Silvia Melihuenchún y carpintería de ribera: “Cada tabla para mí es un molde”

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Participante del primer curso impartido en el país exclusivamente para mujeres

 

El taller se enmarca en el quehacer de la Unidad de Patrimonio Cultural Inmaterial de Magallanes.

 

“Ahora tengo 62 años, pero nunca hay que dejar de aprender, porque lo asimilé con la costura, porque cada tabla para mí es un molde”.

Así se expresó Silvia Melihuenchún, oriunda de Puerto Varas y una de las participantes en el primer taller de carpintería de ribera impartido en el país sólo para mujeres.

Greisis Colil es otra de las participantes de este curso, es la más joven e indica que nunca había visto cómo se hacía un bote. “Entonces, siento que es una instancia super bonita, super buena, para que nos comuniquemos entre mujeres”, comentó.

La historia de Silvia y Greisis se juntó en este punto del camino. Ambas son hijas de padres que han estado insertos en el mundo del mar, viviendo a bordo de embarcaciones. Pero, nunca habían aprendido a fabricar un bote.

Ahora junto con una veintena de mujeres están finalizando el curso básico de carpintería de ribera, actividad que se enmarca en el quehacer de la Unidad de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Dirección Regional del Servicio del Patrimonio de Magallanes, que encabeza Ruth Simeone y que es la encargada de liderar el Plan de Salvaguardia de la Carpintería de Ribera en la zona.

La carpintería de ribera es un oficio reconocido por el Estado chileno como Patrimonio Cultural Inmaterial, ingresado al Registro e Inventario Nacional según las directrices de la Unesco.

Según se explicó, dicho plan de salvaguardia contempla diversas medidas que buscan favorecer tanto la trasmisión de estos saberes artesanales únicos y específicos, como la promoción de su valoración en la comunidad. En este caso, se espera incorporar mujeres a las acciones de salvaguardia asociadas a un oficio tradicionalmente considerado masculino.

Maestro Juan Chiguay: “Estoy muy admirado”

El curso está a cargo del reconocido maestro Juan Antonio Chiguay, quien oficia de profesor del grupo de mujeres en la construcción de botes. Para él, ha sido una experiencia inédita y altamente satisfactoria.

“Nunca había enseñado, fue una experiencia muy buena. Yo soy chilote y esto, generalmente, se hace en las costas de Chiloé, pero se ve muy poco que las mujeres se involucren en estos trabajos”, comentó.

Respecto de sus alumnas, no escatimó elogios: “Muy admirado, porque ellas se preocupan de que todo quede bien. Ojalá les haya quedado este aprendizaje, porque esto requiere mucho tiempo, muchos años. Yo llevo más de 40 años en esto y recién me siento capacitado para enseñar. Ellas en poco tiempo han asimilado y van por buen camino, me gustó”, señaló.

Alfonso Pacheco: “Estamos permitiendo que un oficio, un arte, tan importante no se pierda”

En el lanzamiento del curso, estuvo presente el director del Servicio del Patrimonio Cultural de Magallanes y de la Antártica Chilena (Serpat), Pablo Quercia, y el jefe de Comunidades de Enap Magallanes, Alfonso Pacheco.

La iniciativa de capacitación, ejecutada por la Otec Capacitación Integral, es posible gracias a la alianza entre la estatal, la dirección regional del Serpat y la Subsecretaría de Pesca.    

Pablo Quercia destacó «la amplia concurrencia que tuvo la actividad de inicio de esta capacitación con enfoque de género, destinada a mujeres vinculadas a la pesca artesanal, pueblos originarios o programas de jefatura femenina de hogar». Agregó que «este es el primer curso formal (con certificación Sence) de carpintería de ribera dirigido a mujeres no solo en la región, sino en el país. De ahí la importancia de apoyar estas instancias que potencian el conocimiento del saber de cultores de este oficio, transmitiéndolo a otras personas que puedan ejercerlo».

Para Alfonso Pacheco, este curso tiene varios puntos a destacar. “El primero de ellos es que estamos abriendo la oportunidad para que mujeres se inserten en un mundo laboral tradicionalmente de hombres; y lo segundo es que estamos permitiendo que un oficio, un arte, tan importante como es la carpintería de ribera no se pierda y ¡qué mejor que hacerlo con mujeres! y, hasta donde nosotros entendemos, es el primer curso que se hace para mujeres en este ámbito en todo Chile”, remarcó.

En la capacitación, participa una veintena de mujeres relacionadas con la pesca artesanal o bien que pertenecen a comunidades indígenas Yagán y Kawésqar, o al Programa Jefas de Hogar de la Municipalidad de Punta Arenas. 

Se espera que, al finalizar el curso, las participantes manejen conceptos básicos de carpintería de ribera y realicen la construcción efectiva de un bote a remos a escala real, más la aplicación de técnicas de revestimiento en fibra de las piezas realizadas. También se busca que las participantes conozcan este elemento patrimonial desde la perspectiva de sus cultores, en este caso del maestro carpintero de ribera Juan Chiguay, relevando elementos que permitan la comprensión y reconocimiento de las singularidades histórico-culturales de este noble oficio, en su diversidad y complejidad.

Greisis Colil: “Nunca había visto cómo se hace un bote”

“Yo ya había hecho cursos de este tipo, me encanta y pienso que es una muy buena oportunidad para que nosotras aprendamos cosas nuevas. Acá somos puras mujeres, yo soy la más joven y es una excelente oportunidad. Igual mi papá tiene lanchas, pero yo nunca había visto cómo se hacía un bote. Entonces, siento que es una instancia super bonita, super buena, para que nos comuniquemos entre mujeres, para que veamos cómo es este trabajo que, de por sí, está hecho para hombres, así que es una excelente oportunidad para nosotras. Los materiales que nos han dado nos han servido mucho para aprender”, así se expresó Greisis Colil, la más pequeña de este grupo de carpinteras de ribera. ¿Qué tan complejo es hacer un bote? Gresis responde: “Todo tiene su ciencia, su forma de hacerlo, hay diferentes métodos para realizarlo y todo eso lo hemos ido aprendiendo con el tiempo”.

 

Silvia Melihuenchún:

Para Silvia Melihuenchún, es importante participar en este curso pues están rescatando el patrimonio cultural. “Yo soy oriunda de Puerto Varas, mi papá tenía 3 botes allá en el lago Llanquihue y nunca estuve haciendo algo así, pero me metí me picó el bichito de ver cómo era un bote”, comenta.

Con 62 años, siente que nunca hay que dejar de aprender. “Lo asimilé con la costura, porque cada tabla para mí es un molde. Estoy muy contenta, porque algo me quedó en la retina, para mis recuerdos y para contarle también a mis nietos. Sí, esto es algo bueno para nosotras. Además, pertenezco a la cultura mapuche-huilliche, así que estoy muy feliz”.

Al igual que el resto de las participantes, agradeció a Enap la oportunidad. “Siempre hemos hecho muchos proyectos y cursos gracias a ellos y gracias a que dan estos cursos para las mujeres”, valoró