Esperando la llegada de un hijo

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Ser mamás es de esas labores, roles, títulos o experiencias en las que nadie nace sabiendo cómo hacerlo o serlo correctamente. La práctica y en consecuencia, la experiencia, la vas adoptando en el largo camino donde descubres, conoces, crías y logras esa complicidad con tan sólo una mirada con tu hijo/a.
Muchas mujeres coinciden que convertirse en mamás, por primera vez, resulta ser una experiencia bastante inexperta. La ansiedad es una palabra que suele repetirse durante el periodo de embarazo; muchas preguntas vienen a tu cabeza y no pierdes oportunidad para formularlas a tu mamá, hermanas o a tus amigas, ya que indudablemente alguna de ellas te dará las respuestas que quieres escuchar, por algo ya vivieron la etapa previamente.
Lo cierto es que cuando te conviertes en mamá, la imperfección se convierte en tu nueva perfección, confundirse está bien, querer un tiempo de descanso también es merecido, y cada detalle o error que cometes, se transforma en un aprendizaje más. La llegada de cada hijo/a es diferente y simplemente es una experiencia nueva.
En esta edición especial compartimos la experiencia de dos madres. Paulina Porcio Andrade, espera la llegada de su segundo hijo, mientras que Helen Maclean Muñoz, espera a su tercer hijo.

 

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Paulina Porcio Andrade

Mujer, madre y terapeuta integral.  Con nueve meses de gestación en la dulce espera a la llegada de mi segundo hijo, Alnair León. A mis 32 años soy madre de una pequeña de 2 años, y en este momento estoy en las últimas semanas de este segundo embarazo, sintiendo el cansancio y el peso de esta barriguita. Así y todo he podido realizarme profesionalmente y estar en casa criando y gestando activamente.
En junio del año pasado me enteré que sería madre nuevamente. Después de haber entregado terapias de fertilidad a hermosas mujeres que en estos momentos gestan junto a mí, comenzaron los primeros síntomas y las sospechas, la verdad, me pillo de sorpresa! Tanto así que aún estaba amamantando a mi primera hija. Muchos sentimientos de angustia y miedo despertaron en mi ser, ya que mi familia y la de mi amado viven lejos, lo que significaría enfrentar esta doble maternidad solos.
Me di cuenta -una vez más- que en la vida nada se planifica, puedes enfocarla, pedirle al Universo, pero la vida nos entrega sólo lo que estamos preparados para recibir. Me enteré a un día de comenzar trámites para irnos a vivir a otro país. En ese momento la noticia nos llegó como un balde de agua fría a mí y a mi familia, finalmente cambiamos de plan, y fue lo mejor que pudimos haber hecho, ya que aún no estábamos preparados para emigrar, mas sí para tener otro hijo.
Desde muy temprano tuve la sensación de que sería un niño, a los 4 meses nos confirmaron la noticia. Eso me dio toda la fuerza y la garra, el empoderamiento para vencer los miedos y salir adelante, logrando unos exitosos últimos 6 meses en lo personal, familiar y laboral. Su presencia en mi vientre me ayudó a atreverme a hacer cosas nuevas y a la vez, llenarme de energía para poder entregar medicina a las mujeres de nuestra región, viajar, dar charlas y talleres, y seguir perfeccionándome.
Me siento una mujer muy agradecida de la Vida, ya que me di cuenta que contamos con una tremenda tribu de amigos y familiares que nos rodea. Soy una mujer madre afortunada de poder contar con Luna (mi hija), una estrella llamada Alnair (mi hijo), y de estar caminando junto a mi amado compañero, confiando día a día en el Aquí y Ahora. En este momento, só-lo queda la dulce espera.

 

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Helen Maclean Muñoz

Ser mamá es, por lejos, lo más lindo que te puede pasar en la vida. La alegría que sientes en el momento que te enteras que estás embarazada, ver una ecografía, escuchar los primeros latidos y el momento en que finalmente lo conoces, es una mezcla de emoción, ansiedad, incluso miedo, pero  sobre todo, un amor que nunca sentiste antes.
Cuando te quedas embarazada del segundo, llegas a cuestionarte: ¿Cómo voy a querer a otro de la misma manera si el que tengo ya me desborda de amor? Pero, obvio la naturaleza es sabia, sino nadie tendría más de dos hijos, ¿o no? Y cuando nace te das cuenta que sólo el corazón se agranda y lo quieres igual que al primero, es por eso que yo voy por el tercero.
Decir que ser mamá es fácil sería una mentira. Una mamá trabajadora menos. En mi caso, balancear el trabajo del restaurant con la vida familiar no es fácil, los horarios son complejos y diferentes a los de un trabajo común, y eso complica un poco las cosas, pero me siento afortunada, ya que cuento con el apoyo de mi marido que es un papá 100%, y con ayuda en la casa, lo que alivia mucho la carga.
Lo más difícil es lidiar con el sentimiento de culpa, esas veces que veo cómo mis hijos se quedan tristes en la casa, pero lo mejor del día es llegar y que te llenen de besos, abrazos, eso te hace olvidar lo mal que te sentiste en la mañana.  A la larga, ellos entienden y quieren participar. A mis hijos Amalia (4 años) y Pedro (6 años), les encanta acompañarme a trabajar los fines de semana, ya saben lo que quieren comer y por dónde tienen que ir para conseguir un helado a escondidas.
Creo que lo mejor que grafica mi vida como mamá es esa propaganda de una marca de pañales que dice: “la vida de padres es caóticamente hermosa”.