con la industria energética.

Es una unidad clave en la extracción de hidrocarburos. Está desde la primera coordenada hasta el cierre de una locación. Su trabajo es muchas veces silencioso, pero muy estratégico, debiendo gestionar desde las servidumbres (uso y acceso a los terrenos privados) hasta verificar los cumplimientos agroambientales. Es la Unidad de Asuntos Ganaderos de Enap Magallanes, un equipo de trabajo que desde este año es liderado por Mónica Díaz Beros, profesional fueguina que asume uno de los desafíos más trascendentales de su carrera. 

Agrónoma de profesión, titulada de la Universidad Austral de Chile, Mónica es la menor de tres hermanos y proviene de una familia con descendencia croata por el lado de mamá. Su niñez e infancia las vivió en Porvenir, Tierra del Fuego, donde disfrutó de la vida de campo y tuvo la oportunidad de aprender a cuidar y respetar la naturaleza. 

El año 2010 comenzó trabajando en prestación de servicios en el área de la ganadería para luego, en 2016, emprender rumbo hacia otros países, como Australia y Nueva Zelanda. Ya de regreso en Magallanes, en 2021 se desafía y postula a Enap, iniciando un camino de crecimiento personal y profesional. “No sabía bien en lo que me estaba metiendo -dice entre risas-, lo hice con temor de sentirme fuera de lugar, pero quería más orden, porque la vida en el campo no tiene horarios ni nada definido y yo quería visualizar mejor mi vida familiar”, explica, asegurando que no se equivocó. 


Enap se relaciona con los propietarios de más de 260 predios y la gran mayoría se dedica a la industria ganadera como sistema productivo; entonces, el rol de nosotros es vincularnos con ellos, manteniendo una relación armoniosa y sostenible en el tiempo. 

Desde el primer día ha pertenecido a la Unidad de Asuntos Ganaderos; fue analista los dos primeros años en Cerro Sombrero y luego pasó a cumplir funciones en el edificio central de Enap, en Punta Arenas.  “Me encantó desde el día uno, sobre todo porque es una empresa que se preocupa mucho por el bienestar de las personas. La seguridad es algo prioritario y eso me pareció notable, me dio una tranquilidad tremenda; y cada día me gusta más. En Enap, si tienes ambición y ganas de trabajar, te dan muchas oportunidades”, afirma Mónica. 

Ella es la primera mujer en liderar esa unidad, la cual depende de la Dirección de Medio Ambiente y Asuntos Ganaderos. En este rol, Mónica conforma un equipo bien especializado, que se vincula con el mundo ganadero local y el entorno agropecuario de Magallanes. “Enap se relaciona con los propietarios de más de 260 predios y la gran mayoría se dedica a la industria ganadera como sistema productivo; entonces, el rol de nosotros es vincularnos con ellos, manteniendo una relación armoniosa y sostenible en el tiempo. Somos los que gestionamos y fortalecemos esa relación; y eso incluye estar pendientes y atentos a los momentos claves de la gestión ganadera, incluso cuando hay época de encaste o pariciones, donde pedimos a las trabajadoras y trabajadores el mayor resguardo en la operación. Procuramos que haya una coexistencia equilibrada entre dos sectores productivos que son altamente relevantes para la región”, señala orgullosa, destacando que han logrado consolidar una comunicación estratégica, coordinada y sostenible en el tiempo con los distintos propietarios.  

Dentro de las funciones específicas, su unidad es parte del relacionamiento con distintas organizaciones, particularmente con la Asociación de Ganaderos de Magallanes (Asogama), con la que mantiene un trabajo colaborativo permanente, participando en distintas actividades, como la Expogama y las Jornadas Ganaderas. De igual forma, participa en la elaboración de herramientas técnicas y educativas, como el desarrollo del Manual de Buenas Prácticas Ganaderas y la Guía Sobre el Manejo de la Pilosella (una especie de planta considerada invasora); la elaboración de cartografías vegetacionales; la restauración ecológica (zonas nodrizas); y el libro educativo El Chulenguito, desarrollado con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia) para promover el conocimiento de la flora y fauna de Magallanes. 


 “En el mundo ganadero hubo momentos en que ser mujer podía parecer una desventaja; sin embargo, con trabajo y dedicación logré abrirme camino y, afortunadamente, siempre encontré personas que confiaron en mí y me brindaron oportunidades para crecer”, dice. 

Si bien Mónica reconoce que el mundo energético y el ganadero son mayoritariamente masculinos, asegura que puede desenvolverse profesionalmente en forma tranquila, con el respaldo de una empresa que entrega oportunidades a las mujeres e impulsa sus liderazgos. “En el mundo ganadero hubo momentos en que ser mujer podía parecer una desventaja; sin embargo, con trabajo y dedicación logré abrirme camino y, afortunadamente, siempre encontré personas que confiaron en mí y me brindaron oportunidades para crecer”, dice. 

Ahora en Enap, “ha sido algo muy bonito porque te abren las puertas cuando quieres aprender y para mí eso fue genial. No importa el género, sino querer salir adelante y participar activamente en esta cadena productiva donde cada uno es relevante.  Me siento muy cómoda y feliz de esta oportunidad porque, además, estoy con un tremendo equipo”, afirma, confiada en el trabajo que podrá realizar en esta labor. “Que mantengamos una buena relación con los ganaderos y con nuestro entorno da soporte a los proyectos que tiene la empresa y en los 80 años de historia de Enap, sentimos que hemos contribuido de manera importante a consolidar -a través del tiempo- un relacionamiento que permite que todos crezcan y convivan en un territorio como Magallanes, tan único y especial”, concluye. 

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