Fernando Haro y su apuesta por lo patrimonial

0 Comments
Elia Simeone R. – revista@fempatagonia.cl

 

Está al frente de una de las secretarías regionales ministeriales (seremi) más relevantes, como es la de Vivienda y Urbanismo, y tiene una carpeta llena de ideas y de planes, además de logros concretos desde que asumiera el cargo el año pasado. En todo ello, hay un denominador común, cual es el rescate y valorización de lo patrimonial.

Es el arquitecto Fernando Haro, titulado de la Universidad del Bío-Bío, para quien los afanes de gobierno no son cosa extraña, pues durante el primer gobierno de Michelle Bachelet había ocupado la dirección regional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA).

En el caso puntual de Punta Arenas, vislumbra un “regreso a su origen”, en cuanto a avenidas más anchas, parques y un crecimiento acompañado de forestación. Pero, en esto considera que se debe pensar en usar plantas, arbustos y árboles endémicos, propios de la zona. “El 97% de las especies que hay no son de acá”, repara.

Aunque valora la arquitectura que le dio cierto aire europeo a Punta Arenas, Haro es bien claro: “Lo primero que quiero decir es que no estamos en Europa, si bien nosotros tenemos influencias”.

Haro plantea que la recuperación de lo patrimonial parte por rescatar el legado de los primeros habitantes de Magallanes, así como la influencia de las corrientes migratorias, incluidas las del pueblo mapuche-huilliche. Esto lo ha puesto decididamente en acción al elevar al ministerio de Vivienda y Urbanismo una propuesta que implicó modificar las casas estándar que tal secretaría licita a lo largo del país, a fin de que los proyectos magallánicos consideren las particularidades de las costumbres y arquitectura regionales.

Así, en algunos conjuntos habitacionales que están por iniciarse se recupera la tradicional “cocina magallánica”, espacio que era el centro de los hogares de antaño, amén de apuntar adecuaciones arquitectónicas que permitan recordar la ruca, como vivienda pilar de los pueblos originarios.

“Respecto de esto, existía cierta caricaturización, pues no se trataba de llegar a un diseño de ruca propiamente tal, sino de rescatar aquellos elementos de pertenencia y amoldarlos con los avances tecnológicos”, acota.

Que la avenida de entrada a la ciudad vincule a los visitantes y a los habitantes con la Antártica y que se generen otros espacios temáticos son parte de sus proyectos.

Revista Fem Hogar conversó con Fernando Haro sobre estos temas y las problemáticas que enfrenta Punta Arenas como ciudad en expansión.

 

– ¿Cómo ve a Punta Arenas hoy como ciudad? Pasamos de una Punta Arenas romántica y orgullosa de tener arquitectura europea a una ciudad que ha ido perdiendo aquello y que ha crecido sin armonía.

– “Efectivamente, en sus inicios, tuvo influencia de estilos europeos y esto de primera fuente, pues estas tendencias llegaban primero acá antes que a Valparaíso u otras ciudades más importantes de la época. Y esto no sólo en Punta Arenas. Hay imágenes de Puerto Harris que en 1915 tenía un cine, se le consideraba una pequeña Manhattan. Lo que es hoy día isla Dawson tenía faroles, las calles tenían urbanización. Todas las embarcaciones grandes que se hicieron en Chile se confeccionaron en el gimnasio que todavía está en pie allí.

“Entonces, la ciudad pre-Panamá tenía una influencia que era muy fuerte y que la ordenaba y nos dejó esta imagen que se ha tratado de preservar. Luego, la ciudad empezó a crecer. En esa época, había una planificación que era prusiana, con esto de las cuadrículas y las cuadras, pero -si tengo algo que decir en contra de este romanticismo- es que no existía una planificación que considerara los atributos topográficos de la ciudad, como las alturas y las cotas.

“Cuando la ciudad se empieza a expandir al sector poniente, hubo algunas soluciones felices como fue el caso del Cerro de la Cruz, que destaca esto con un mirador y todo lo demás. Pero, también se dio un crecimiento que genera una bambalina, que es lo que ocurre de la calle Zenteno hacia atrás. Esa bambalina, que es hoy la población 18 de Septiembre, se transformó en un barrio emblemático, hizo que la ciudad crezca con mucho esfuerzo y autoconstrucción, pero que implicó que en toda la población no haya ningún parque, ninguna área verde.

“Otro elemento que se mantuvo en el tiempo es que fuera una ciudad no segregada y que no se etiquetara a una persona por decir: ‘Yo vivo en tal parte’ y que eso permitiera concluir que tenía más o menos poder adquisitivo. Donde uno vivía nunca fue un elemento de medición social en Punta Arenas. Queremos rescatar ese elemento. Por ejemplo, ahora estamos abocados a tener algunos proyectos habitacionales en el sector norte, pues está el estigma que todos los conjuntos sociales debían emplazarse en el lado sur, además de programar conjuntos que permitan la integración social”.

 

– ¿No ha perdido Punta Arenas su encanto de ciudad con aires europeos?

