La experiencia de cuatro mujeres en el fascinante campo de la investigación

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El aporte de las mujeres al conocimiento y la ciencia, en general, es tan indiscutible, como poco reconocido y hoy lo que debería ser cosa del pasado sigue siendo un lastre: el machismo y la discriminación van de la mano para desalentar, primero, e invisibilizar, luego, el trabajo cotidiano que realizan aquellas profesionales en el ámbito de la investigación.

Por ello, la revista Fem Patagonia, de la mano del Fondo de Medios de Comunicación Social, ha dado vida a este especial Mujer y Ciencia, para destacar la mente femenina y mostrar algunos ejemplos de investigadoras que actualmente están trabajando en Magallanes para diversos centros e institutos.

 

María Soledad Astorga, la primera mujer que logró un doctorado en la Umag

La historia de María Soledad Astorga España es una de descentralización. Una fueguina formada en la educación pública de Porvenir hasta octavo básico y de Punta Arenas hasta cuarto medio, que optó luego por continuar esta senda en la universidad estatal de Magallanes, como alumna de Ingeniería de Ejecución en Química mención Petróleo y Petroquímica. Su tesis acerca de la concentración de metales pesados en choritos del estrecho de Magallanes fue financiada por la Empresa Nacional del Petróleo, interesada en todo estudio que develara los efectos de sus operaciones en el entorno. Corría 1987 y en Chile recién se estaba hablando de la importancia del impacto de la actividad industrial en el ambiente.

El trabajo de María Soledad no sólo es valioso para su Universidad, sino también para la región y el país, como lo demuestra el reconocimiento que le entregó el Gobierno Regional como mujer Científica Regional el 8 de marzo de 2015.

Casi una década después, María Soledad se convirtió en Doctora en Ciencias Químicas de la Universidad de La Laguna en Tenerife, España. Nuevamente, el foco de su investigación estaba puesto en los contaminantes persistentes de origen orgánico e inorgánico que se acumulan en el mar. A esta línea de investigación que la acompaña hasta hoy, se sumó en 2000 la composición química y nutricional de alimentos con valor económico y sociocultural, producidos en Magallanes. Todo este conocimiento y sus ganas por aumentar  las vocaciones científicas las puso a disposición del programa Explora desde sus inicios.

María Soledad fue la primera mujer en la Universidad de Magallanes que obtuvo el grado de Doctor; que asumió la Dirección de Investigación y Asistencia Técnica, y que ocupó el cargo de Decana. Gracias a su trabajo, la Umag ganó un proyecto Mecesup con el cual se construyó el actual edificio de la Facultad de Ciencias, y se crearon tanto las carreras de Biología Marina y Pedagogía en Biología, como el Magíster en Ciencias mención Manejo y Conservación en Recursos Naturales en Ambientes Sub-Antárticos.

La Doctora Astorga también fue miembro del Consejo Académico y de la Honorable Junta Directiva de la Umag, al tiempo que mantuvo su actividad científica con 21 publicaciones internacionales, 27 proyectos Fic, Corfo, Conicyt, Inach y otros en colaboración, y ayudando a estudiantes de pre y postgrado a terminar sus ciclos formativos como guía de tesis. Hoy es Profesora Titular – la más alta jerarquía académica de la Universidad – y hace clases tanto en carreras de pregrado como en el Magíster en Ciencias y en el Doctorado en Ciencias Antárticas y Subantárticas. Además, lidera un proyecto que busca financiamiento regional para crear en Magallanes un Centro Austral para la Sustentabilidad Ambiental Subantártica (Casasub), enfocado en la prestación de servicios en análisis físico-químicos, microbiológicos y tecnológicos requeridos por la ciencia y los sectores productivos.

El trabajo de María Soledad no sólo es valioso para su universidad, sino también para la región y el país, como lo demuestra el reconocimiento que le entregó el Gobierno Regional como mujer Científica Regional el 8 de marzo de 2015. Finalmente, es la historia de una niña de escuela fiscal que no ha perdido el rumbo del servicio público.

 

 

Germaynee Vela-Ruiz Figueroa y el importante aporte de la mujer a la ciencia

 

“El rol de las mujeres es muy importante en la ciencia, porque con nuestra propia mirada aportamos desde distintos ámbitos. Quizás algunas no se dedican a la ciencia dura, pero trabajan en iniciativas que se conectan con el territorio o con las necesidades de la comunidad”. Así se plantea la investigadora del Centro Regional Fundación Cequa, Germaynee Vela-Ruiz Figueroa, al ser consultada por el rol que cumplen las mujeres en el desarrollo de la actividad científica.

