REFLEJO

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Cecilia Saa

El espejo atrapa un cuerpo que ha permanecido escondido de su autoimagen por tiempo indeterminado. Miro con detención las cicatrices que por años me avergonzaron y ahora se transforman en rastros de leyendas e historias, que refieren tanto miedos como resurrecciones. Mis pechos desprovistos de gravedad han alimentado a tres generaciones traspasando afectos inconmensurables. Esta figura que se ha mostrado ante ojos incorrectos anhela navegar en aguas calmas, en arrecifes gentiles. Desea abrir sus capas y entregar infinitos detalles sin pudores ni reservas. Por años mi silueta actuó como piedra rígida, cargada de complejos y siniestras miradas. Hoy me despojo de las prendas que tapan el conjunto de formas que soy. Giro la mirada y observo una columna en posición cansada que se encorva en su parte superior cargando el peso de las culpas incesantes. Hago un esfuerzo por cambiar la actitud postural y naturalmente las curvas saltan a la vista para convertir mi sombra en una armoniosa escultura que quiere dejar atrás inseguridades y aceptar sus cambios con fortaleza irrompible.