– “Lo primero que quiero decir es que no estamos en Europa y nosotros tenemos sí influencias. Y acá hay una discusión que he tenido con historiadores de repente, que era la cátedra a la que me dedicaba en la universidad también, pues hablar que el centro de Punta Arenas tiene arquitectura neoclásica es un error. Yo lo puedo comprobar porque no coinciden las fechas. El neoclásico va desde el 1700 y Punta Arenas se funda en 1848 y, por lo tanto, podemos hablar de influencias, influencias que, generalmente, son eclécticas. Tú vas a algún edificio patrimonial, que son muy bonitos, pero encuentras en una esquina Art déco, el boleo clásico, algo de la Belle Époque. Son mezclas que eran de la influencia y eso, en estricto rigor, se llama en arquitectura ‘historicismo’, que es cuando justamente se abrió a fines del siglo antepasado la posibilidad de viajar y que la gente empezó a viajar y a mezclar estilos. Así Chinoise, jarrones chinos, y arquitectura mediterránea. Es bonito, pero es la imitación de arquitectura mediterránea puesta acá”.

 

IMG_0668 copia

– ¿Pero, no considera que eso le daba valor a la ciudad?

– “Por supuesto, es un valor innegable, es un atractivo basal. Pero nos falta reconocer otras influencias que son las que ya estaban acá, que son las de los pueblos originarios. El otro día al alcalde se le propuso, a raíz de una noticia que salió en La Prensa Austral, que los pasos de cebra pueden usar motivos étnicos también, el punto y la línea, que son súper fáciles. Entonces, creo que todas estas cosas se pueden ir incorporando a la ciudad y hacerla más habitable”.

 

– ¿En qué medida el crecimiento de la ciudad ha hecho que se pierda la calidad de vida de sus habitantes?

– “Veo que Punta Arenas tiene una escala de ciudad que es abordable aún para mantener el buen nivel de vida que tenemos. Tenemos una calidad de vida que permite ir a almorzar a la casa, tomar la siesta de diez o quince minutos, mantener seguridad. Cuando uno va a Williams y le pregunta a la gente: ‘¿Por qué se vino a vivir de Valparaíso a acá?’, lo primero que te responden es: ‘Porque yo puedo dejar la llave de mi casa puesta en la puerta y porque mis niños pueden estar jugando hasta las once de la noche y no les pasa nada afuera’.

“Mantener eso pasa por varias cosas, como que controlemos la extensión de la ciudad, el tratamiento del agua y usar los elementos escénicos de la ciudad, al estar en una cota más alta y ver lo bonito que es mirar Punta Arenas desde la altura”.

 

Crecimiento periurbano y parcelaciones

– ¿Le preocupa el crecimiento periurbano, las parcelaciones? Tras los límites urbanos actuales, hay otra ciudad.

“Es preocupante. Nosotros, como ministerio, tenemos que actuar en los límites urbanos, no tenemos tuición fuera de ellos, en nuestro campo de acción no podemos hacer nada. Por ello, se ha planteado el tema del territorio y abordarlo en forma global.

“Al respecto, lo periurbano es una preocupación del intendente, en cuanto a regularizar una situación que es de todo derecho y dotar los servicios básicos, pero también controlar los términos inmobiliarios, donde hay vacíos legales. Queremos invitar a los parlamentarios a exponerle esta preocupación. Tú puedes generar por instrumentos legales, notaría principalmente, que media hectárea se convierta en un condominio. Se produce un crecimiento ameba. Eso es un vacío legal a nivel nacional hoy en día y queremos plantearlo como una preocupación y hacer ver que lo peor es que no siempre son de grupos vulnerables”.

 

 

 

‘Quiero Mi Barrio’, una de las mejores políticas públicas

A juicio de Haro, el programa ‘Quiero Mi Barrio’ ha sido fundamental y es una de las mejores políticas públicas, porque es efectivo, ya que permite que sectores deteriorados con gente de la tercera edad puedan unirse para mejorar su entorno. “Hay este concepto de la inequidad urbana cuando en Playa Norte tienes la Costanera al lado con un alto estándar y tienes Playa Norte con las calles sin pavimentar, sin aceras”, acota.

Para el seremi, uno de los aspectos valorables es la participación activa de la gente en la recuperación de su barrio. “Jorge Cvitanic y Santos Mardones están con el rescate de la mina Loreto, el tren. También se rompe la cadena etárea que siempre está muy arraigada en las juntas de vecinos, que es de gente mayor. Aquí hay brigadas de niños y podemos meter también temas culturales, etc., y que sea más holística la visión del barrio.

“En Puerto Natales, está el sector de Octavio Castro, una población más docente, que tiene esa identidad. Uno de los réditos de este trabajo es seguridad, que el vecino se conozca con el de al lado y que existan los derechos y los deberes de los habitantes, que las decisiones sean consensuadas con los vecinos”, remarca.

Lograr quitar los estigmas sociales de ser un barrio “malo” o “peligroso” también es otro de los plus de este programa, así como la posibilidad de planificar la ciudad e ir definiendo en conjunto los puntos que hay que arreglar.