“Doble presencia”: ser madre y trabajadora a la vez

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“Al llegar a casa, buscar estrategias que desconecten del trabajo, pensando en el presente y no en todo lo pendiente o tareas por hacer” o “Que el tiempo para compartir con los hijos o hijas, por más corto que sea, concentre la atención sólo en ello, obviando durante ese momento las responsabilidades laborales”, son algunos consejos que entrega el psicólogo de Fundación Integra, Nelson Silva, para abordar esta dualidad de roles.

 

Ser trabajadora y madre al mismo tiempo no es una tarea fácil. Cada vez más, las mujeres son llamadas a ser “súper-mujeres”, donde la sociedad en general las invita a ser altamente exitosas en el ámbito laboral y, a la vez, entregar lo mejor de sí mismas en el ámbito familiar, donde son un pilar fundamental en la crianza de los hijos (as).

El concepto de esta “doble presencia”, acuñado por primera vez por una socióloga italiana, reflexiona acerca de la dualidad de roles y cómo la construcción histórica y social de ambos géneros se ha dado de manera asimétrica, recayendo más funciones en la mujer respecto de su par masculino.

El psicólogo del Departamento de Personas de Fundación Integra, Nelson Silva Gaete, explica que “desde inicios del siglo XX, con la incorporación de la mujer al mercado laboral, se ha luchado por la igualdad de condiciones laborales; sin embargo, a los roles de la mujer, la sociedad les ha sumado una responsabilidad fundamental en el cuidado de los hijos y labores domésticas”.

La literatura relacionada con la psicología del desarrollo plantea que la presencia de la madre – o de rol de madre – es fundamental para el adecuado desarrollo de los niños y niñas, mientras que el padre tendría un rol secundario en dicha labor. Este planteamiento viene a “respaldar la concepción social que tenemos en la actualidad respecto del rol que cumplen”, expone el profesional.

En la otra arista, vemos cómo “el mundo impulsa a tener un trabajo y, si no lo tienes, esto se convierte en un factor estresor”, afirma el psicólogo, enfatizando que el contexto laboral  “tiene exigencias a las cuales hay que dar cumplimiento, dentro de un sistema que está orientado al desempeño positivo y al éxito individual”.

Esta realidad de tener que abordar – y cumplir – positivamente ambas dimensiones, puede desencadenar en un riesgo psicosocial para la mujer, pudiendo “generar estrés y, con ello, enfermedades sicosomáticas, irritabilidad y malestares físicos, entre otros efectos”, asegura Nelson Silva.

 

Actuar para generar cambios

¿Podemos hacer algo al respecto? Existen tres factores que se deben considerar a la hora de atacar los efectos de esta “doble presencia”, aunque siempre “el primer paso es reconocer que algo está sucediendo y actuar”, expresa el psicólogo de Fundación Integra.

Cambiar la actitud, acudir a las redes de apoyo cercanas y mejorar las conductas del empleador son clave para empezar a generar cambios.

La actitud que se adopte frente a esta “doble presencia” es primordial para que no repercuta en el bienestar y las relaciones interpersonales y familiares. “Buscar espacios de autocuidado y que permitan relajación; por ejemplo, caminar desde el trabajo a la casa u otro tipo de actividades que no tienen por qué ser programadas o pagadas”, aconseja el psicólogo, señalando que la idea es buscar espacios que permitan disfrutar de cosas simples y de goce individual.

“Al llegar a casa, buscar estrategias que desconecten del trabajo, pensando en el presente y no en todo lo pendiente o tareas por hacer. Que  el tiempo para compartir con los hijos o hijas, por más corto que sea, concentre la atención sólo en ello, obviando durante ese momento las responsabilidades laborales”, sugiere.

Ser capaces de distribuir las labores domésticas entre las redes de apoyo más cercanas, por ejemplo, con algún familiar (pareja, hijos mayores, otro) también es un factor importante. “Las responsabilidades del hogar deben ser compartidas, no concentradas sólo en la madre”, destaca Nelson Silva.

Mientras que la contraparte en el espacio laboral también debe hacer lo suyo, reconociendo la importancia de la salud física y mental de las personas. En este sentido, resulta clave que el empleador sea capaz de identificar las preocupaciones y necesidades de los trabajadores, a través de una comunicación efectiva.

“La satisfacción y la flexibilidad son dos factores primordiales para conciliar el ámbito laboral y familiar. La invitación va dirigida a los empleadores, para que aborden el tema y sean capaces de flexibilizar en función de la tranquilidad y satisfacción de sus trabajadores. Un ejercicio de empatía que también repercute en los resultados”, asegura el psicólogo.

Fundación Integra es una institución que cuenta con un 98% de trabajadoras, de las cuales un alto porcentaje es madre, por lo que “uno de los esfuerzos de la institución, que crece día a día, está enfocado a acercarnos a nuestras trabajadoras, reconocer sus preocupaciones y apoyarlas toda vez que se requiera”, afirma el profesional del Departamento de Personas.