“La mujer magallánica está aceptando la cirugía plástica como una alternativa válida”

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Fernanda Deichler Vega

 

La cirujano plástico, estético y reconstructivo señala que la ética debe guiar todo accionar de un profesional que está en esta área.

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Elia Simeone R. revista@fempatagonia.cl

“La mujer magallánica está aceptando la cirugía plástica como una alternativa válida, si bien a muchas no les gusta que se sepa que se han sometido a algún procedimiento”.

Así lo destaca María Fernanda Deichler Vega, quien es la primera cirujano plástico, estético y reconstructivo que hay en Magallanes, título que tiene como aval 13 años de estudios universitarios.

Si bien María Fernanda nació en Santiago, a los siete años su familia se trasladó a vivir a Punta Arenas, por lo cual es una magallánica de tomo y lomo.

Hija de Francisco Deichler y Carmen Vega, estudió en el Colegio Alemán y cursó Medicina en la Universidad Austral de Valdivia.

Siendo la primera egresada de su promoción, siguió la especialidad de cirugía general en la Pontificia Universidad Católica de Chile y, luego, optó por la subespecialidad de cirugía plástica en la misma casa de estudios superiores.

“Pero, en medio de las dos especializaciones, trabajé como cirujano en el Hospital Sótero del Río, en Santiago”, comenta.

Regresó a Punta Arenas en mayo pasado y ha estado trabajando como cirujano plástico en el Hospital Clínico. Experiencia que valora y que califica de buena, si bien indica que no es fácil abrirse campo en una especialidad nueva, en la que ella es señera.

“Llegué a un área que nadie estaba abordando y, claro, implica ir creando, poco a poco, un espacio para una necesidad que existe, pero como nadie la estaba ofreciendo, estaba más bien limitada. Pero, todo ha sido una gran experiencia y aprendizaje”, plantea.

Además, tiene su consulta privada en el Centro Médico El Bosque.

Siempre deseó ser cirujano

Desde que cursaba octavo básico que María Fernanda tuvo clara su vocación. “Sabía que quería ayudar a la gente y, al tener como ejemplo a mi padre, quien como dentista servía en la red de salud pública, siempre me incliné por el área de la salud y supe que quería estudiar Medicina”, recuerda.

¿Cómo derivó a la cirugía plástica? Para ella fue, más bien, un camino lógico pues se trata de una especialidad en que se aporta mucho a la vida de las personas y que ofrece gran versatilidad para el profesional que la abraza.

“En un mismo día, uno puede hacer cosas muy diferentes. Por la mañana, puedo estar realizando una intervención reconstructiva, como puede ser a una persona quemada; por la tarde, haciendo una reconstrucción mamaria; y, en mi consulta privada, puedo más tarde practicar una liposucción o aplicar bótox. Es un campo súper dinámico, entretenido y muy desafiante, pues todos los procedimientos exigen de ti la mayor perfección y cuidado posibles”, refiere.

Profesional radicada en Magallanes

Ya sea en sus labores en el Hospital Clínico como en su consulta privada, María Fernanda sabe que un gran punto a su favor es que ella es una cirujano plástico que está radicada todos los días del año acá y que eso es una gran ventaja para los pacientes, respecto de atenderse con profesionales que vienen a hacer una cirugía o procedimiento y se regresan a Santiago.

“Yo no soy de esos médicos que vienen a operar y se van. Yo me vine a quedar y estoy todo el año. Eso es una enorme garantía para quienes se atienden conmigo porque soy una cirujana que está acá para preocuparse cien por ciento todos los días por sus pacientes. Todos sabemos que, tras una intervención, pueden surgir inconvenientes y, además, es reconfortante para quien se somete a una intervención contar luego con el cuidado del profesional que lo atendió. Eso es una diferencia abismante. Da una tremenda seguridad al paciente el saber que su médico está aquí para cualquier cosa que pudiera pasar”, remarca.

Otra diferencia que la joven profesional (33 años) hace notar es su formación.

“Tengo una formación universitaria y soy miembro de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, lo que no todos quienes incursionan en el campo de la estética pueden exhibir. Hay profesionales que, a lo mejor, han aprendido en una hora o en un día cómo realizar ciertos procedimientos estéticos. Yo, en cambio, tengo el respaldo de la Universidad Católica, que es una institución seria, reconocida internacionalmente, que forma gran cantidad de profesionales en los distintos ámbitos. En mi caso, gracias a una beca del Servicio de Salud, estudié tres años todo lo relacionado con la cirugía plástica, estética y reconstructiva. También soy cirujano general y he seguido el camino correcto para formarme como cirujano plástico y cuento con el respaldo de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, que es la única entidad nacional que reúne a todos los cirujanos plástico que están reconocidos para trabajar en este campo”, informa.

Por ello, María Fernanda pide a las personas que están sopesando la posibilidad de someterse a alguna intervención que se informen respecto de quienes están hoy ofreciendo servicios, ya que en esto puede radicar no sólo la diferencia respecto de obtener un buen tratamiento y solucionar un problema estético, sino en contar con la atención de un post-operatorio si algo no sale tan bien.

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No hay que crearle falsas expectativas al paciente

Casada, María Fernanda tiene una hija de sólo cuatro años, Julieta, y está esperando otro bebé. Por eso, en su escaso tiempo libre se dedica a estar con su familia, disfrutar de su hogar y le gusta salir a comer a diversos restaurantes.

“La oferta gastronómica de Punta Arenas ha crecido. Antes estaba el Sotito’s y nada más”, comenta.

Su incursión como profesional ha sido notoria en estos escasos seis meses desde que regresó a Punta Arenas. “El boca a boca ha sido muy importante”, acota al referir cómo sus pacientes han sido su mejor publicidad.

“Es totalmente legítimo que una mujer, a temprana edad, quiera someterse a una cirugía o procedimiento que le permita corregir alguna imperfección o problema. Muchas veces son cosas muy pequeñas, a ratos sólo perceptibles para el paciente, pero que sicológicamente tienen un gran impacto y le cambian la vida a la gente”, comenta María Fernanda.

Su sólida formación profesional hace que su práctica diaria esté basada en la ética.

“Siempre me preocupo de informarles a todos mis pacientes qué es lo real que se puede lograr versus las expectativas que pueden traer. Quiero que salgan contentos, pero no los engaño.  Les planteo las alternativas reales que existen para sus problemas. La gente puede pensar que arreglar algún defecto es algo rápido y que se solucionará en una semana. Pero, lo primero es que uno tiene que ser sincero. No saco nada con inventarle un gran cuento y decirle que tendrá una figura perfecta o una cara joven en pocos segundos si eso no va a pasar. A cada uno hay que explicarle qué es posible y qué no. Yo podría operar a mucha gente y acceder sin más a sus pedidos, pero eso hablaría mal de mí y, a la larga, sólo me generaría un mal nombre”, sostiene.