Estancia Lago Pinto, ecoturismo que rescata tradiciones patagónicas

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Alrededor de 1890, la Patagonia pertenecía a una sociedad ganadera y de lana inglesa llamada Explotadora de Tierra del Fuego, quienes eran dueños desde la isla del mismo nombre hasta Torres del Payne, llegando a tener sobre el millón de hectáreas. Esta sociedad se dedicaba a la crianza de ovejas y trabajo de la tierra, tradiciones que los propietarios de Estancia Lago Pinto han querido que perduren en el tiempo.

Alrededor de los años cincuenta, debido a la reforma agraria, la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego se disolvió, dividiendo los terrenos en lotes para venta. Así las secciones se transformaron en estancias de menos hectáreas y los puestos en otras estancias de diferentes tamaños.

Estancia Lago Pinto fue un puesto de control utilizado por la sección de Río Tranquilo funcionando muchos años en base a ovejas. El año 1959 la estancia fue adquirida por Manuel Suárez del Valle, quien, a principios de los años 80, se la vendió a Pedro Pivcevic Mimica y éste, a su vez, entregó a su hijo Ivan Pivcevic las riendas del lugar a fines de los 90. Por las especiales condiciones económicas, se optó por trabajar con el ganado bovino, dando así un mejor rendimiento a la estancia.

Hoy en día la estancia es llevada por Pedro Pivcevic Jara, hijo de Iván, quien vive con su esposa Kaley Businger “Kiki” y su retoño Petar Pivcevic, siendo éste representante de la cuarta generación.

“Llevamos cinco años viviendo en la estancia. Empezamos con turismo hace dos años aproximadamente, con la idea de mostrar nuestro estilo de vida, las costumbres del campo, que vean lo que es tener una vida sustentable, además de mantener viva las tradiciones patagónicas”, explicó Pedro.

En el predio, tienen quintas, invernaderos y animales. También ofrecen cabalgatas, muestra de perros ovejeros, de esquila y  baño de ovejas. “Todo esto acompañado de disfrutar del infaltable asado al palo, ensaladas de la huerta, degustación de jamón Serrano hecho por nosotros y un sinfín de preparaciones que personalmente preparo con mucho amor”, cuenta ‘Kiki’.

Ella agrega que “la idea es que las personas vengan a relajarse, desconectarse un poco de la civilización y poder degustar comidas típicas de esta zona al interior de Puerto Natales”.

De origen norteamericano, Kaley Businger “Kiki”, esposa de Pedro, cuenta que aproximadamente desde los 5 años llegó a vivir a Chile. Desde pequeña tuvo interés por la cocina, “conocí a Pedro hace 11 años en la universidad, desde ahí comencé a venir todos los veranos, nació nuestro hijo Petar y el primer pensamiento fue que debíamos estar juntos donde sea”, apuntó.

Es por esto que llegaron a vivir a la estancia donde ‘Kiki’ comenzó a poner en práctica sus dotes culinarios, aprendiendo de la tierra y a cultivar lo más orgánico posible.

“Si antes me encantaba cocinar y comer rico, ahora es otra cosa cocinar con productos que uno sembró, cuidó y cosechó, un pedacito de cielo que le llamo”, concluyó.