Las mujeres yagán y kawésqar que aspiran a tener voz y voto en la nueva Constitución

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En forma inédita, este proceso estableció cupos para que nueve pueblos originarios sean representados en la redacción de la Carta Magna.

En el caso del territorio magallánico, los pueblos yagán y kawésqar tendrán dos cupos.

Para ello, las diversas comunidades inscribieron candidaturas y actualmente son seis las mujeres que aspiran a tener voz y voto en tal proceso.

Lidia Cristina González Calderón, de 53 años, será la  única mujer que represente al pueblo yagán en la votación.

Junto a ella, otras cinco postulantes buscarán quedarse con el cupo asignado para el pueblo kawésqar. Se trata de Margarita Vargas López, Lucía Uribe Caro, Leticia Caro Kogler, Felicia González Cárcamo y Celina Llan Llan Calderón

Fem Patagonia entrega en esta edición extractos de las entrevistas realizadas por Marisol Retamal a Felicia González, que fue publicada en El Magallanes.

 

Candidata kawésqar en el proceso constituyente

María Felicia González Cárcamo:

“La principal demanda debe ser el rescate de nuestros territorios”

“Los kawésqar en su mayoría eran canoeros australes, pero también había kawésqar patagones, que significa que estaban en las pampas y vivieron su historia entremedio de los pioneros y han tratado de sobrevivir. Muchos de ellos han sido abusados y atropellados por lo mismo”.

Así puntualiza María Felicia González Cárcamo (54 años), quien, de cara al proceso constituyente, espera que éste ayude a preservar el legado y las tradiciones que les dejaron sus ancestros kawésqar.

Recuerda orgullosa que, en octubre de 1994, se convirtió en la primera dirigenta kawésqar en Punta Arenas. Una vez que se oficializó la Ley Indígena se constituyó la primera comunidad kawésqar y ella asumió el desafío de presidirla.

 

“He trabajado con la cultura kawésqar por más de 30 años. Quiero reconocer a mi tía Margarita Molinari Edén. Fue ella la que me enseñó y me entregó todo lo que sabía de la cultura kawésqar y eso es lo que yo he querido transmitir”.

 

Se define como escritora, fotógrafa y dirigenta kawésqar. Resalta en particular su rol como educadora tradicional de los pueblos originarios.

María Felicia destaca su historia y la de su familia en la lucha por reivindicar a su comunidad. Sus padres biológicos provenían de Jetarkte, en las cercanías de Puerto Edén. Ella no vivió en esa zona, ya que nació en Punta Arenas, donde fue acogida y posteriormente adoptada por la viuda Francisca Cárcamo Alcapán, de quien lleva con orgullo su segundo apellido.

Le hubiera gustado que su pueblo hubiera tenido más cupos en el proceso constituyente. “Acá hay varias historias de vida de personas que vivieron desde el golfo de Penas hasta el sector de seno Skyring. Algunos vivieron en los territorios australes del mar y otros en la pampa. Entonces son muchas historias y por eso tendrían que haber más cupos para rescatar y responder a todas las situaciones que nosotros estamos pasando”, apunta.

Para ella, la principal demanda en este proceso es el rescate de los territorios de los mares. “Eran los lugares en los que tradicionalmente nosotros nos desplazábamos y hacíamos nuestras vidas”, acota.

“Mi señora madre, por ejemplo, nació en lugares donde los antiguos vivieron y después llegaron los pioneros y gente de otros lados y ultrajaron esos sectores y echaron a nuestra gente”, señala.

Felicia remarca la importancia de que el rescate y la preservación de la cultura kawésqar debe entregarse a los hijos y a los nietos. “Pero, esto ha sido muy difícil para nosotros porque resulta que los abuelos están en Puerto Edén y muchos están falleciendo”.

Repara en que la población magallánica sabe poco de los kawésqar. “Escribí un poema que dice que los kawésqar estamos vivos y que nosotros podemos extinguirnos, pero nuestros hijos van a estar ahí adelante y nuestra cultura no se puede extinguir”, remarca.