El verano, una estación para las relaciones sexuales

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“Parece que el verano, desde el punto de vista fisiológico, puede hacernos aumentar nuestro deseo sexual”.

“Durante los meses de más luminosidad, las hormonas ‘se nos revolucionan’. El efecto solar hace que aumenten los niveles de testosterona (deseo sexual), sobre todo al final del verano. Además, la serotonina y las endorfinas (sustancias que controlan la sensación de placer) pueden aumentar por diversos estímulos como la alimentación, el ejercicio físico y la luz solar. El verano, por tanto, predispone a la mayor liberación de estas hormonas de una manera natural”.

Así lo plantea en su blog Juan Ignacio Martínez Salamanca, urólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, quien añade que “nuestro cuerpo es capaz de segregar ferohormonas que afectan a nuestro comportamiento sexual e intervienen en nuestra sensación de atracción por el sexo opuesto. Hay estudios que apuntan que las personas que tienen mayor producción de estas hormonas, tienen un mayor atractivo sexual y las relaciones íntimas son más intensas y con más placer.

“Por tanto, parece que el verano, desde el punto de vista fisiológico, puede hacernos aumentar nuestro deseo sexual. A esto se puede sumar que tenemos más tiempo, estamos más relajados, el clima de convivencia con la pareja suele ser mejor, las salidas nocturnas son más frecuentes que el resto del año, ingerimos más alcohol que tiene un efecto de desinhibición, etc.”, sostiene.

Sin embargo, advierte que esto puede tener una visión opuesta, pues muchas veces en verano tenemos más familia alrededor, niños pequeños a nuestro cargo más horas al día, condiciones de los lugares de veraneo poco ‘glamorosas’, viajes con recorridos extenuantes, más horas de convivencia con la pareja que hacen aumentar el número de discusiones y enrarecen el ambiente, etc., es decir, que a lo mejor hay gente que percibe que durante esta estación no es un buen momento para tener más relaciones sexuales en pareja, sino todo lo contrario.

El profesional también hace ver su punto de vista respecto de “programar” las relaciones sexuales, basándose en estudios realizados en España, en que seis de cada diez parejas establecen un día a la semana para aquello.

A su juicio, este hecho es un tanto preocupante. “Una de las características básicas para que una relación sexual sea altamente satisfactoria para ambas partes es la espontaneidad, la improvisación, la novedad… el ‘no saber qué va a pasar o cómo va a reaccionar la otra persona’. En resumen, el ‘factor sorpresa’ es fundamental y, al programar las relaciones, esto se pierde”.