Patricia Iglesias Scepanovic: “Visualizo la identidad como una busqueda”

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“A mis ancestros que eligieron venir al fin del mundo en busca de paz y oportunidades, para dejar su legado de esfuerzo y tesón. Con especial cariño y gratitud a mis abuelas Lucila y Teresa que me entregaron tanto, especialmente el amor por lo hecho a mano”.

Con esta dedicatoria parte el libro “Mi territorio, mi identidad” de Patricia Iglesias Scepanovic, fruto del desarrollo de su último proyecto creativo, a través del cual quiso plasmar con sus reflexiones y joyería contemporánea cuánto y cómo influye la pertenencia territorial en la construcción de quiénes y cómo somos.

El proceso creativo no estuvo exento de dificultades y, como toda obra humana, sujeto a cambios.  “La idea inicial era hacer un catálogo que contuviera sólo las fotografías de las piezas. Pero, la pandemia dificultó la llegada de algunos materiales y tuve que comenzar con los elementos que tenía en casa. La misma cuarentena me llevó a mayores reflexiones e introspección y esto, junto a la situación de estrés vivida, hicieron que el proyecto fuera tomando otros matices en cuanto a cómo fui abordando la influencia del territorio en la identidad y cómo se construye ésta en las personas”, explicó.

Inmersa en este proceso, el tiempo fue pasando y las piezas de joyería fueron aumentando su volumen. En paralelo, surgió la pregunta sobre cómo vivían y sentían la ligazón territorio-identidad otras personas, entre ellas creadores regionales, cuya obra expresa un gran vínculo emocional con el suelo magallánico.

“El territorio, más que físico, es emocional, es aquello que te contiene, tus vínculos con las personas que te rodean. Todo eso te hace ir identificándote con el lugar”, sostuvo Patricia.

La incerteza respecto de si podría o no montar una exposición en la Casa Azul del Arte y nuevos avances en su reflexión llevaron a que el catálogo se transformara en un hermoso libro, que fue impreso en los talleres de La Prensa Austral.

“El título de este proyecto no pretende ser una respuesta a cómo se define la identidad. Es, más bien, otra pregunta: ¿Es mi territorio mi identidad? Busco las respuestas a través del desarrollo de este proyecto y, a su vez, es una invitación a formularnos más preguntas sobre nuestra identidad individual y colectiva y cómo la construimos”, refirió Patricia.

 

Pali Aike: “Entré al sector de Pali Aike recién hace cuatro años, lo miraba desde lejos cuando íbamos camino a la frontera… Me asombró su color y textura, sentí como si pisara un lugar de no humanos, un lugar ubicado en otro planeta… Lo percibí desolado, ventoso y rocoso.. Pali Aike para mí es vacío, uno precioso, lleno de rica información que alimenta mi imaginación”

 

 

 

Sierra Baguales: “Se manifiesta por toda la estepa magallánica, meciéndose como si bailara una danza ritual… Recorriendo los lugares donde se aloja, comienza a revelar que siempre está rodeado de muchas piedritas, convirtiendo al suelo que lo ampara en disparejo, dificultando el transitar. Y es en ese momento, al rodar sobre él, cuando manifiesta su sonido… Y Sierra Baguales es como estar dentro de un gran canasto, la misma sensación que me entrega toda la pampa”.

 

 

 

 Monte Tarn: “El recorrido te desafía… Llegar a la cima se vuelve secundario ante el hecho de encontrarse con uno mismo y con el “con uno mismo” de quienes te acompañan, lo que puede resultar en algo bueno o no tanto. Es descubrir si tienes una cordada, ese término montañista que se refiere a un grupo de personas unidas por una cuerda de escalada, para asegurarse contra las caídas. Monte Tarn se convirtió en un lugar de revelaciones, comprobé que tengo mi propia cordada: mi familia, mis hijos son mi cordada”.

 

 

Cerro Mirador: “Para mí, es hablar de inviernos, los de mi infancia y adolescencia… Es recordar todos los inviernos, también los que fueron en la laguna Pudeto o en el Parque María Behety para andar en trineo o en patines de hielo. Es recordar los inviernos de las guerras de bolas de nieve, los inviernos haciendo monos de nieve o preparando helados con ésta y leche condensada… El cerro Mirador es luz de sol que alumbra por períodos cortos y sombras largas, es nieve blanda y luminosa; también dura, congelada y resbaladiza. Es tiempo de chocolate y grandes chalecos de lana…”

 

 

Isla Picton: “Los yaganes la denominaban Shukaku… Nunca he estado en la isla. Lo que recuerdo de ella es sobre el conflicto del Beagle con Argentina, la disputa por la soberanía de las islas del canal. En 1978 estuvimos a punto de entrar en guerra, yo tenía 10 años y estaba en quinto básico… Sentí miedo, miedo de perder a seres queridos, miedo a vivir algo que no conocía y parecía aterrador. Hablar de isla Picton es adentrarse en algo desconocido e indagar en la sensación de miedo. ¿Cómo se ve el miedo?”

 

 

Patricia, en permanente búsqueda y aprendizaje

Nacida en Punta Arenas, Patricia estudió Dibujo Técnico en Inacap y, posteriormente, Diseño mención Arquitectura de Interiores y Equipamiento en la Universidad Viña del Mar en Valparaíso.

Tras ello, vivió diferentes experiencias que la llevaron a perfeccionarse en áreas como el diseño de mobiliario, pintura decorativa, dibujo, pintura y cerámica y fue docente de asignaturas de creación de material didáctico para párvulos en las carreras afines de las universidades tecnológicas Inacap y Santo Tomás. Cursó un diplomado en Artes Visuales en la Umag y participó en el taller de orfebrería de Marcela Alcaíno, donde logró crear su propio lenguaje de abstracción y síntesis de las formas naturales, elaborando piezas con identidad local.

Su carrera la lleva a integrar el colectivo Clandestino Joyas. a exponer su serie “Patrones Gráficos” en Santiago (2016), año en que quedó preseleccionada en Chile con su trabajo “Mirando a Violeta” para la Bienal Revelations en Francia (2017). Desarrolló el proyecto “Transformación de Madera Recogida en Objetos Portables” (2017), descubriendo que puede vincularse con la joyería contemporánea como medio de expresión.

Su talento la ha llevado a participar en la Escuela Pamela de la Fuente en Santiago (2018), ingresar como miembro a la Asociación de Joyeros Contemporáneos chilenos, Joya Brava. Ser seleccionada para la II Bienal de Joyería Contemporánea Latinoamericana en Buenos Aires y a tomar talleres de Expresión y Creación Objetual con el Estudio Honorato+Vicencio. Sigue perfeccionándose de la mano de reconocidos maestros como Klara Brynge (sueca), Peter Vermandere (belga), Francisca Kweitel (argentina), con Norma Inzunza y Mauricio Cortés.

Desde el año pasado, Patricia forma parte de La Brújula Arte en Tránsito, plataforma de colaboración entre creadores y espacios de difusión de arte para gestionar y producir proyectos de exhibición de joyería artística.