 

Para la profesional, la inteligencia emocional que caracteriza a la mayoría de las mujeres permite poner a la ciencia al servicio de la sociedad y responder a necesidades territoriales y globales con mucha mayor intensidad.

 

La ingeniera ambiental y máster Erasmus Mundus en gestión de Aguas y Costas es una convencida de que el componente femenino en la ciencia es un aporte muy relevante, ya que se trabaja más al servicio del desarrollo sustentable y social “gracias a esta mirada con más sentimiento y pasión”.

Germaynee cumplió 9 años en la región y, desde ese entonces, ha visto que hay muchas mujeres involucradas en el quehacer científico. En su desempeño como profesional de Fundación Cequa, ha colaborado en iniciativas que apuntan a mejorar el desarrollo sustentable de la región.

En concreto, trabaja en la calificación de las áreas silvestres protegidas, planificación turística y manejo turístico, lo que le ha permitido apoyar proyectos de instituciones públicas y privadas vinculadas con el medioambiente.

Desde su rol de investigadora de Fundación Cequa, ha trabajado por transformar la ciencia dura en aplicación y en gestión y transformar el turismo en Magallanes. Como acciones concretas, menciona el proyecto Innova Corfo en el Parque Nacional Bernardo O’Higgins, ejecutado entre los años 2009 y 2011, que consideró una línea de base y un plan de manejo, que incorporó a los pueblos originarios en la toma de decisiones en esa área protegida, lo que le dio un tremendo valor al posicionamiento de una comunidad kawésqar.

Entre las iniciativas más recientes, valora otro proyecto Innova Corfo, denominado “Sistema de Manejo Turístico en Áreas Silvestres Protegidas. Caso Piloto Parque Nacional Torres del Paine”. Se trató de un proyecto nacional que toma de ejemplo al PNTP para reconocer los impactos que ha tenido el turismo y cómo éstos se pueden manejar con Conaf y los privados. “Ese proyecto ha sido una contribución para Magallanes porque ha permitido entregar información científica y técnica que sustente medidas de manejo que se están implementando para no perder el valor del destino turístico que tiene el parque. Aquí ha habido un trabajo de Cequa, con apoyo de Conaf y Estancia Cerro Paine que se convierte en ejemplo para lo que se puede hacer en otras regiones del país”, agrega.

Para Germaynee, las mujeres realizan esfuerzos significativos por difundir la ciencia a todos los niveles y para que ésta además sea comprendida en todos los niveles. Dice que el mensaje es el cuidado del medioambiente y reconocer su valor desde los más pequeños, para ir avanzando hacia otros sectores. En conservación y turismo hay un permanente impacto que une al sector empresarial y eso se refleja en capacitaciones, y en el interés de instituciones como Conaf por contar con antecedentes científicos para realizar cambios en el uso de áreas protegidas. Ya no se usan sólo datos subjetivos sino información científica y técnica para tomar medidas.

Y, en ese plano, refuerza que la inteligencia emocional que caracteriza a la mayoría de las mujeres permite poner a la ciencia al servicio de la sociedad y responder a necesidades territoriales y globales con mucha mayor intensidad.

 

 

Fiorella Repetto Giavelli y su apuesta por incluir a las niñas  en la actividad científica

La coincidencia de que siempre haya tenido jefas se ha mantenido como una constante en la vida profesional de la bióloga ambiental y magíster en restauración de ecosistemas, Fiorella Repetto Giavelli. Y eso lo agradece, porque siente que ha podido compartir con mujeres que supieron entregarle herramientas para un mejor desempeño en su vida laboral.

 

“La idea es que los niños valoren la fauna nativa y que cuenten con herramientas que les permitan atender las áreas degradadas”.

 

Hace cuatro años que Fiorella es investigadora de la Línea de Estudios Territoriales del Centro de Estudios Fundación Cequa. Llegó a Magallanes a trabajar en un proyecto de conservación en biodiversidad ligado a la sustentabilidad de los ecosistemas en la ONG Wildlife Conservation Society y posteriormente se incorporó al centro de investigación regional.

Su decisión de emigrar a la región se dio por su fascinación por los ecosistemas australes y porque, desde su perspectiva, “todo lo que se hace en el ámbito científico está ligado a la naturaleza y al medioambiente”.

Entre los hitos de su quehacer en la zona destaca un proyecto educativo ejecutado en 2011, ligado al Programa Explora, en Tierra del Fuego. Partió trabajando en generar herramientas que permitieran a la comunidad  valorar sus ecosistemas y favorecer su conservación. Desde entonces resalta que se han ido abriendo más puertas para valorar el patrimonio natural existente, lo que se traduce en una mayor conciencia en su protección comunitaria.

