DESAHOGO

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Cecilia Saa

La mesita de noche guarda sigilosamente al fiel compañero, sustituto perfecto de carencias físicas o de ganas incontrolables. Las noches en soledad me atrapan preparada mientras espero que el silencio tome lugar en mi cama fría y desordenada. Con cautela excesiva maniobro las velocidades de menos a más, dejando que las vibraciones me abracen y envuelvan en ondas desbordantes que transitan en direcciones revueltas. Me dejo atrapar por fantasías que golpean la imaginación, en tanto que una mano acalla mis suspiros, la otra va maniobrando el ritmo del juguete que suple con pletórico afán la falta de encuentros corporales. No demora mi concentración en caer en este trance mágico-real que me lleva por un camino agitado e inducido. El viaje es impecable, mi respiración agitada agradece el desahogo y me duermo feliz flotando en un cielo atestado de brillos indeterminados…