Súrdico: El sello de la mueblería Atilio Cum

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Diseños únicos que rescatan lo esencial de la Patagonia chilena son parte de la nueva propuesta que ofrece en el local ubicado en Maipú 553, entre Armando Sanhueza y Chiloé.

La historia de la tradicional mueblería comienza cuando Atilio Cum llegó desde Italia a Sudamérica, escapando de la Primera Guerra Mundial. Inicialmente tenía proyectado radicarse en Buenos Aires, pero luego decidió probar suerte en Punta Arenas. En aquel entonces tenía 18 años.

“Viajó en un barco durante muchísimo tiempo y aquí trabajó con unos parientes haciendo muebles. En el intertanto conoció a nuestra nona, Verónica Filipic, quien era hija de inmigrantes yugoslavos. Después de un tiempo se casaron”, cuenta María Ester Roblero, una de las nietas de Atilio Cum.

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Tras ganar experiencia, el italiano decidió independizarse en una casa pequeña. Luego instaló un taller en el que trabajó a pedido y en el año 1946 puso una mueblería más grande en el mismo lugar.

“Del matrimonio Cum-Filipic nació nuestra mamá, que falleció en marzo de este año, y nuestro tío, quien se hizo cargo de la mueblería hasta que murió. De hecho, él fue quien amplió el rubro. Hubo un tiempo que fue el distribuidor más grande de pintura y artículos de ferretería en la región”, explica Cecilia Roblero, otra de las nietas del fundador y agrega que “cuando nuestra mamá se enfermó de cáncer, nosotros teníamos la opción de vender a puertas cerradas o tratar de hacer algo con esto. Entre los cinco hermanos decidimos seguir y quedarnos sólo con la venta de muebles”.

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Fue así como en conjunto reformularon la línea de los muebles, incorporaron propuestas únicas y rescataron elementos que evocaran la Patagonia. A raíz de ello, nació el concepto “súrdico”, de la mano del arquitecto Marko Matulic, quien se convirtió en el socio creativo de la empresa.

“Los diseñadores nórdicos trabajan muchísimo con materiales nobles y nosotros hacemos lo mismo, pero en el otro hemisferio. Aquí usamos barnices italianos que dan la sensación de que la madera no estuviera barnizada. Utilizamos lenga y para tapizar, piel de oveja”, cuenta María Ester y agrega que “nuestras ideas se basan en los colores de la Patagonia y están pensadas para la gente joven que vive en espacios más pequeños”.

Todos los productos exhibidos en Atilio Cum son realizados en el taller.

“Nuestro sueño es que alguien que vea uno de nuestros muebles diga: ‘Ah, esto es de la Patagonia magallánica’. Es decir, queremos lograr una identidad propia”, concluye Cecilia.

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