En su trabajo como investigadora cuenta que, en un principio, por ser mujer algunos niños no la identificaban como científica sino como profesora, porque tenían marcados los conceptos de profesiones “para hombres y para mujeres”. Pero, a partir de sus actividades, fue cambiando los paradigmas de los menores y esto ayudó a que las niñas se sintieran más empoderadas con una actividad que no es restrictiva para ellas.

“En el caso de Cequa hay un 50% de mujeres y eso te potencia y te da más apoyo en tu desempeño profesional. Yo tuve suerte porque he tenido buenas jefas y buenas compañeras de trabajo”, agrega.

En la Línea de Estudios Territoriales se dedica a la gestión ambiental, protección de biodiversidad y la educación y valoración del medioambiente natural y patrimonial. Fiorella ha participado en varias iniciativas, entre las que menciona como emblemática el proyecto de sistema de manejo turístico en el Parque Nacional Torres del Paine, impulsado por la Conaf. En la actualidad lidera un fondo de protección ambiental, del Ministerio de Medio Ambiente, que implica la restauración ecológica y llama a poner en valor la fauna nativa de las comunidades.

“La idea es que los niños valoren la fauna nativa y que cuenten con herramientas que les permitan atender las áreas degradadas. La educación es el pilar fundamental para avanzar y, por eso, Cequa tiene gran énfasis en estas temáticas. No sólo son los niños quienes tienen que ser educados en estas materias, sino también los profesionales que se dedican a esta actividad”, advierte.

Fiorella resalta que el rol de la mujer siempre genera una diferencia importante en todo ámbito de trabajo. Opina que la mujer trabaja de forma distinta al hombre y ve cosas que el hombre no. Entonces “se generan relaciones personales en el trabajo en que la mujer aporta mucho. A nivel científico se están haciendo muchos cambios, gracias a una mirada que aporta a la biodiversidad, a la conservación del medioambiente y al aspecto transdisciplinario: la mujer ha hecho esos cambios porque es nuestra forma de trabajar en conjunto y tenemos una visión más holística que los hombres”.

 

 

 

Flavia Morello, la arqueóloga apasionada por los cazadores recolectores del pasado

Flavia Morello Repetto nació en Santiago en septiembre de 1972. 24 años después ya era Licenciada en Antropología de la Universidad de Chile. En 1999 obtuvo el título profesional de Arqueóloga de la misma casa de estudios con distinción máxima, tras trabajar como tesista de un proyecto de investigación Fondecyt, para el cual fue seleccionada por su interés en estudios sobre cazadores recolectores del pasado. La iniciativa tenía que ver con poblamiento temprano y paleoambiente en Tierra del Fuego y le permitió encantarse con la región. Y como suele ocurrir en la vida, el amor y el destino laboral se unieron. Flavia se casó con un arqueólogo natalino y decidieron formar familia en la región más austral del mundo.

Entre 1999 y 2001, el sustento económico y la oportunidad de desarrollar su vocación profesional surgieron de proyectos con financiamiento externo. Pero en 2001, fue contratada por la Universidad de Magallanes, como profesora asistente del Instituto de la Patagonia y entre 2002 y 2008, combinó esta tarea con la investigación en el Centro de Estudios del Cuaternario (Cequa), nacido al alero de la Umag, mientras en paralelo lograba obtener el grado de Máster en Prehistoria, Etnología y Antropología de la Escuela Doctoral de Arqueología de la Universidad de París 1, Panteón Sorbona, Francia, misma institución donde se doctoró en 2016. En 2007 ya era profesora asociada e investigadora de la Universidad de Magallanes, y en 2015 reemplazó al profesor Mateo Martinic en la coordinación del Centro de Estudios del Hombre Austral.

Hoy es la directora del Instituto de la Patagonia de la Umag, y directora y editora general de “Magallania”, con la experiencia que le dejó su paso por la revista de Ciencias Humanas “Anales”. También ha realizado trabajos de nivel regional, como representante del Comité Científico Asesor en el Comité Regional de Áreas Marinas y Costeras Protegidas, asesora técnica de la Dirección de Vialidad del Ministerio de Obras Públicas, y actual consejera regional del Consejo de la Cultura y las Artes.

Flavia Morello ha desarrollado 29 proyectos e investigaciones; participado en 53 publicaciones; realizado 51 presentaciones en congresos y reuniones científicas nacionales e internacionales, y colaborado en 28 iniciativas de divulgación científica. También hace clases en el Magíster en Ciencias Sociales de la Umag, y como directora del Instituto planea generar más incentivo para la investigación; avanzar en la generación de una estructura organizacional que mejore la coordinación, y estrechar lazos con las otras cinco facultades, segura de que los científicos pueden ser un aliado vital para la formación profesional de Magallanes.