Día Mundial de la Biodiversidad: 6 razones para creer que nuestra dieta puede hacer una diferencia 

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Diamela Covarrubias, coordinadora de Sinergia Animal en Chile

El viernes 22 de mayo, se celebró el Día Mundial de la Biodiversidad y, en este marco, la ONG Sinergia Animal está invitando a los consumidores a aprender sobre la relación entre la preservación de la biodiversidad del planeta y nuestra dieta. Cerca del 60% de las poblaciones de mamíferos, aves, peces y reptiles han desaparecido entre la década de 1970 y 2014, de acuerdo con un reporte de la WWF, y el hábito de comer productos animales es uno de las principales causas.

«Este desequilibrio es riesgoso, no solamente porque puede dañar a los animales. La reducción de vida natural también significa una amenaza para la vida humana en la tierra, ya que muchas plantas y animales ayudan a regular el planeta en el que vivimos, a través de la temperatura, el clima y la polinización”, alertó Diamela Covarrubias, coordinadora de Sinergia Animal en Chile. 

La situación es especialmente grave en Chile. Nuestro país se convirtió en el primero de Latinoamérica en entrar en Sobregiro Ecológico en 2020. Esto significa que si todo el mundo siguiera el estilo de vida de los chilenos, todos los recursos naturales que el medioambiente es capaz de regenerar se habrían agotado el pasado 18 de mayo. Algunos de los criterios para llegar a esta conclusión incluye las tierras forestales, terrenos de pastura, zonas de cultivo y áreas de pesca utilizadas en las cadenas de producción.

Una gran forma de celebrar el Día Mundial de la Biodiversidad es haciendo nuestra parte para que el planeta se recupere. Aquí hay seis razones por las que cambiar nuestros hábitos alimentarios y reducir el consumo de productos animales es uno de los mayores aportes que podemos hacer. 

  1. Evitar la pérdida de hábitats

Según la FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations), el 80% de los terrenos agrícolas del mundo son utilizadas para el ganado. Esto causa una destrucción significativa de los bosques tropicales, pone en riesgo la vida silvestre y representa una de las principales causas de deforestación en la Amazonía Brasileña. «Chile importa carne de Brasil. Cuando comemos menos carne, reducimos la demanda por este tipo de productos y, por tanto, aliviamos la presión sobre los suelos. Producir vegetales sólo para consumo humano requiere mucha menos tierra», explicó Covarrubias.

  1. No más sacrificio de animales salvajes

Los ganaderos ven a los animales salvajes como una amenaza a su producción, ya que, bisontes, canguros, cebras y búfalos, por ejemplo, compiten con los animales de granja por los pastizales, mientras que, lobos y felinos pueden atacar al ganado.. Por esta razón, es común que los productores ataquen a estos animales. Si dejamos de comer carne, los ganaderos se dedicarán a cultivar vegetales, mientras los animales salvajes pueden vivir en libertad. 

  1. Y, por supuesto, no más inanición de animales silvestres

Para mantener a los animales salvajes fuera de sus tierras, los granjeros instalan rejas, que pueden bloquear las rutas migratorias de millones de animales. Sin poder continuar su camino, los animales terminan muriendo de hambre o deshidratación. Esto no tiene que ser así. 

  1. Contaminación del agua

La mayor parte del agua consumida por el ganado vuelve a la naturaleza en forma de estiércol líquido: una sustancia llena de patógenos, metales pesados, residuos de medicamentos, hormonas y antibióticos. De acuerdo con la FAO, estos desechos tienen una de las mayores demandas de oxígeno, llevando al crecimiento excesivo de algas en lagos, embalses y zonas costeras. Además de consumir mucho oxígeno del agua, estas algas producen toxinas, haciendo casi imposible que otras especies sobrevivan. 

  1. Detengamos el cambio climático

El ganado es responsable de entre el 14.5% y 18% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero inducidas por humanos. De acuerdo con la FAO, el vacuno es responsable del 41% de las emisiones en este sector, mientras que la producción de leche representa el 20% de las mismas emisiones. 

«No hay duda de que la producción animal juega un rol crítico en el cambio climático y todas las catástrofes medioambientales que se esperan de este», dijo Covarrubias. Por supuesto, esto ocurre a expensas de la vida silvestre, como lo vimos durante los incendios en Australia en septiembre de 2019. Por otro lado, el cambio climático está destruyendo los arrecifes de coral, que son considerados por la Unesco como los «semilleros del océano» y «puntos claves de biodiversidad».

  1. Menos presión sobre la vida marina

Según la Unesco, si nada cambia, para 2010 más de la mitad de especies marinas del mundo estarán al borde de la extinción, principalmente debido a la sobrepesca, que está sacando de los océanos mucho más que lo que la tasa de reproducción de las especies permite reemplazar. Si dejamos de comer peces, no será necesario asfixiar a ningún animal para alimentarnos, y millones de tortugas, delfines y otros animales no serán atrapados accidentalmente y muertos en las redes de pesca.