Las mujeres yagán y kawésqar que aspiran a tener voz y voto en la nueva Constitución

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En forma inédita, este proceso estableció cupos para que nueve pueblos originarios sean representados en la redacción de la Carta Magna.

En el caso del territorio magallánico, los pueblos yagán y kawésqar tendrán dos cupos.

Para ello, las diversas comunidades inscribieron candidaturas y actualmente son seis las mujeres que aspiran a tener voz y voto en tal proceso.

Lidia Cristina González Calderón, de 53 años, será la  única mujer que represente al pueblo yagán en la votación.

Junto a ella, otras cinco postulantes buscarán quedarse con el cupo asignado para el pueblo kawésqar. Se trata de Margarita Vargas López, Lucía Uribe Caro, Leticia Caro Kogler, Felicia González Cárcamo y Celina Llan Llan Calderón

Fem Patagonia entrega en esta edición extractos de las entrevistas realizadas por Marisol Retamal a Felicia González, que fue publicada en El Magallanes.

 

La única mujer candidata constituyente yagán

Lidia González Calderón

“A nosotros, los representantes del pueblo yagán, nos ha costado mucho tener un pedazo de tierra en isla Navarino”

 

Lidia González Calderón es madre de tres hijos y abuela de cuatro nietos. Ha vivido toda su vida en Puerto Williams, la tierra de su su madre, Cristina Calderón, la última hablante nativa de la lengua yagán.

Para las elecciones , es la única candidata mujer yagán y cree que el proceso constituyente tiene una luz de esperanza hacia una etapa histórica de la vida del Chile republicano.

Fue concejala durante dos periodos, entre los años 2008 y 2016. Desde el año 2012, trabaja en la Conadi como encargada de la Oficina de Asuntos Indígenas de Puerto Williams.

 

“Me hubiese gustado que hubieran sido tres cupos para nuestro pueblo. Mi realidad es muy distinta a la que tiene el mapuche, el aymara o el rapanui y lo que a nosotros nos interesa es que tengamos igualdad de condiciones para que se consideren y se plasmen nuestras inquietudes”.

 

 

Espera que su pueblo sea verdaderamente representado en la nueva Carta Magna y que allí se valore y respete su cultura.

“Fue mi familia la que me incentivó a participar. Yo tenía unas vacaciones pendientes y estaba en Puerto Montt visitando a una hija que vive allá y ahí me llamaron mis hermanos y mis otros hijos y me hablaron de la votación y de que debíamos tener un representante de nuestro pueblo en este proceso. En ese momento y desde que lo supe, encontré que esto era muy interesante y una enorme responsabilidad para quienes tengan estos escaños y participen en un proceso histórico que, de verdad, represente las necesidades de sus pueblos”, señala.

Sostiene que el yagán es un pueblo pasivo, pero que, en el último tiempo, ha empezado a marcar presencia, sobre todo con su lucha contra las salmoneras.

“Fuimos luchadores sin ser abusivos ni violentos y nos impusimos con hablar y con cartas, porque necesitábamos que nos escucharan, o sea, nosotros queremos que nuestro medio ambiente sea protegido totalmente. Somos gente de la naturaleza, respetamos mucho nuestro entorno y todo lo que ello implique”, indica.

“Hoy día tenemos que tratar de convivir en paz porque todos estamos aquí y buscar el equilibrio. Hay que buscar la justicia. Digo esto porque a nosotros -los representantes del pueblo yagán- nos ha costado mucho tener un pedazo de tierra en la isla Navarino y si usted viene va a ver que hay mucha gente que no tiene nada que ver con el territorio y no les ha costado nada acceder a un terreno. Y eso es lo que más duele. Hoy la gente que vive en Villa Ukika está hacinada y el resto estamos repartidos en otros puntos de la ciudad. Nosotros vemos que en esta parte somos como olvidados y queremos que se nos pague la deuda histórica reconociéndonos. Tenemos el caso de Cristina Calderón, que es mi madre, que tiene 92 años y que en la vida ha podido tener un pedazo de tierra en esta isla donde ella nació y donde están todos nuestros ancestros. Entonces, éste es un tema muy importante”.